Capítulo 10-T2

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(Narra Christopher)

Me alarmé en gran manera, sentí como el peso que llevaba cargando desde la noche anterior se expandía por mi pecho al ver a _______ caminar con una prisa descomunal, como si hubiera visto a un fantasma.
Me quedé como estúpido viendo como se alejaba, confundido hasta más no poder. Luego observé de nuevo hacía donde había dirigido su mirada primero, aquel juven que ella había observado se había quedado casi igual que yo, parado allí; mirando como _______ caminaba lejos.
Impulsado la seguí, mi cabeza me pedía a gritos explicaciones y la punzada de dolor en mi pecho me hacía especular cosas incoherentes. La alcancé llegando hasta donde Erick estaba.
-¿______? ¿Estás bien?-preguntó él, mirándola con pánico.
Al verle por fin su cara, quedé hecho pedazos; su bello rostro estaba desencajado por un dolor que yo no le conocía y las lágrimas de sus ojos eran expulsadas con horror.
-¡_______!-articulé, confundido y asustado.
Ella no me respondió, ni siquiera me miró.
-Vámonos-murmuró con un nudo en la garganta.
Caminó entre la gente para llegar hasta la salida principal, donde fuera de las grandísimas puertas de vidrio se encontraba mi auto.
Erick la siguió, confundido también; y yo seguí de pie allí. Miré de nuevo en dirección a aquel tipo que ella había visto, pero ya no estaba.
¿Quién era él? ¿Por qué _______ había actuado así? ¿Quién rayos era ese estúpido?. La furia que se implantó en mi interior contra ese desconocido no me hizo sentir mejor. Sin embargo no podía hacer nada excepto seguir con mi frustrante duda.
Seguí frustrado, confundido y completamente desarmado el camino que _______ y Erick habían trazado hasta mi auto.
La vi en primer plano a ella, con la cabeza gacha y su mirada viendo hacía abajo. Y luego a Erick, tratando de subir el par de maletas que llevaba. El coraje no desvaneció.
Me acerqué a Erick y le ayudé sin decir nada a subir sus maletas a la cajuela del auto.
-Gracias-musitó.
Sólo asentí una sola vez con la cabeza y subí al auto para conducir a casa. Erick se subió atrás y antes de introducir la llave para encenderlo, miré a _______. Seguía igual, y sus lágrimas chocaban contra sus manos que estaban hechas puño sobre sus piernas. Suspiré, molesto por no saber por qué ese tipo le había afectado tanto.
Llegamos hasta nuestra acera y en el camino nadie se atrevió a pronunciar alguna palabra, el silencio era bastante incómodo y no aguantaba a que la frustración que sentía desapareciera, sino que por el contrario, la iba acrecentando. Apagué el motor, airando hasta la última médula de mi cuerpo.
Erick notó la tensión del momento y no dijo nada, chico listo. Bajó del auto y se presuró a bajar de la cajuela sus maletas para correr hacía la casa de _______. Ella no se movió ni un centímetro; así que esta era mi oportunidad para hablar y despejar todas mis dudas. Aunque sinceramente, no sabía por dónde y cómo empezar.
-¿Qué te pasa, _______?-preguntarle "¿estás bien?" seria realmente estúpido.
No contestó, la furia era fácil de controlar.
-_______. Háblame, por favor-rogué con tono áspero-¿Quién era ese tipo?-fue entonces que me miró, sus ojos estaban llenos de lágrimas de dolor.
El silencio que se produjo por su falta de respuesta sólo duró un minuto, porque después y con el nudo que aún tenía en la garganta, habló.
-No es nadie-musitó, mirando el puño que había formado con sus dos manos.
-¿Nadie? ¿Y te pones así?-pregunté incrédulo y con cierto matiz de ironía.
No levantó la mirada de nuevo, pero noté que aplicaba más fuerza en cerrar su puño, hasta que los nudillos se le tornaron de color blanquecino.
-No es nadie, Christopher. ¿Está bien?-murmuró, ahora con voz dura-Te veo mañana-salió del auto así nada más, dejándome allí con una expresión insólita dibujada en mi rostro.
Era increíble como es que había aumentado el odio que sentía por ese tipo sin siquiera conocerle. Sentí la sangre hervir bajo mi piel y correr por mis venas en forma acelerada. Sabía que _______ me estaba ocultando algo y eso era lo que más me tenía molesto. Ése tipo no era tan insignificante como ella quería que pareciera, la hizo llorar y ponerse tensa; ¿cómo diablos pensaba que me lo iba a creer?.
Sentí mi cara arder en calor, y lo ojos me comenzaron a arder. Los cerré con furia y respiré hondo y profundo; el aire vagó por mis pulmones inflamándolos y llenándolos de frescura. Traté de calmarme, mañana sería otro día y esperaba en realidad, que _______ estuviese mejor.
Salí del auto y cerré la puerta con un azote; si estuviese en mis cabales, seguro eso era algo que no hubiera hecho, pero esta vez, dejarle algún desperfecto a mi auto era lo que menos me importaba.

Las alas de mi Ángel >Christopher Vélez y Tú< (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora