La reencarnación de Samuru... despierta

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Un cálido día de verano se presentaba en aquel pequeño riachuelo en un bosque sin nombre o lugar en específico.

La tierra no tenía edad, los lugares no tenían nombre ni dueño, mientras que, agregando una aún mayor felicidad en el ambiente, un sinfín de pokémon habitaban en lugar conforme algunos bebían un poco de aquella cristalina agua, o jugaban con los pequeños.

—Mi padre hizo un planeta idóneo de entre todos los universos que creó... donde nuestra especie podía vivir de manera amena y en paz... —La voz de Krin comenzaba a resonar en los alrededores, a la par que esta no inmutaba la presencia de ninguno de los seres que en aquel sector se encontraban, no pasando mucho cuando Yoshiro y el propio legendario pokémon comenzaron a verse en los cielos, siendo lo que ocurría abajo únicamente los recuerdos del propio Krin.

—Nuestro padre, mientras recuperaba sus fuerzas tras la creación, nos dio a Mew y a mí la tarea de mantener el equilibrio en el único mundo donde había dejado a nuestros hermanos y hermanas —la imagen de Krin y Mew sobrevolando el sector a la par que observaban y cuidaban a los pokémon de aquel bosque de igual manera, comenzaban a verse en aquellos recuerdos.

—Pasaron varios siglos... Mew y yo compartíamos con los seres vivos de esta tierra cada vez más, sin embargo, nuestra propia inmortalidad nos impedía el relacionarnos demasiado con el resto... digamos que no es muy grato ver a tus seres queridos morir constantemente —decía un poco desanimado Krin, a la par que Yoshiro únicamente se sentaba de piernas cruzadas en la propia "nada" donde levitaban.

—Sin embargo... fue cuando "aquello" ocurrió, cuando las cosas dieron un brusco cambio para todos —decía Krin un tanto más serio, únicamente para hacer que Yoshiro se exaltara levemente una vez que el mismo observaba cómo varios seres humanos, con rudimentarias prendas, formaban sus propias villas dentro de aquellos bosques.

—La aparición de los seres humanos —reconoció lo obvio Yoshiro, a la par que Krin únicamente fruncía el ceño levemente ante lo que observaba de igual manera.

—Las almas de los seres humanos no fueron creación de mi padre... ni siquiera con mi propia percepción de la realidad y el tiempo era capaz de saber "cómo" emergieron tanto en esta tierra, como en los otros universos donde mi padre prefirió no inmiscuirse —decía el pokémon legendario, a la par que Yoshiro se giraba levemente hacia este de una manera un tanto extrañada.

—Si bien no pude saber cómo llegaron... —los recuerdos de Krin comenzaban a cambiar conforme las villas humanas de igual manera empezaban a evolucionar...

Para luego terminar por transformarse rápidamente en el futuro donde los propios humanos cazaban y esclavizaban a los pokémon.

—Sí pude ver el futuro y observar lo que llegarían a hacer con los nuestros... —reconoció con tono serio y molesto Krin, a la par que Yoshiro observaba preocupado aquellas horribles escenas que se presentaban delante de sí.

—No podía permitirlo... no luego de todo lo que mi hermano y yo habíamos trabajado en mantener a salvo; no quería destruirlos, a como quizás estarás pensando —seguía diciendo Krin, a la par que desviaba levemente su mirada hacia el Zoroark, el cual permanecía observando tristemente la escena de aquel trágico pero a la vez bien conocido futuro.

—Pero... tenía que cambiar su pensamiento... modificar sus actitudes, eliminar por completo su avaricia que parecía no tener fin —las palabras de Krin exaltaron al Zoroark, a lo que el mismo únicamente se giró hacia el pequeño pokémon luego de ello.

—¿Eres capaz de eso? —preguntó sorprendido, Yoshiro, mientras que el serio rostro de Krin se mantenía.

—Quise intentarlo, Mew era el más indicado para ello... pero no era difícil modificar actitudes de los nuestros, aunque sabrás que no era necesario, pero... cuando intenté hacerlo con los seres humanos —la escena de Krin, estando este oculto de cualquier mirada, intentando adentrarse en la mente de un ser humano desprevenido, comenzaba a verse.

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora