Capítulo 28-T2

2.6K 230 22
                                    

-¿Y me lo preguntas?. Christopher, has llegado a cambiar mi vida-el nudo en la garganta se me hizo grande-Sin ti, mi vida es como un agujero; no hay luz, aire, espacio, ni vida. Christopher...-musité al borde de la desesperación-Te amo más que a mi propia vida, siempre te he amado, y siempre lo haré.
De pronto, su cuerpo dejó de parecer tenso, como si se deshiciera de algún peso que llevaba cargando, y me miró lleno de tristeza, aunque en sus ojos se podía ver una chispa de alegría.
Entonces no pude más, caí al césped, vencida ante el dolor de la brecha que aún permanecía abierta en mi pecho, esperando su respuesta. Me llevé las manos a la cara y me solté a llorar como una niña pequeña cuando pierde a su madre. Arruinarme el maquillaje era lo que menos me importaba.
De pronto sentí sus brazos abrigando mi trémulo cuerpo. Allí estaba, abrazándome de nuevo, abrigándome en sus alas, ese calor era todo lo que yo quería sentir.
-Di algo-farfullé, con un hilo de voz-Dime si todavía me quieres-tenía miedo de hacer esa pregunta, pero tenía también que saber la verdad.
Y yo ya lo había dicho antes, si él no me amaba ya, al menos que no se fuera era lo único que yo le pedía.
-Prometimos estar siempre juntos-musitó y pude sentir el roce de sus dedos en la fina cadena que pendía de mi cuello.
-Me prometiste que me amarías siempre-le recordé, aún escondido mi cara entre los puños que se habían formado en mis manos.
-No rompí mi promesa-murmuró, me levantó el mentón con delicadeza, haciendo que un cosquilleo me recorriera todo el cuerpo.
-Pero, me dijiste que ya no me querías-gemí ente el recuerdo.
-Lo sé... esa vez me esforcé tanto por madurar, pero fingir fue lo único que aprendí-me acarició la cara con los dedos-No llores, por favor. No soporto que llores por mí, no pensé que mi partida te hiciera tanto daño.
Cerré los ojos y enterré mi cara en su pecho, pude sentir su corazón, latiendo al mismo ritmo que el mío.
-Sólo dime que no te irás de nuevo, no podría vivir sin ti. Ya no-murmuré, ahogada en llanto.
El silencio que guardó me hizo estremecer, su respuesta no fue inmediata y eso me asustó en gran manera. No quería mirarle a la cara, pero me obligué a hacerlo. Su mirada estaba concentrada en algo que no lograba descifrar.
-Christopher... por favor-supliqué.
Él me miró, y sus ojos desprendieron una preocupación que no supe identificar.
-No vas a volver...-adiviné y la voz se me quebró.
-_______... es que... conseguí un buen trabajo en... las afueras de la ciudad y...-musitó.
Me encogí de nuevo, el labio inferior me temblaba y las lágrimas salían descontroladas, ¿era tan egoísta como para pedirle que no se fuera a pesar de ello?. Yo lo amaba, pero no podía pedirle ahora que se quedara, no si él no quería.
-No iré a ningún lado, _______-musitó, seguro-No si tú no estás allí.
Me hizo mirarlo de nuevo, esta vez impulsada por sus palabras.
-Te dejé una vez, y no voy a hacerlo de nuevo.
-Pero tu trabajo...-murmuré.
-Al diablo mi trabajo, puedo conseguir otro aquí. Pero dime que me amas-me pidió y colocó su mano en mi mejilla, acunándola.
-Te amo, Christopher. Te amo con cada fibra de mi cuerpo, con toda la intensidad de mi alma y con todo el peso de mi corazón.
Su sonrisa me deslumbró, ¿hace cuánto que no la veía?.
-Dime si tú me quieres, Christopher. Necesito saberlo, oírlo de tus labios-musité, allí sentada en el suelo aún, con él a mi lado.
-Te amo, _______. Estaría loco si no lo hiciera. Te amo más que a nada en este mundo. Nada tiene tanto valor para mí como tú lo tienes. Simplemente eres toda mi vida-se acercó a mi oído y pegó sus labios a el, aún sosteniéndome el rostro-Te amo, que de eso jamás te quepa duda alguna.
Se acercó a mis labios y su aliento cálido golpeaba con mi rostro, cerré los ojos anhelando encontrarme con sus labios y en menos de que yo pudiera formular otro pensamiento, sus cálidos y suaves labios rozaron con los míos, y luego me llevaron al cielo. Me besó con ternura, pasión y necesidad de hacerlo; y yo me olvidé de todo. El lugar, la gente... todo desapareció en ese instante. Me percaté de la locación de mis manos, sobre su suave rostro, no quería dejarlo ir. Ni ahora ni nunca, y si él se tuviera que ir, yo me iría justo detrás de él.
Nos separamos sin querer hacerlo, y luego le miré a los ojos, y entonces vi todo mi mundo.
-Christopher, ¿por qué te fuiste?. ¿Por qué no querías que yo supiera a dónde? ¿Por qué me dijiste que no me querías?-solté, repentinamente ansiosa por descifrar todo.
Él río.
-Creo que tenemos mucho tiempo para explicaciones-me acarició la mejilla y ese roce me hizo estremecer.
Sonreí ante el significado de sus palabras y los ojos se me humedecieron.
-No quiero perderte nunca más-musité.
-Nunca-se sacó de debajo de su camisa aquella cadenita que simbólicamente nos unía. Luego me besó la frente.
-Tengo una duda, Christopher-musité, vacilante.
-Dime-me miró, atento.
-¿Por qué no me odias?-era una pregunta realmente estúpida, considerando que segundos antes me había dicho que me amaba.
Él río, y el soplo de su risa me llenó de vida.
-Por que te amo-dijo.
-Sí, pero... ¿no me guardas rencor por lo que pasó?.
Su ceño se frunció pensativo, y colocó la mirada en el suelo.
-_______... no te guardo rencor a ti; si algo odié de eso fue precisamente lo que pasó, el final; pero jamás a ti. Por eso me fui, porque yo creí que sólo estorbaba, creí que tú querías estar con... él, y que no sabías cómo deshacerte de mí.
Abrí los ojos ante la sorpresiva confesión. Él continuó.
-Creí que si te decía que ya no te quería y rompía contigo de una manera limpia, iba a ser mejor que si sólo me hubiera ido.
-¿Mejor? ¿Mejor para quién?.
-Para ti, así no tendrías cargos de conciencia o algo por el estilo. Entonces me fui a Edison a buscar una nueva vida, yo no podía vivir así, amándote aún y teniendo que soportar verte con otro. Qué cobarde, ¿no?-rió-Luego, cuando Zabdiel me preguntó qué pasaría contigo, le pedí de favor que no te dijera a dónde había ido; temía que fueses a buscarme si de pronto te sentías culpable pero no quisieras volver.
-¿Estás loco?. Desde que te fuiste he sufrido bastante, ya te lo dije... y-bajé la mirada-Perdón. Perdón por haberte hecho sufrir, era lo que menos hubiera deseado.
-Pero ya pasó-me levantó la cara de nuevo-No te preocupes por eso ahora.
-¿Me creerías si te dijera que alguna vez te imaginé?.
-¿De verdad?.
-Sí, el día de mi graduación; juré que te había visto y Joel y Lola pensaron que estaba loca-me reí. Pero su risa no siguió a la mía, se quedó serio.
-No me imaginaste-musitó, vacilante.
-¿Cómo dices?.
-Fui, _______. No quería perderme la oportunidad de verte graduarte. Y ver si eras feliz... vi que sonreíste, que ibas sonriendo pero entonces miraste hacía mi dirección y me congelé, la sonrisa desapareció de tu rostro y en ese momento me insulté en mi fuero interno. Luego algún flash te pegó en la cara y aproveché ese momento de distracción para escapar de allí, antes de que tu alegría se mermara por completo.
-Iba sonriendo porque Joel y Lola me lo aconsejaron, pero la sonrisa no era para nada sincera, Christopher. Yo no te tenia a ti. Me hicieron creer que todo era una ilusión.
-Pero ahora estoy aquí, y te ruego que me perdones por abandonarte.
-No, perdóname tú a mí por haberte hecho daño.
-Olvidemos eso ahora, ¿sí?. Ya no importa. Pero dime, ¿qué pasó con... Richard?-inquirió.
-Él no era tú, nunca podría ser tú. Comprendió que yo te amaba a ti y se fue.
Me acarició la mejilla y luego volvió a posar sus labios sobre los míos, haciendo pasar su aliento otra vez por mi garganta. Él me llevaba al paraíso con cada beso, con cada caricia.
Luego que se separó, me miró y sonrió. Y dentro de mí la luz se encendió... mi príncipe había vuelto.
Miró por encima de mi cabeza y luego sonrió.
-Creo que nos estamos perdiendo la fiesta-musitó-¿Vamos?.
Se levantó en un grácil salto y luego me tendió la mano, la tomé y dejé que me ayudara a levantarme.

Las alas de mi Ángel >Christopher Vélez y Tú< (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora