Capítulo 13

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-¡______! ¿Cómo has estado?.
-¡Zabdiel, hola!. Bien y ¿tú?-pregunté mientras se acercaba.
-Completamente feliz. ¿Vas a algun lado?.
-En realidad, sí. A la librería.
-¿Quieres que te lleve?-dijo señalando su negra camioneta que estaba estacionada en la cochera de su casa.
Pensé por un momento. Esto me convenía, no hablando del hecho de que me ahorraría una larga caminata, sino por el hecho de que quizá le pueda sacar algo de información a Zabdiel acerca de Christopher.
-Claro, gracias-le sonreí.
-Es lo que menos puedo hacer-me devolvió la sonrisa.
Crucé la calle para seguirlo hasta su cochera y cuando él me abrió la puerta del copiloto, subí agradeciéndole con una sonrisa.
Arrancó la camioneta y mientras buscaba las palabras correctas en mi mente para comenzar a hablar sobre Christopher sin verme tan obvia, Zabdiel empezó a hablar.
-Andrea te manda saludos.
-Oh Andrea, ¿cómo está?.
-Bien, aunque muy ocupada, tiene mucho trabajo.
-Entonces, ¿ya no has salido con ella?.
-Por ahora, no.
-Lo siento.
-¿Porqué?. Gracias a ti y a los consejos que me diste...-sonrió-Simplemente gracias.
-¿Entonces ya son novios?-pregunté sorprendida.
-Aun no, pero estamos por serlo; quizá en la tercera cita se lo pida. Gracias por darme la confianza que necesitaba, ______.
-No tienes nada que agradecer, y me alegro mucho por ti... Por ambos-corregí-Hacen una muy linda pareja.
-Sí, gracias. ¿Y a ti, cómo te ha ido?.
-No me puedo quejar, aunque esta semana tendré exámenes a diestra y siniestra-dije torciendo el gesto.
-Pues, te deseo toda la suerte del mundo-me sonrió.
-Gracias.
Me preguntaba cómo Zabdiel podía ser todo un amor y Christopher un completo patán.
Llegamos a la librería y para mi sorpresa, Zabdiel bajó conmigo. Me sentí tan bien de contrar con un amigo diferente para estas cosas. Entré buscando el libro que llevaba meses queriendo comprar; no estaba muy lejos, sino que se situaba en una de las mesas primeras junto con otros libros más.
-¿Tú también los lees?-preguntó Zabdiel al verme tomar el grueso libro entre mis manos.
-¿Tú los lees?-le miré sorprendida.
-Yo no, Christopher. Poco después de haber llegado aquí, tomó un interés muy especial por esos libros.
¡Es un falso!. Me dice que soy yo la que leo muchos libros y resulta que él hace lo mismo. Pero al menos la plática sobre Christopher ya había comenzado, y aún así, no sabía ni que decirle acerca de él, no tenía ni la menor idea de cómo sacarle la información a Zabdiel.
-Por cierto, ¿cómo te la pasaste con él el otro día?-me preguntó sacándome de todas las cavilaciones posibles que mi cabeza producía.
-Ammm... bien-dije nerviosa sin saber porqué.
-Sólo ¿bien?. Eres igual que Christopher, me dijo lo mismo-dijo frunciendo el ceño.
Me dirigí a la caja para pagar el libro y Zabdiel me siguió.
-¿Sabes, Zabdiel?. Te seré sincera-dije mientras recibía el cambio de la mano de la rubia que me atendió.
Zabdiel me miró intrigado, mientras yo le sonreía a la chica que me entregaba el libro.
-¿Sincera?-preguntó al ver que yo había dejado de hablar.
-Sí. ¿Quieres tomar un café y te cuento?-sonreí al salir y ver el Starbucks de a lado.
-Claro, pero yo pago-dijo abriéndome la puerta del establecimiento como todo un caballero.
Nos sentamos en una de las mesas, no sin antes pedir nuestras ordenes.
-Dime entonces-insistió puesto que mi silencio aún se hacía presente. Suspiré.
-No creo que le agrade mucho a tu hermano-confesé como quien no quiere la cosa.
-Aammm... él es... un poco raro; pero te aseguro que no es una mala persona.
-No estoy diciendo eso Zabdiel, sólo quiero saber porqué no le agrado.
Mi amigo me miró por un segundo, parecía saber muchas cosas que para mí aún eran desconocidas.
-Sólo dale una oportunidad, ¿quieres?.
-¿Oportunidad? ¿De qué? ¿De ser grosero?-fruncí el ceño.
-No-suspiró-______, créeme que...-se interrumpió a sí mismo quedando en silencio por un par de minutos-Christopher no es como parece ser-dijo al fin.
-Sé cómo se comporta con las demás personas, pero lo que necesito saber es, ¿porqué se comporta así conmigo?. ¿Qué le hice?-sin darme cuenta mi voz sonaba desesperada. Con un cierto matiz de anhelo por saber.
-______, de verdad me siento mal por no poder responder eso; pero te aseguro que no le has hecho nada malo a Christopher, es sólo que... él es un poco terco.
-¿Terco?. Pero...
Mi celular sonó indicándome que me llamaban e interrumpiéndome el habla. Miré la panta, en ella se dibujaba el nombre de Joel.
-¿Me disculpas?-dije señalando el celular en mi mano que aún sonaba con una de mis canciones favoritas.
-Claro.
Me giré levemente sobre la silla y contesté.
-¿Qué pasa, Pimentel?.
-¿Es un mal momento?-preguntó la inocente voz de mi mejor amigo al otro lado del auricular.
-¿Qué?-pregunté confundida.
-Me llamaste Pimentel.
-Oh, no, Joel; bueno, estoy con Zabdiel en Starbucks-inconscientemente me molestó que me interrumpiera.
-¿Con Zabdiel? ¿Me has remplazado?-dijo con horror fingido y no pude evitar reír.
-No tonto, eres irreemplazable; sólo se presentó la situación.
-De acuerdo, de acuerdo.
-¿Para qué me llamaste?-pregunté.
-Mmm... olvídalo.
-Pimentel.
-No tiene importancia, ¿si?-me tranquilizó-Te veo mañana temprano. Cuídate, adiós. Ah, y envíale saludos a Zabdiel de mi parte. Hasta mañana ______, te quiero.
-También te quiero, Joel. Hasta mañana-colgué la llamada y me giré hacía Zabdiel, éste me miraba atentamente-Ammm... Joel te manda saludos.
-Qué amable-me sonrió.
-Todo un amor, no sé qué haría sin él.
-¿No se puso celoso?.
-¿Joel?-reí, al parecer Zabdiel y Christopher pensaban de la misma manera-No, sé que le alegra que conviva con más gente.
-Parece un buen chico.
-Lo es, el día que lo conozcas en persona te agradará-le aseguré.
-Eso espero-me sonrió de nuevo.
-Volviendo al tema...-musité pero me interrumpí a mí misma al ver mi Vainilla Latte ya en la mesa; al parecer cuando hablaba con Joel me lo habían traído.
Evité distraerme con cosas tan simples y sacudí la cabeza para enfocarme en el tema que no tenía pensado abandonar tan fácilmente. Pero Zabdiel interrumpió mi silencio.
-______, sólo te diré un par de cosas-tomó una buena bocada de aire y prosiguió-Christopher es un buen chico, jamás le haría daño a nadie; mucho menos a alguien como tú...-silenció por un momento-Y por favor, necesitas dejar en claro que Joel es sólo tu mejor amigo.
Tardé unos minutos en sopesar todas y cada una de sus palabras. Aveces odio que mi mente trabaje demasiado lento.
-¿Porqué...?-mi boca aún parecía torpe puesto que no había mucha relación con mis pensamientos, aunque ambas partes eran similares.
-Sólo para evitar malos entendidos-se apresuró a decir mi buen amigo-¿Nos vamos?-dijo poniéndole sutilmente un punto final a la conversación.
Me limité a asentir torpemente, esta noche me esperaba una larga charla con mis pensamientos.
Veía que Zabdiel no quería hablar más del tema, incluso parecía que había hablado de más debido al rostro cauteloso que ahora se apoderaba de su cara. No hubo mucha conversación durante el camino de regreso a casa, pero al menos los prolongados silencios no eran incómodos.
Había pasado la mayor parte del día uniendo todas las palabras de Zabdiel para encontrarles algún sentido, alguna explicación, pero nada. Volví una vez más a intentarlo, a pesar de que la noche ya marcaba una hora apremiante. Quería encontrar el misterio que Christopher guardaba dentro de sí, el misterio que lo hacía actuar de forma tan arrogante pero que, de alguna manera me tenía ciegamente encantada. Pero entonces, otra duda asomó a mi cabeza; ya no era sólo el por qué del actuar de Christopher, sino el gran por qué de mi terco interés. Desde que conocí a Christopher, me he dedicado al por qué de su actitud; normalmente yo no soy así, pero algo había dentro de Christopher que me obligaba a estar allí, intentando descubrir su gran misterio.
Entre pensamientos y cavilaciones fallidas, logré quedarme dormida.

Las alas de mi Ángel >Christopher Vélez y Tú< (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora