No eres digno

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Su imponente orgullo vuelve a levantarse por segunda vez, ni siquiera Arceus es capaz de disuadirlo, el más fuerte aparece y su nombre es: ¡Samuru!

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"No eres más que el mero rastro de un experimento mal hecho, no tengo por qué escuchar las palabras de alguien como tú" —La voz enfurecida y seria de Arceus se comenzó a escuchar, a la par que la densa aura de aquellos dos seres incluso ahogaba de manera leve a los que ahí se encontraban.

—Debo admitir que este contenedor es muy malo para portar mi inconmensurable aura... solo estaré unos minutos más —Samuru se mantenía estático sobre aquella lanza, cuya punta ni siquiera hería la planta de su pie, a la par que observaba de reojo su mano derecha— Pero no me desagradaría darle una pequeña lección al pequeño que tuvo la cobardía de no plantarme cara y me atacó por la espalda —Samuru comenzaba a esbozar una larga sonrisa conforme el aura comenzaba a brotar de su piel con mayor intensidad, al igual a como era en el caso de Arceus.

"Me gustaría verte intentarlo, es más... ¡Te ordeno que lo hagas!" — respondió por telepatía y con risa al final, Arceus, causando en Samuru una tenue carcajada.

—¿Darme una orden?, es una broma ¿No? —Dijo de manera risueña el pokémon, antes de alzar su brazo derecho con tal de atacar a Arceus, al mismo tiempo que este último comenzaba a emplear todas sus tablas elementales, siendo tal el poder que comenzaron a desprender ambos seres, que toda la tierra comenzaba a comprimirse a su alrededor, salvándose la casa al encontrarse más alejada, pero no siendo el mismo caso para Harumi y los demás, los cuales alcanzaron a ser protegidos por Mew en un campo de fuerza psíquico que el mismo creó, antes de que el aura de aquellos seres comenzara a hacerles daño.

La presión aumentaba cada vez más, la sonrisa por parte de Samuru hacía contraste con el serio y enfurecido rostro de Arceus...

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Pero solo una voz fue capaz de exaltar el rostro del Zoroark.

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—"¡Ya fue suficiente! ¡Detente!" —Una femenina voz se escuchó a las espaldas de aquellos seres, al mismo tiempo que Arceus se exaltaba al instante en el que logró percatarse cómo el cuerpo de Yoshiro se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos, junto con la propia lanza de Yome.

—¡Por supuesto! —Fue lo único dicho de manera feliz por parte de Samuru...

Al mismo tiempo que se encontraba hincado, nuevamente con la lanza de Yome en mano, a un costado de Haruko, la cual había recién salido de la casa.

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—"Cre-Creía que no seguía ninguna orden..." —Pensó Mew por lo bajo, una vez que finalmente comenzaba a abrir el pequeño domo psíquico que había creado sobre este y los demás con tal de que aquella aura no los aplastara.

—Las palabras de mi hermosa Koemi son otro tema —Dijo ahora más feliz el orgulloso ser, a la par que levantaba de manera leve ambas manos y se encogía de hombros, exaltando a Mew luego de que el mismo Zoroark leyera sin mayor dificultad sus pensamientos.

Haruko simplemente levantó una ceja, extrañada ante aquellas palabras, a la par que la misma no sabía qué ocurría con el Zoroark en aquel momento, sin embargo, la misma situación imperante fue suficiente como para dejar aquel tema en segundo plano.

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora