Capítulo 12-T2

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Maldije en mi fuero interno con toda la furia que a mis diecinueve años pude acumular. ¿Así que eso era lo que la tenía tan mal?, el idiota que le hizo daño en el pasado había vuelto, y sin su novia. Eso sin duda era un peligro.
-¿Cómo está ella?-pregunté con un tono áspero, hundiendo mi mirada en la alfombra verde olivo de la sala.
-Mal, sinceramente-suspiró-Ha sido algo muy fuerte para...-levanté la mirada, incrédulo y ofendido a la vez. Joel notó mi mala cara y se interrumpió a sí mismo, pero luego continuó-Sólo apóyala, ¿sí?.
-¿Apoyarla? ¿De qué forma?.
-Sólo hazle saber que no está sola y que te tiene a ti.
Exacto, me tenía a mí, ¿por qué rayos se sentía mal si ya tenía a alguien más en su vida?. Excepto que... sacudí la cabeza, no. Ella no podía sentir nada por él, ya no, ¿verdad?.
Me sentí mal ante la perspectiva de que _______ sintiera alguna especie de amor por ése tipo. ¿Y si ella no lo había olvidado? ¿Y si ella aún lo quería?. Las preguntas tropezaron unas con otras en el desorden de mi mente.
-Christopher, hermano. ¿Estás bien?-me preguntó Joel, preocupado ante mi expresión de desconcierto.
¿Qué se supone que le tenia que decir? ¿Sí?.
-No, Joel... no estoy bien-dije con tomo áspero.
-Tranquilo, ¿sí?-se levantó del sofá y me palmeó la espalda-Tengo que irme.
Me quedé allí sentado, inmóvil, mientras que oí el rechinar de la puerta cuando Joel salió. Los pensamientos iban y venían en mi cabeza. Pensamiento para nada tranquilos. ¿Qué se suponía que yo tenía que hacer? ¿Ayudarla? ¿De qué forma? ¿Qué tipo de apoyo es el que ella necesitaba?.
Me fui a mi habitación. No probé alimento alguno hasta que la noche se llegó e increíblemente, aún no le encontraba solución alguna a todo esto. Miré el reloj con impaciencia. Las nueve con treinta y dos minutos de la noche. Ninguna llamada por parte de _______. ¿Y si yo la llamaba? ¿Estaría eso bien?. Resoplé frustrado. Genial. Ahora me cuestionaba a mí mismo si llamar a mi novia estaría bien.
Oí a lo lejos que Zabdiel había llegado a casa. Después del plan de la boda, se había convertido en un hombre muy ocupado y aunque viviéramos en la misma casa, existían a veces días en los que no lo vislumbraba por ningún lado. Esperé a que saludara a mamá y a que subiera a su habitación. Cuando por fin pude distinguir sus pasos en el pasillo, salí de mi habitación.
-Zabdiel-lo llamé.
Se giró antes de entrar a su habitación y me miró.
-¿Dime?.
-Puedes regalarme un momento, ¿por favor?. Necesito un... consejo.
No sabía si la palabra 'consejo' era la adecuada, por que lo único que necesitaba era que alguien me escuchara, me entendiera; pero sabía que Zabdiel, con más experiencia, terminaría por darme aquello que le pedí.
-Por supuesto-dijo y fijo toda su atención en mí.
Le hice seña de que pasara a mi habitación y después de que lo hizo, cerré la puerta para tener más privacidad.
Zabdiel se sentó en mi cama y yo me quedé de pie junto a él.
-No te ves muy bien-observó.
-No lo estoy-admití, frunciendo el ceño.
-¿Pasó algo malo? ¿Tuviste problemas con _______?.
Zabdiel me conocía desde hace diecinueve años y conocía cada expresión que en mi rostro se dibujaba. La mayor parte del tiempo acertaba, como hoy.
-No exactamente-hice una mueca y me senté en la silla del escritorio que tenía-¿Tú sabes por qué _______ dejó de creer en el amor?.
-Le hicieron daño, ¿no?.
-Sí, ¿y adivina qué?... el idiota ése ha vuelto-dije y puede sentir la furia acumulada dentro de mí.
Mi hermano abrió sus ojos de par en par y sus pupilas se dilataron ante la sorpresa.
-¿Vo... volvió?-repitió, incrédulo. Me limité a asentir con la cabeza, furioso-¿Y _______ lo sabe?-preguntó.
-Ella lo vio ayer. Hoy no ha salido de su casa y podría apostar que tampoco de su habitación... le afectó más de lo que dice-la voz se me desvaneció al final de la oración y bajé la mirada como un perdedor.
-¿Y él? ¿Quiere regresar con ella?.
-No lo sé, y si lo quisiera no sería exactamente regresar... ellos nunca estuvieron juntos. Pero, ella lo...-me saqué fuerzas de donde no las tenía para intentar pronunciar lo que le seguía a la frase-Quiso demasiado.
-Oh...-musitó Zabdiel-Mira, déjala por este día, que esté sola y que piense un poco. Mañana pasa por ella como siempre.
-¿Quieres que finja que nada ha ocurrido?-me sentía un poco ofendido.
-No, simplemente que no le des más importancia de la que merece. No te hagas drama, Christopher. Empiézate a preocupar si para mañana no mejora.
De pronto repasé la idea en mi cabeza, mañana sería un día normal, tenía que serlo.
Asentí mientras repensaba la idea. Zabdiel se levantó de la cama y me palmeó la espalda.
-Tranquilo.
Me hizo recordar a Joel, él había hecho una acción muy parecida hoy.
-Gracias-murmuré, un tanto perdido.
Salió por la puerta y la cerró detrás de sí.
Me quedé sentado pero en seguida me levanté. Miré por la ventana a través del vidrio, la noche estaba muy oscura, más que otras veces. Casi igual que la habitación de _______.

Las alas de mi Ángel >Christopher Vélez y Tú< (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora