Capítulo 21-T2

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-El hombre a quien tú amas es muy afortunado-sonrió-Adiós, _______.
Y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos del pantalón y un poco encorvado y luego simplemente se alejó.
Me quedé sobre la banca, sintiendo el aire rozar mi piel y mover mi flequillo; por un segundo me regaló tranquilidad, pero luego pensé en las últimas palabras que él había pronunciado. "El hombre a quien tú amas es muy afortunado". Y entonces el aire se volvió agobiante, intoxicador. Christopher, Christopher, Christopher, ¿a dónde había volado mi ángel?.
El dolor en el pecho se extendió, abriendo una brecha que se consumía todo dentro de mí. Me llevé ambas manos al pecho y cerré los ojos, toqué de nuevo con los dedos aquella llave que pendía de mi cuello.
-Me lo prometiste, Christopher-mascullé, hablando entre dientes por el dolor.
Me quedé un rato allí, con las manos sobre el pecho y los ojos cerrados; esperando torpemente que el dolor desapareciera, o si no, que al menos disminuyera.
-¿_______?.
Abrí los ojos de golpe ante la voz femenina tan conocida para mí. Lola me miraba preocupada y extrañada; casi con la misma mirada que Joel me había regalado hace unas horas.
-¿Estás bien?-preguntó, se acercó más y se sentó a mi lado.
-Tú... tú... ¿tú no me odias?-inquirí, con mi voz temblorosa y evadiendo su pregunta anterior, porque a fin de cuentas la respuesta era muy obvia.
-¿Odiarte? ¿Estás loca?. _______, cómo podría odiarte, eres mi mejor amiga-sus delgados y rosados labios tiraron una comisura hacía arriba.
-Yo pensé que...
-Te odiaba por lo que había ocurrido con Richard-me completó.
-Algo así-torcí el gesto.
-No seas tonta. Odie que te relacionaras de nuevo con ese idiota, pero nunca te odie a ti.
Le sonreí.
-Gracias. De igual manera, ya todo terminó-dije.
-¿A qué te refieres?.
-Richard me dijo que... me quería-musité y sus ojos se abrieron de par en par, pero antes de que pudiera farfullar algo continué-Pero, lo cierto es... que yo sigo amando a Christopher-otra lágrima que no supe de donde provino me recorrió la mejilla-Y Richard lo ha entendido.
-Déjame ver si entendí... ¿Richard se te declaró pero le dijiste no porque todavía quieres a Christopher?-preguntó, y yo asentí un par de veces nada más-¿En serio?-su voz tomó un matiz de entusiasmo repentino, como el de Joel. A veces ellos eran tan iguales.
-Sí, Lola. Pero esta vez no sé qué hacer.
-Pues, lo primero es hacerle saber a Christopher que lo sigues amando-en sus verdes ojos refulgía la esperanza que a mí me había abandonado.
-No sé cómo hacerlo-admití.
-¿Por qué no?. Por favor, _______. El chico vive enfrente de tu casa. Como si no pudieras ir y...
-Él ya no vive allí-gemí interrumpiéndola y Lola paró de hablar.
-¿Qué? ¿Y dónde está?.
-No lo sé-admití llena de dolor y más lágrimas se desbordaron por mis ojos-Se fue, Lola, y no quiso que yo supiera el destino.
-Pero...-de pronto la esperanza desapareció de sus ojos dejando sólo un par de luceros confundidos.
-Me odia-dije, con un hilo de voz.
-Eso no puede ser posible, _______. Es Christopher, él no puede odiarte, aunque lo intente-su voz ya no sonaba tan segura como había sonado hace unos minutos.
-No lo sé, Lola. Yo me odiaría.
-_______, no seas estúpida, por favor.
-Eso fui, ¿crees que puedo rebasar un nuevo nivel?-ahogué el sollozo que quiso salir.
-Encontraremos a Christopher, ¿sí?. Yo sé que él no te odia; de eso estoy muy segura.
Cómo quería tener el optimismo que ella tenía, aunque sonara un poco falso.
-¿Y mientras tanto, qué?-pregunté.
Ella pensó por un segundo y luego rodeó con su brazo mis hombros.
-¿Recuerdas lo que me dijiste cuando Jared había terminado conmigo?-preguntó. Yo la miré sin decir nada, ella esperó y luego volvió a hablar-"Yo te doy mi sonrisa, tú me das la tuya; si no podemos sonreír por nosotras mismas, tendremos la sonrisa de la otra"-me citó y luego me sonrió.
-Gracias, Lola.
No la abracé, Lola no era muy fanática a los abrazos o a cualquier tipo de demostración de afecto. Pero sabía que sus palabras eran tan sinceras como un abrazo.
-Escucha, tengo que ir a comprar comida para mamá y mi hermana. Si necesitas algo, te sabes mi número o la dirección de mi casa. Cómo sea, tu tranquila, nena, ¿está bien?.
-Gracias.
-Hasta mañana, si ya no nos vemos hoy.
Se levantó de la banca y me dijo adiós con la mano; luego, por el mismo camino por el que había desaparecido Richard, Lola también se desvaneció.
Me levanté también de la banca segundos después y comencé a caminar en dirección a casa. Había olvidado por completo que mañana sería mi graduación. Me graduaba por fin, pero a pesar de que el deseo que desde pequeña tenía se había vuelto realidad, no me entusiasmaba en lo más mínimo. No estaba de ánimos como para la fiesta que seguro harían. No quería saber nada, nada que no fuera Christopher.

(...)

-¡Prima!. Hora de levantarse, no puedes llegar tarde a tu propia graduación-la voz de Erick resonó por algún lado de mi habitación.
Me revolví entre las sábanas y me cubrí la cara con ellas, como un niño que odiaba ser despertado para tener que ir a la escuela.
-Mi graduación es a las cuatro de la tarde, Erick-mascullé, debajo de todas las telas.
-Lo sé, son las dos.
Aparté de un jalón las sábanas de mi rostro.
-¿Las dos?-repetí incrédula y miré el reloj sobre el buró.
Erick tenía razón, ¿pero cómo es que había dormido tanto?.
-Joel te busca abajo, ¿dejo que pase?-preguntó. Sólo asentí con la cabeza y él salió por la puerta.
Me llevé una mano a la maraña de pelos que tenía en la cabeza y me percaté de que dolía un poco. Mis ojos ardieron cuando se abrieron más y pude sentir las comisuras de éstos llenas de lagañas. ¿Había llorando? ¿Qué tanto?.
La puerta se abrió de nuevo y pude ver el pelo rizado de mi mejor amigo.
-¿_______?. Luces horrible-bromeó.
-Lo sé-admití y me tañé los ojos para quitar las lagañas de ellos.
-Cuando Erick me dijo que estabas dormida no creí que significaba que seguías dormida.
-¿Qué?.... Yo tampoco.
Su bello rostro de ángel lucía preocupado y yo sabía que la razón de eso llevaba mi nombre. Caminó hacía mí y se sentó al borde de mi cama, de donde yo aún no me movía.
-Hablé con Zabdiel-dijo, como quien no quiere la cosa.
-¿Te dijo algo de Christopher?-pregunté, espetanzada.
Joel suspiró.
-No.
-Oh-las comisuras de mis labios cayeron hacía abajo. Al menos Joel sabía ahora lo que yo. Christopher se había ido sin deseos de informarme a dónde.
-¿Qué te pondrás para la graduación?-intentó cambiar el tema con un ánimo más fingido que nada. Me encogí de hombros e hice un mohín-Recuerda: vestido bonito y tacones altos.
-¿Bromeas?. Joel, tú mejor que nadie sabes bien que esas cosas no me gustan-dije, mientras mi gesto se torcía en una mueca de desagrado.
-Ya los has usado, _______.
-Muy pocas veces. Y si no recuerdas, sólo tengo dos.
-Lo sé-me sonrió-Por eso te traje algo-se levantó de la cama y salió por la puerta, segundos después volvió a entrar con una caja rectangular y plana de color blanco en la mano-Para ti.
Me entregó la caja y yo la puse sobre mis piernas, le quité la tapa y detrás de un suave papel color rosa, descansaba un hermoso vestido verde olivo cuidadosamente doblado. Me quedé pasmada y miré a Joel luego de reaccionar unos segundos tarde.
-¿Te gusta?-me preguntó, animado.
Volví a mirar el hermoso vestido y con manos trémulas lo saqué de su caja. Alcé los brazos para extender el bello satín y me le quedé mirando. Era largo, sin duda, y tenía un escote en 'V' con tirantes cruzados; la cintura la ceñía con una tira de color negro debajo del busto. Me maravillé al tocar la tela y sentir la suavidad, era chantu de seda.
Bajé el vestido con suavidad y lo deposité cuidadosamente sobre la caja. Miré a Joel, quien con expresión ansiosa esperaba mi respuesta.
-Tú...
-Te lo compré-asintió-Te conozco, _______. Sé que no te gusta usar vestidos así que no te especializarías en encontrar uno lindo para esto; también sabía que tienes solamente dos, que si mal no recuerdo ya les diste uso y que si fuera por ti, usarías cualquier falda de mezclilla; pero es tu graduación, _______. Sólo una vez en la vida de gradúas-me sonrió.
Sabía lo que Joel trataba de hacer, pero animarme con lindos detalles era muy insuficiente ahora; sin embargo, le devolví la sonrisa.
-Gracias, Joel. Es precioso.
-Lola escogió el color-admitió.
-Gracias, a los dos.
-Bueno-miró su reloj de mano-Creo que te comenzarás a arreglar, ¿no?. Va llegando la hora.
-Sí, yo... sí-farfullé.
-Paso por ti a las tres con veinte, ¿está bien?.
Asentí con la cabeza y Joel se acercó y besó mi frente cubierta por el despeinado flequillo.
-Te veo al rato-me dijo y acariciando mi hombro, se levantó-Luce ese bonito vestido-me sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa y luego salió por la puerta.
Miré el reloj, tenía un poco más de una hora para bañarme, comer y vestirme.
Me levanté de la cama y dejé con cautela el hermoso vestido sobre ella. Miré por la ventana y un sollozo se me escapó del pecho susurrando en silencio un nombre. Christopher.

Las alas de mi Ángel >Christopher Vélez y Tú< (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora