Prohibida necesidad

65 8 26
                                    

Un poderoso poder, emerge, incompleto, busca ser controlado, más solo en la seria mirada de aquella pokémon se vio reflejado el cúlmine de su capacidad.

La ira e impotencia de Sayuri llegó a su máximo, las tensadas facciones de su rostro mezcladas con las lágrimas que aún emergían de sus ojos y recorrían sus mejillas, solo podían imponer terror.

La naturaleza psíquica y de fuego fueron las primeras en emerger en su totalidad una vez que el sello fue roto, aún faltaba mucho para lograr encontrar el control de las otras, más aquello era suficiente.

La telekinesis que Sayuri imponía no era monumental, pero sí muy concentrada, y lo suficientemente fuerte como para imponer el terror en el rostro de aquellas personas, cuyos labios de varios de ellos fueron cerrados por la misma fuerza.

La gente no tardó en correr, el caos emergió, sin embargo, tras un simple fruncir de ceño por parte de Sayuri, varias paredes psíquicas detuvieron de golpe a todas las personas a su alrededor. Los gritos empezaban a surgir en aquellos cuyos labios se lo permitían, Eimi intentaba soltarse, más su fuerza era inútil ante el sujetar de Sayuri, ni siquiera era capaz de perturbarla, su cuerpo parecía ser una roca inamovible mientras que la propia Delphox únicamente tenía su enojada mirada puesta sobre aquellos policías y jóvenes que habían golpeado a Takeshi.

—¡Tus manos donde las vea! —El grito enajenado y prepotente del guardia que acompañaba al que aún intentaba sujetar a Takeshi se escuchó, al mismo tiempo que alzaba su arma hacia la pokémon, más Takeshi había detenido por completo su forcejear, una vez que su mirada se posó con completa preocupación y pena, en Sayuri.

Sayuri no cambiaba de actitud la ira aumentaba en ella sin control, prontamente su poder crecía en consecuencia, al mismo tiempo que la energía que emanaba de su cuerpo hacía mover su pelaje cada vez con mayor brusquedad.

—¡No lo voy a decir una segunda vez, maldita! —La imponencia de Sayuri fue suficiente como para hacer que el oficial que sujetaba a Takeshi lo soltara y sacara su arma en contra de la Delphox.

Las lágrimas seguían brotando, las paredes a los alrededores de las personas lentamente comenzaban a estrecharse entre sí. Sayuri perdía el control.

Pero solo cuando el sonido del seguro de las armas se escuchó... el enfurecido grito de un tercer oficial entrando enajenado y alterado de un instante a otro en el lugar fue lo siguiente en emerger.

El actual jefe de policía e instruido de Yoshiro, Isao.

—¡Deténganse! —El grito enfurecido y con mirada superior emergió repetidas veces conforme aquellos oficiales no bajaban sus armas a la primera orden, nunca pensaron que era para ellos.

—¡Les dije que se detengan! ¡Son mis amigos! —Isao alzó su placa delante de los oficiales, más estos, aún apuntando, solo pudieron mirar con ojos abrumados y rostros pálidos conforme su autoridad se ponía encima de su empoderamiento.

.

.

Ni siquiera tenían permitido sacar su arma en contra de Takeshi... para ellos no se trataba de un ciudadano, únicamente de una salvaje pokémon que no merecía su respeto.

.

.

No les quedó de otra que acatar las órdenes... por mucho deseo que tuvieran de arrestar o dañar a la pokémon y al Kurogane por el estilo de vida que llevaban, Isao no se los permitiría. Aquel par de oficiales no tardaron en bajar sus armas, a la par que únicamente miraban de vez en cuando el molesto rostro de Isao, mas este último no tardó en preocuparse...

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora