Capítulo 8-T2

2K 184 2
                                    

-¿Qué pasa, Christopher?-me preguntó mi mamá.
Fijé mi mirada inmediatamente en ella, su suave expresión de madre comprensiva estaba preocupada.
-Nada, mamá. Estoy bien-le sonreí.
Me preguntaba que tan convenientemente resultaba mi sonrisa, si _______ lo notó, seguro mi madre lo notaría con mayor razón.
-Casi no has tocado tu plato, ¿te sientes bien?.
Miré el plato que tenía delante te mí, lo cierto era que había hecho un picadillo de comida con el tenedor, sin casi probar alimento.
-Estoy bien, mamá-mentí de nuevo, aunque no me gustaba hacerlo con el ángel que Dios me había dado por madre-No tengo mucha hambre-miré el reloj que colgaba de la pared-Tengo que irme, le prometí a _______ que la llevaría a recoger a su primo al aeropuerto.
-¿Su primo?-preguntó mi madre.
-Sí, al parecer viene de visita y se quedará un tiempo aquí.
-Oh...-musitó mi madre y luego sonrió-¿Es por eso que estás así? ¿Estás celoso?-preguntó con una sonrisa burlona.
-No-negué rotundamente, puede que esta vez podía asegurar que los celos no eran el problema que me tenía inquieto.
Mamá pareció creerme, me disculpé de nuevo por no terminar mi comida y salí de la casa tomando mi chaqueta para ir con _______.
Llamé a su puerta tratando de borrar todo atisbo de desespero y confusión en mi rostro.
-¿Lisa?-pregunté.
-Sí, vamos.
Conduje hasta el aeropuerto de la ciudad a una velocidad perezosa, _______ me miraba con ojos acusadores al no acelerar debidamente. Lo cierto era que entre más me acercaba al aeropuerto, más se intensificaba esa extraña punzada en mi pecho.
-Christopher, apresúrate-me insistió.
No dije nada, sólo pise en contra de mi voluntad el pedal para acelerar más. Me estacioné cerca de todos los taxis amarillos que se encontraban a la espera de ver a alguien que necesitara ayuda con el equipaje y el viaje a casa. Bajé con sumo recelo del auto negro y _______ lo hizo también, pero por supuesto, más normal que yo.
Nos introdujimos al grandísimo salón, donde como todo el aeropuerto, la gente corría de un lado a otro de prisa. Esta vez había más personas que en otras ocasiones. Algo que por supuesto, no alivió mi malestar.
-¿Qué hora es?-preguntó _______ con impaciencia.
Miré hacía una de las enormes paredes blancas donde un reloj digital a la vista de todos marcaba las tres con cincuenta y seis minutos.
-Faltan cuatro minutos para las cuatro-dije.
-Ven, esperemos sentados allí-me tomó de la mano y me guió hasta un par de bancas vacías a esperar el vuelo.
Miré cómo la gente pasaba y pasaba de un lado a otro, cargando maletas grandes y pequeñas y se apresuraban a su siguiente paso. Suspiré, aún angustiado.
-Espero aún poder reconocerlo-musitó su dulce voz, mientras su cabeza trataba de asomarse por encima de todas las personas, luego se levantó de su asiento.
Corrió entre la multitud hacia donde bajaban los pasajeros del vuelo proveniente de España y la seguí con un miedo repentino de perderla. Se detuvo a mirar cada rostro de las personas que salían del pasillo y me paré detrás de ella.
-¿Este es su vuelo?-pregunté.
-Sí, ¿no oíste acaso?. Viene de Espala-dijo mientras se esforzaba más en elevar su cabeza para mirar mejor.
Lo cierto era que sí había oído la voz en el aeropuerto anunciando la llegada del vuelo; pero jamás supe que su primo venía de España.
Salió un grupo de personas más y entre ellas un chico delgado y de ojos verdes.
-¡Erick!-gritó _______.
El muchacho miró haber quién era la persona que había dicho su nombre y cuando vio a _______ una sonrisa apareció en su rostro.
-¡Prima!-dijo efusivo y corrió a abrazar a _______, soltando así, el par de maletas que tenía en las manos.
Extrañamente, eso no me produjo ni una pizca de celos; sin embargo podía sentir como el raro dolor punzante se acrecentaba dentro de mí.
-Mira, Erick. Él es mi novio-dijo _______ señalándome.
-¿Novio?-preguntó sorprendido-¿De verdad?-me miró maravillado-Pues, me alegro muchísimo por ti. Por ambos-corrigió y lo sentí sincero. Él no era mi problema, mi problema era algo ajeno a él-Soy Erick-me dijo extendiéndome su mano.
-Christopher-la tomé correspondiendo su saludo-Un placer-le sonreí.
-Vaya, _______. Como cambiaste-dijo dirigiéndose ahora a mi novia-La verdad es que pensé encontrarte con todo menos con un novio; a menos de que fuera...
-¿Joel?-preguntó _______.
Erick se encogió de hombros.
-Era el más probable-musitó.
-Bueno, ¿y qué me dices tú?. ¿Alguna que te pretenda?. No, no, espera-sacudió la mano para dramatizar-¿Alguna a la que pretendas?-corrigió y enseguida soltó una risita traviesa, tuve que reír también.
-Pues... para tu información-dijo-Sí la hay.
-¿Quién es?-preguntó _______, curiosa.
-La chica que va allá-señaló hacía su izquierda, entre toda la gente.
-¿Sabes su nombre?-inquirió _______ buscándola entre la multitud.
-No-musitó con pesar.
-¡Oh, ya la vi! ¿La chica de la blusa verde?-preguntó, ahora entusiasmada.
-Sí.
Tuve que mirar también, y a unos cuantos metros divisé entre todos a una chica que vestía de verde, cabello castaño y lacio que llegaba un poco abajo de sus hombros.
-Espera, ya vengo-me jaló de la mano y me arrastró con ella en dirección a la chica, mientras que Erick se quedaba confundido en el mismo lugar.
Paseamos entre todas las personas hasta llegar hasta donde aquella linda chica se encontraba; _______ se interpuso en su camino gentilmente y le sonrió.

Las alas de mi Ángel >Christopher Vélez y Tú< (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora