Ya es hora.

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Me quedé pensando en las palabras de Mouque. Eso no puede ser cierto. Es muy poco tiempo, ni siquiera conoce mi nombre, ni siquiera conoce quien soy debajo de todo esto.

Tenía que hablar con él, pero no ahora.

Me senté en el sofá a ver televisión mientras esperaba a que Meg y Gedisa llegaran, cada vez los minutos pasaban con más lentitud, por un momento creí que me volvería loca.

Mouque salió de su habitación, llegó a la cocina, sacó una botella con agua y se regreso a su habitación, ignorando por completo mi presencia... Pobre chico.

*****

10:35 pm dónde Meg y Gedisa aún no llegan... Éstas chicas me tienen preocupada, ya no sé qué más.

A la mina de Daniels no podremos ir...

Y sólo cuento con ellas para por fin acabar con él.

Decidí ir a la tienda que estaba a una cuadra. Toqué la puerta de Mouque esperando que me abriera o que me dijera algo.

—Iré a la tienda... ¿Quieres algo? ¿No? Esta bien...

No obtuve respuesta de su parte, solo tomé las llaves y salí. Hoy caminaría.

Las calles estaban escasas de personas y vehículos, hacía demasiado frío, y la tienda no estaba muy lejos que digamos; al llegar sólo tomé una bote café instantáneo, y una pequeña caja con sobres de azúcar, una botella de ron, un refresco de botella y me dirigí a la caja a pagar, tomé dos cajetillas de cigarros y un encendedor, el joven detrás del mostrador me veía.

—¿Algo más?

—No.

—Son 79,60 euros.

—No tengo euros, ¿Dólares no aceptarás?

—Serían 93,92 dólares.

Le di un billete de 100$

—Quedate con el vuelto.

Las personas que estaban detrás de mi, hicieron gestos de sorpresa, incluyendo al cajero. Nadie regala tanto dinero así, y nadie anda con denominaciones altas...

Tomé mi bolsa y me regresé al apartamento.

Las chicas aun no volvían y Mouque parecía que no saldría de su habitación.

Dejé la bolsa en la mesa y saqué las cosas, fui a la cocina y me preparé una taza de café y fui hasta el balcón con las 2 cajetillas y el encendedor.

Me senté en la pequeña butaca y coloqué la taza entre mis piernas, saqué un cigarrillo y lo encendí, una larga calada fue lo que me estaba haciendo estar mejor, o eso creía.

Y así estaba tomando café y fumando, la mejor combinación para un debate mental, Mouque parece que no me hablará y las chicas no piensan aparecer.

Cuándo creí que todo iría bien, que mataríamos con facilidad a la mierda de Daniels, y que volveríamos y estaría a cargo de mis cosas, de la nada todo se tornó difícil.

Había acabado con él primer cigarrillo, tomé otro, lo llevé a mis labios y encendí.

*****

Mirame, voy tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora