Capítulo 3

4.9K 313 10
                                    

-¡______!-y la voz de Joel hizo que inmediatamente volteara a observarlo-¡Mira lo que encontré!-tenia un libro entre sus manos.
-¿Amanecer?. Joel, apenas llevo los primeros dos. ¡Ése es el cuarto!-dije refiriéndome a la saga de la historia que tanto me gustaba leer.
-Lo sé, pero, bueno, al menos ya sabes que cuando lo quieras leer, lo encontrarás aquí-se encogió de hombros.
Sonreí ante su comentario. Volví la mirada hacia donde se había ido aquel chico, pero ya no vi nada.
-Joel...-hice una pausa indecisa de continuar, pero al fin de cuentas lo hice-¿No viste a un chico con chaqueta de cuero negra, lentes oscuros y una gorra negra?-cuestioné recordando al extraño con el que había chocado minutos antes.
-No, ¿por qué?. ¿Te hizo algo? ¿Intentó asaltarte?-soltó una lluvia de preguntas con un matiz de preocupación.
-No-reí-¿Por qué piensas eso?.
-Bueno, a como me lo describiste lo primero que se me vino a la mente fue un ladrón, un secuestrador o un delincuente... no sé-se encogió de hombros frunciendo el ceño.
-Nada de eso, Joel. Olvídalo ¿si?.
Joel se encogió de hombros de nuevo y se volvió para ir a dejar el libro de donde lo había tomado.
Encontré la información que buscaba, y exhausta pero satisfecha, terminé.
Joel me llevó a casa.
-Hasta mañana, Joel-dije bajándome del auto.
-Claro...-me sonrió-...de nada-susurró sarcástico para sí mismo pero alcanzé a escucharlo. Me volví hacia él.
-Gracias-musité. Él me dio una sonrisa a medias y se marchó.
Entré a la casa, dejé mi morral sobre el sofá y me encaminé a la cocina; no tenía ni una pizca de ánimos para cocinar, pero si la suficiente hambre como para obligarme a hacerlo. Apenas agarré el sartén, el timbre sonó. Suspiré enfadada y me dirigí hacia la puerta para abrirla.
Del otro lado había una linda señora como de unos 40 años, 42 como mucho. Cabello negro, linda sonrisa, con las mejillas ruborizadas de un color natural y una piel que a simple vista parecía ser suave.
-Hola, soy Jenny Muñoz, me acabo de mudar-señaló con su pulgar hacia atrás haciendo referencia a la casa de enfrente.
-Soy ______, un gusto-le extendí la mano y ella la tomó.
-Un placer ______. ¿Tus padres no están?.
-No-negué con la cabeza-Ellos están de viaje... Negocios-aclaré.
-Oh bueno, me hubiera encantado conocerlos, pero creo que estamos en las mismas condiciones; uno de mis hijos está trabajando ahora, y el otro creo que fue a la librería para estudiar. Mi esposo en realidad trabaja mucho, tendrás suerte si lo ves salir de la casa-rió-Pero no te preocupes, en cuanto mis hijos se desocupen, les diré que vengan a presentarse.
-Me encantaría conocerlos.
-Traje un regalo como acto de presentación. Espero que te guste-dijo entregándome el postre que tenía en sus manos.
-Muchas gracias. Le llevaré el plato cuando lo termine.
-No te preocupes, cariño. No te presiones en terminartelo o no lo disfrutaras-sonrió y segundos después se despidió.
Me agradó. Era una persona gentil y el pay era delicioso; aunque, con hambre a mí todo me sabe bien. Sólo comí una pequeña porción de aquel delicioso postre y preferí hacer partícipe a Joel al día siguiente.
Gracias a eso, ya no tuve que cocinar; así que llegada la hora me fui a descansar a mi habitación. Y acomodándome en mi cama, dejé que el sueño hiciera de mí su víctima.
//Era un salón grande, adornado con telas y hermosos candiles. Sus vitrales eran enormes y daban vista a un hermoso jardín lleno de pequeñas lucesitas blancas.
Lo buscaba con la mirada queriéndome abrir paso con los ojos entre toda la multitud que grácilmente bailaba. Todas las damas usaban un vestido al estilo de la época colonial, ostentosos; los varones usaban esmoquin, y todos cubrían su cara con un antifaz; excepto yo. Ni siquiera sabía de qué era la fiesta; la música sonaba y la gente bailaba a mi alrededor, pero lo que quería era encontrarlo a él.
Mi mirada siguió examinando el lugar, y mis labios dibujaron una sonrisa al encontrarlo por fin.
-¡Richard!-grité para que pudiese verme.
Él me miró con su característica mirada desentendida y como si yo no fuese nadie, se giró. Tomó la mano de una chica y pasó justo delante de mí, ni siquiera me observó, mantuvo su mirada al frente como si yo fuese uno más de los adornos que nadie se molestaba en apreciar, y entonces lo vi perderse entre la multitud.
Sentí una fuerte punzada en mi cabeza y la vista se me nubló. Todo empezó a dar vueltas. ¿Cuánto tiempo tendré que esperar para sentir el impacto de mí contra el piso?.
Y entonces, una calida y suave mano tomó la mía; y todas aquellas horribles sensaciones se esfumaron. Se acomodó detrás de mí; vestía un esmoquin negro como los demás y también usaba un antifaz que no me permitía ver su rostro, pero sabía perfectamente que era él, al que desconocía pero que me transmitía tanta paz.
-¿Tocaron la puerta de tu corazón y la derribaron desgarrada?-preguntó.
Con la cabeza baja y la mirada hacia el suelo, asentí llena de tristeza. Me levantó con sus dedos el mentón delicadamente y se me quedó mirando.
-Yo te ayudo a empezar y construirla de nuevo.\\
Y entonces desperté; una lágrima había escapado de mis ojos y se había fugado libremente por mi mejilla. Era suficiente. Ya no podía soportarlo más, ahora estos estúpidos sueños habían tocado una parte de mis recuerdos muertos haciéndoles despertar. Miré el reloj, faltaban diez minutos para las ocho, esta vez era sábado, no había escuela.
Me levanté más que frustrada, había prometido no volver a llorar por él, y ahora, aunque inconscientemente, había roto mi promesa.
Llamé a Joel, íbamos a ir a desayunar a McDonald's por lo tanto él pasó por mí a los veinte minutos de mi llamada.
-¿Cómo amaneciste hoy?-preguntó amable al verme subir del auto.
-Amanecí, y eso es lo que importa-fruncí el ceño.
-¿Y ahora qué te ocurre?-musitó frustrado. Silencié por unos minutos.
-Nada-contesté al fin mirando hacia la ventana del auto.
-¿Nada?. ______, he estado contigo diécinueve años de mi vida; desde que tengo uso de razón he aprendido cada una de tus expresiones, sé lo que significan; sé lo que sientes con sólo mirarte a los ojos. Ahora vienes, y tus ojos desprenden una enorme tristeza, ¿y me dices que no tienes nada?. ¿Cómo piensas que creeré eso?.
Me quedé sin responderle, cuando me di cuenta, ya habíamos llegado al restaurante. Se estacionó cerca de la entrada y bajé del auto al igual que él.
Entramos en el establecimiento, y mientras yo esperaba sentada en una mesa a que Joel viniera con las chatolas de comida, comenzé a pensar. Joel era mi apoyo, el único con quien podía hablar, el único que conocía hasta el último cabello de mi cabeza, era inútil que intentara ocultar algo cuando él perfectamente se daría cuenta de que lo hago; además era injusto por hacerle partícipe de mis frustraciones.
Joel llegó con dos rojas bandejas que sostenía una hamburguesa, papas fritas y una Coca-cola fría cada una; acomodó una delante de mí, y se sentó enfrente mío en la mesa.
-¿Por qué no quieres decirme?-insistió.
-Es que... eres hombre, Joel.
-¿Eso es un insulto?-frunció el ceño.
-No, pero me es difícil y un tanto incómodo decírtelo.
-Oh, ya entiendo-sonrió-Problemas con tu periódo, ¿cierto?.
-¿Qué?. ¡No!.
-Entonces no entiendo que puede ser. Hemos compartiendo todo desde siempre, sé hasta tu más profundo secreto.
-¿Mi más profundo secreto?.
-Si, ya sabes, lo del jardín de niños, cuando...
-¡Ya!-lo interrumpí-Ya lo recordé. Es que... De acuerdo, pero prométeme que no te reirás.
-Lo prometo.
Suspiré y comencé.
-Cada noche sueño con un chico, no sé quien es; pero cada vez que él está cerca, me acaricia, o me habla; me siento tan... feliz-dije mientras Joel me escuchaba atento.
-¿Cada noche? ¿Diario?-preguntó incrédulo.
-Cada vez que el cielo se digna a colocar su firmamento-dije triste.
-¿Y eso te molesta?-cuestionó confundido-Es decir, apuesto a que cualquier otra chica que soñara eso estaría amocionada, o por lo menos disfrutando de esos sueños. Tú los tomas como pesadillas cuando son todo lo contrario.
-No, Joel. Llevó soñándolo desde hace dos meses y ¿sabes cuán frecuente es soñar así con alguien a quien ni siquiera conoces?. Además, cada vez que intento verle el rostro; está oscuro, ó trae una máscara, ó simplemente me despierto.
Intenté controlar mi agitada respiración y controlar un poco mi elevada voz. Me había alterado.
-Tranquila, ______-musitó Joel-Mírame a los ojos-me ordenó, pero no moví ni un centímetro la mirada de la mesa-______...-insistió. A regañadientes lo miré.
-Además...-mi voz parecía proveniente de una cueva; no con eco, sino lejana, que fácilmente podría perderse entre todo el ruido-Esta vez jugó sucio-sacudí la cabeza y Joel me miró intrigado-Tocó una puerta de mi memoria que me había negado rotundamente a abrir de nuevo. No sólo soñé con él, sino también con...-quería pronunciar su nombre, era como querer hablar bajo el agua, o en un ambiente intoxicado de humo; imposible no ahogarse.
-¿Richard?.
Y ahí estaba, no lo había pronunciado yo, pero era una sensación parecida al oírlo de los labios de Joel. Asentí tristemente.
-______, ¿me contarías el sueño?-preguntó con cautela.
-Estaba en algún evento parecido a un baile, las mujeres usabamos vestidos de la época colonial, y los varones vestían esmoquin con anitifáz. Buscaba a... Richard-y mi voz tembló al pronunciar su nombre-Y lo encontré, lo llamé y me ignoró como si yo fuese nada. Sentí mis fuerzas flaquear y antes de que pudiera tocar el piso; allí estaba él.
-¿Él?.
-El desconocido, él. Y entonces me sentí tranquila, llena de paz... feliz.
-______, no soy interprete de sueños; pero si soy tu amigo y te conozco. No por un idiota que no te supo valorar en el pasado vas a perder las esperanzas de encontrar a alguien que en verdad te quiera; no dejes que tus sueños se queden estancados a la mitad del camino, vive lo que ahora es tu vida.
-Joel, yo ya lo olvidé.
-No es verdad, ______-me contradijo firmemente-Te ha afectado demasiado. Has cambiado. Te has vuelto más fría.
-Eso no es...
-¡Ya no me digas que no!-musculló interrumpiéndome-¿Cuándo fue la última vez que tú y yo pasamos tiempo juntos como los mejores amigos? ¿Cuándo fue la última vez que reíste hasta que tu estómago se quejara del dolor? ¿Cuándo fue la última vez que creíste en que los sueños se cumplían. Y Ahora dime. ¿Desde cuándo que tu boca dice maldiciones? ¿Desde cuándo que ya no socializas con las personas? ¿Desde cuándo dejaste a la niña sencilla y risueña que yo conocí desde los pañales?. Saca cuentas ______, y no digas que no te ha afectado.
Enmudecí ante sus palabras, por mucho que yo lo negara o por mucho que yo le diera vueltas al asunto, sabía que él tenía razón, siempre la ha tenido. Una lágrima corrió por mi mejilla; cerré los ojos desviando mi cara, y entonces sentí los brazos de Joel albergando mi cuerpo con ternura.
-¿Y ahora qué?-pregunté separándome de él.
-Ahora...-sonrió-Te comerás esa hamburguesa por que la pagué yo y tú sabes que el dinero no es muy característico en mí-ambos reímos-Y, te emocionarás y dedicarás a encontrar el chico de tus sueños... literalmente-sonrió.
-No lo sé Joel, quizá todo sea...
-No, no, no empecemos mal, ______. ¿Y qué si es absurdo?. Hay tiempo suficiente para descubrir quién es el chico, y será divertido tratar de hacerlo-sonreí y me encogí de hombros-Ahora, dices que cada vez que intentas verle el rostro; por algo no puedes, ¿cierto?-asentí-Bueno, y porqué mejor no le preguntas su nombre.
Reí y asentí con la cabeza.
Y allí me di cuenta de dos cosas; una es que hablar con Joel había sido más fácil de lo que pensé, él completaba correctamente las frases que yo no termino y le veía el lado positivo a todo. Otra, es que me dí cuenta de lo tonta que era por no recordar esas cualidades en Joel.
Comimos el postre en mi casa; el pay que me había obsequiado Jenny rindo más de lo esperado.
Cuando la noche llegó, me dormí con aquel pensamiento en mente. Conseguir el nombre de aquel extraño que dulcemente me atormentaba todas las noches.

Las alas de mi Ángel >Christopher Vélez y Tú< (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora