Objetivo cumplido

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La fría mirada de Ryo solo podía hacer el claro contraste con las impactadas e, incluso, asustadas de aquellos militares que lo reconocieron tan pronto posaron sus ojos sobre este.

—¿Dónde está Takeru? —fue la primera y clara pregunta dada por el hombre, a lo que el asustado y un tanto atarantado actuar del par de soldados, apuntando con sus armas hacia Ryo, apenas y pudieron ser los únicos actos que cometieron antes de que el Kurogane, ahora delante de ellos una vez que recorrió esa corta distancia al instante, tomara sus armas con ligereza y, con el simple y rápido lanzar de dichos objetos hacia sus estómagos, los sacara expulsados hacia los costados.

A la par que... no desviaba su mirada hacia la mujer a la que le había dicho aquella pregunta.

—¿Dónde está Takeru? —las mismas palabras se repetían con un leve aumento de tono por parte de Ryo, al mismo tiempo que Suzume, aterrada de lo que observaba, simplemente caminaba hacia atrás al mismo lento paso con el que el propio Kurogane se acercaba a la mujer.

Suzume no podía desviar sus ojos de los azules oscuros de Ryo... su imponencia y sadismo reflejado en su actuar solo causaban el propio horror en la mujer, a la par que, al no ver nada más que aquello, no tardó en tropezarse, teniendo como única opción el seguir arrastrándose hacia atrás.

—¡¿Q-Qué está pasando?! ¡¿P-Por qué est...?! —Suzume empezaba a decir asustada en gritos, sin embargo, la voz de Ryo al mismo tiempo que esta chocaba su cabeza una vez que llegó contra una de las paredes de la casa, la congelaron por completo.

¡Dime dónde está! —La tez de la tercera fase del estado aural controlado terminó por recubrir donde antes las venas del segundo estado se encontraban, mezclado con el prominente grito de bestial tono que Ryo lanzó hacia la asustada mujer, la cual solo pudo gritar ante aquello, llegando incluso a derramar algunas lágrimas por el propio miedo a aquel "monstruo".

Sosegando por completo cualquier acto... una vez que la mano de Ryo tomándola por su cuello, vuelve a exaltar a Suzume en su totalidad.

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La respiración de Ryo era cada vez más agitada ante la ira que lentamente se apoderaba de su cuerpo, al mismo tiempo que las "venas" de sus mejillas lentamente comenzaban a desplazarse por su cuello, mientras que Suzume se llevaba ambas manos hacia la muñeca del Kurogane, ante el ahogo que el propio hombre se negaba a detener.

N-No... s-sé... —Suzume apenas podía decir aquellas palabras ante tales tratos, a la par que más lágrimas comenzaban a emerger tras finalmente darse cuenta del peligro y horror que, de un momento a otro, comenzó a experimentar en tan solo unos cuantos minutos, al mismo tiempo que dichas lágrimas empezaban a recorrer las mejillas de la mujer

Y no es sino cuando estas alcanzan a tocar los dedos de Ryo, cuando el propio hombre abre sus ojos, completamente impactado...

Luego de notar finalmente, tras aquel "íntimo" contacto, el aura de aquella mujer la cual había sido completamente opacada ante la propia ira acumulada en el interior de Ryo.

Viendo como en Suzume, únicamente la ignorancia, el miedo y la pena era lo que se demostraba en su aura.

No fuiste tú... —reconoció completamente rendido y estupefacto Ryo, al mismo tiempo que soltaba en el acto el cuello de Suzume, trayendo consigo un brusco toser junto con el tan necesitado respirar, cayendo nuevamente al suelo luego de ello.

¿P-Por qué ha-haces esto? —Suzume intentaba hablar conforme finalmente su respiración se normalizaba, sin embargo, Ryo únicamente podía bajar la mirada con furia e impotencia ante lo que acababa de cometer —¿¡Quién eres?! —gritaba ahora enojada y con aún algunas lágrimas la mujer, al mismo tiempo que alzaba su mirada hacia aquel hombre que nuevamente había adoptado la segunda fase de su estado aural.

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora