Corrompidos por la oscuridad

88 10 11
                                    

Unas horas antes de que el caos se presentara en el pueblo de Hotaru...

—¡T-Tengo que ir donde Takeru! —Ryo, una vez que había vomitado finalmente aquella negra sustancia de su cuerpo, únicamente podía reflejar el propio horror al saber lo que deparaba el futuro de seguir así...

Era una escena completamente aparte de la que vivían aquella familia... las chicas y Takeshi ni siquiera estaban atento a ello, solamente podían reflejar la ignorancia y preocupación hacia la actitud de Ryo.

El negro vómito que aún yacía en el suelo emitía un constante vapor ante las altas temperaturas, al mismo tiempo que incluso parecía corroer la propia tierra ante la acidez de este.

Nadie se percató... cualquier ruido que hubiese sido capaz de emitir fue completamente ocultado por el prominente siseo naciente de aquel vomito cuando, desde este... dos negras criaturas de apenas unos cuantos milímetros de largo y ancho, sin forma aparente y con una infinita cantidad de delgados pies, comenzaron a emerger de dicho vómito.

Se ocultaron bajo la nieve... uno de ellos no tardó mucho en volver a entrar en contacto con el pie de Ryo, al mismo tiempo que el hombre ni siquiera se inmutaba o percataba de dicha existencia, a la par que aquella pequeña criatura terminó por impregnarse directamente a la piel del Kurogane, antes de que este y el resto de su familia comenzara a caminar hacia la municipalidad.

Al mismo tiempo que... conforme el siseo del vómito de igual manera cesaba, el silencio finalmente dominó aquel sector...

Mientras que aquella otra negra y pequeña criatura... comenzaba a caminar con apresurado paso hacia la casa más cercana.

.

.

.

.

Su pequeño cuerpo... pasó mucho tiempo antes de que finalmente llegase al hogar, siendo tan diminuto que no fue difícil para el mismo el poder pasar por debajo de la propia puerta de la casa.

Su misión aún estaba vigente, sin embargo, careciente de cualquier tipo de raciocinio y únicamente guiado por "aquella" orden, simplemente terminó por detenerse una vez que llegó hacia la habitación donde, sabía, tarde o temprano "aquel" ser se presentaría.

Y solo comenzó a moverse nuevamente... una vez que fue Hanako la que entró a su propia habitación.

.

.

Tras cerrar la puerta con brusquedad, las facciones de la Lopunny se transformaron por completo ante la acumulación de ira e impotencia, al mismo tiempo que apenas una ahogada lágrima fue el resultado de todas aquellas emociones, trayendo consigo únicamente un tenue bufido antes de sentarse en su cama.

Las memorias torturaban a Hanako... su niñez, las torturas, las humillaciones, el dolor por el cual Takeru pasaba en aquellos momentos y que ni siquiera era capaz de ir a su rescate; su inutilidad le hacía ver la realidad de la situación, y con ello la propia impotencia antes mencionada no hacía más que volver a sofocarla por completo, haciendo que la propia pokémon se tapara su rostro con sus manos con tal de tranquilizarse de alguna manera.

Mientras tanto, aquella pequeña criatura rápidamente comenzó a reaccionar, habiendo estado literalmente petrificada antes de que Hanako entrara a la habitación, comenzando así a caminar rápidamente a través de los espacios entra las tablas en el suelo, no emitiendo sonido alguno conforme cada vez se acercaba a Hanako.

Los recuerdos emergían sin piedad en la Lopunny... las vivencias con Takeru cuando eran esclavizados por Kazuma, las risas y burlas, las torturas y gritos de dolor, las lágrimas que en muchas ocasiones la afrontaron de niña...

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora