Tu deber para con los que te necesitan

48 6 9
                                    

Las oscuras nubes comenzando a cubrir el cielo de aquel día lentamente denotaban la pronta lluvia que se avecinaba, a la par que las brisas cada vez más constantes reemplazaban en total contraste a la cálida mañana que había surgido.

La tetera a punto de hervir fue lo primero que se escuchó; en la cocina del hogar de Ryo y Harumi, esta última con las tazas a disposición, comenzaba a llenarlas.

En el salón, Takeshi y Sayuri hacía poco habían llegado, ambos únicamente partieron directo a su hogar tras sentir el rugido que Ryo había lanzado tiempo atrás, a la par que Takeru, recuperado, únicamente se encontraba de piernas cruzadas sobre el sofá a un lado de la propia Delphox y Hanako, al mismo tiempo que aprovechaba revisar el aura de Sayuri, tras lo pasado hacía pocos días con Kenji.

—Gracias... —Dijo amablemente Sayuri, conforme esta aceptaba una taza de té de Harumi, a lo que esta solamente le asiente con una sonrisa, antes de entregarle otra a su hijo.

—¿Mi papá ha podido curar a Akira? —Preguntó finalmente Takeshi, luego de que Takeru no dijera palabra una vez que llegaron a la casa, y el propio Ryo no saliera de la habitación donde este junto con su nieta se encontraban.

—Me dijo que Akira se sobre exigió demasiado cuando intentaron detener a Ryo, sus sellos son difíciles de romper sin el poder que Takeru tenía antes... —Conforme explicaba la mujer, Takeshi y Sayuri escuchaban atentos, mientras que Takeru, aún concentrado, únicamente frunció un poco el ceño con una mezcla de leve molestia e impotencia tras escuchar aquellas palabras —Va a tomarle un poco más de tiempo, pero se va a poner bien —Afirmó Harumi.

—Y... ¿Ryo? —Preguntó Sayuri con preocupación, únicamente para despertar un desanimado rostro en la mujer.

—Nadie quiere que lo vaya a buscar —Una nueva voz, más malhumorada, emergió, a lo que tanto Takeshi como Sayuri se giraron hacia Yuki, el cual estaba sentado en el sofá aledaño, con su cabeza vendada y de brazos cruzados —Ahora podría estar en cualquier lado... y la abuela fea no me deja salir —Terminó por refunfuñar el impetuoso mortal que se había atrevido a decir aquellas lapidarias palabras, a lo que solo la mera presencia aterradora de Harumi a un lado de este fue la primera respuesta palpable, mientras que tanto Takeshi como Sayuri solo observaban con una mezcla de miedo y preocupación.

—No volveré a repetírtelo, mocoso impertinente —Harumi únicamente empezaba a tirar con considerable fuerza la mejilla de Yuki, el cual solo podía esbozar facciones más encabronadas conforme no era capaz de oponerse al genio de la mujer, pero tampoco dándose a doblegar como cualquier otro mortal —Me importan veinte hectáreas de Digglet si quieres salir, tú con esas heridas tienes que guardar reposo; Haruko lo fue a buscar, así que deja de ser tan irrespetuoso con tus mayores y se paciente —Como si la misma de goma se tratase, Harumi simplemente volvió a soltar la mejilla del encabronado Yuki, la cual repercutió en su cara tras el pertinente estirar.

Yuki únicamente pudo inflar sus mejillas como respuesta, antes de que el mismo simplemente se entrecruzara de brazos, manteniéndose en silencio luego de ello.

¿Qué diablos tiene Yuki? Es como si fuera inmune a la ira intrínseca de mi mamá —Takeshi hablaba entre susurros y con una mezcla de temor e incredibilidad hacia Sayuri, la cual ahora únicamente observaba con inocencia a Yuki y a Harumi.

Que similares... —Dijo con una leve carcajada, Sayuri, al notar como una oscura estela de aura emergía tanto del cuerpo de Yuki como el de Harumi.

Sin embargo, las leves muecas de felicidad no duraron demasiado en el rostro de la Delphox, antes de que la misma se exaltara de manera leve, extrañando a Takeshi de paso, únicamente para ver cómo esta se giraba hacia la puerta de la casa.

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora