Última esperanza

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Tengo que advertirte, Yoshiro....

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La voz de Krin, dentro del subconsciente de Yoshiro, antes de volver a despertar, se escuchaba.

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No es seguro el que mi aura emerja en el plano físico... porque...

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"E-Esto es... Imposible..." —Takeru pensaba, a la par que en su rostro la estupefacción en su máximo esplendor se reflejaba junto con las propias gotas de sudor en sus mejillas —"¡Imposible, imposible, imposible, imposible!" —seguía en sus anonadados pensamientos el Lucario, a la par que la propia espada de Yome temblaba ante la propia fuerza que Takeru aún ejercía en la misma con tal de cortar al propio Yoshiro.

—Claro que es posible —dijo con normal tono el Zoroark, antes de volver a exaltar a Takeru luego de darse cuenta de que era capaz de leer sus pensamientos de igual manera, antes de que Yoshiro, con un simple golpe de sus dedos, hace que el mismo Takeru casi perdiera el equilibrio luego de que alejara bruscamente la propia espada...

Pero no siendo suficiente como para evitar el que el propio Lucario lanzara un sinfín de frenéticos cortes hacia el propio Zoroark gracias al propio impulso que este le dio.

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Las sombras residuales creadas por ambos cuerpos luego de que Yoshiro, esquivando cada uno de los cortes, se moviera al unísono en el que Takeru de igual manera lo atacaba, mostrándose apenas las siluetas de los mismos en posturas diferentes, una y otra vez.

Causando el estruendo correspondiente... en el momento en el que Yoshiro sujeta ambos puños del Lucario con tranquilidad y rapidez; siendo apenas percibido por el propio Takeru, antes de que el mismo soltara una de sus manos y, con toda aquella ira acumulada, lanzara un puñetazo imbuido en su aura, directo a la mejilla de Yoshiro.

Un pequeño instante... como si de una pequeña milésima de segundo se tratase, y fuese más que suficiente como para hacer que en el rostro de Takeru una satisfactoria y sádica sonrisa se esbozara...

Luego de que, de la propia boca del Zoroark, una pequeña hebra de sangre finalmente emergía de la misma después de recibir aquel puñetazo de Takeru, a la par que la cabellera del Zoroark ocultaba su mirada perdida ante aquel abrupto golpe que nuevamente hacía encorvar levemente su cuerpo hacia un costado.

A lo que solo la satisfactoria y enloquecida sonrisa del Lucario fue lo último que se vio... luego de que su hocico fuera literalmente enterrado de lleno en su rostro por el propio puñetazo del Zoroark, el cual, dando aquel golpe de un brinco luego de recibir el del propio Takeru...

Este hiciera que el cuerpo del Lucario rebotara una y otra vez en las blancas paredes de aquel contenedor.

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No hacía falta mencionar el que dichas paredes, al igual que las de antimateria que Ryo había creado antes, absorbían y contenían gran parte de la energía que entraba en contacto con ellas, pero aquel golpe fue tal, que fácilmente el cuerpo de Takeru terminó por rebotar unas siete veces, antes de que el mismo pokémon volviera a recomponerse, a lo que el mismo luego de ello, aun en el aire y con la propia enfurecida actitud, lanza dos cortes con las espadas, los cuales, como si de proyectiles se tratase, se desplazaron con gran rapidez hacia el Zoroark.

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora