Suiza

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Al llegar a Suiza, Donna pidió alojamiento en un hotel muy reconocido en la ciudad de Zúrich, ellos descansan por un buen rato, aun no comenzaban a repasar el plan.

Justo cuando todos estaban reunidos en la sala de la habitación Donna habla.

—Les contaré un pequeño cuento. Saben que les mencione que somos conocidos y toda la cosa, ¿No? Y todos sabemos ya que es un alcohólico, pero, las claves especificas para ese gordo, y punto débil en sí, son las mujeres, no es la gran cosa, pero él cae fácilmente en la lengua de cualquiera mujer, por eso, cuando lo conocí, dije tantas mentiras que él me creyó. Es un tipo borracho, le encantan los deportes y le fascina el casino, por eso fue fácil saber en que casino iba a estar, ya sabemos también como irá el plan, apenas lleguemos ustedes entraran por la puerta trasera, ahí le estarán esperando sus uniformes, no podemos seguir descansando más, es hora de actuar.

—Sí Donna.

Parecía una especie de grabación la respuesta de los 3.

Comenzaron armándose con pequeñas pistolas, Donna le había dado a Meg un pequeño anillo, el cuál contendría el líquido.

Cuando salen hasta allá, Mouque estaba algo celoso por lo increíble que se veía Donna. Ella entra por la entrada principal mientras el resto sigue las ordenes de Donna.

Había gente y muchas personas jugando, apostando y viendo los juegos deportivos a un lado de aquel gran salón. Donna rebuscó con la mirada a Terry, hasta que lo vio en una mesa de blackjack. Se acercó esperando a que la ronda terminara para ella tomar asiento.

Mientras, Mouque y las chicas, ya estaban en aquél lugar como el resto de los mozos, llevando botellas y vasos de cristal a distintos lugares. Ésta noche incondicionalmente se llenaran de mucha propina solo por servir tragos en las mesas.

Cuando la ronda de blackjack terminó, y algunas personas se levantaban de sus asientos, Terry seguía ahí sentado como una pila de billetes y fichas. Donna tomó asiento a un lado de él. Y tomó el valor para hablarle.

—Hola Terry.

El gordo voltea y le mira con sorpresa.

—¡Jazmin! ¿Qué te trae por aquí? Tanto tiempo sin verte y sigues muy hermosa.

Donna hipócritamente reía. Mouque de lejos notó el entusiasmo del hombre y decidió acercarse y hablarle a Donna.

—Buenas noches madame, ¿Desea algo de tomar?

Meg y Gedisa al verlo fueron de inmediato para atender la mesa.

—Oh buenas noches, me apetece un vino, de Castel Gandolfo.

—En seguida.

—Siempre pidiendo vino. Yo pago.

—Terry no tienes qué.

—Buenas noches señor, ¿Qué desea tomar esta noche? Hay especialidades de bebidas.

Meg tan simpática y buena actriz como siempre.

—Preciosa, un whisky Old Park.

—En un momento le traigo su bebida.

—Y tú no dejas los whiskys importados. ¿Eh?

Ambos rieron.

Era momento de empezar el juego, Mouque y Meg llegaron con la botella y un vaso de lo que cada uno pidió. Permaneciendo detrás de ellos.

Donna era muy buena con el blackjack  pero era mejor en el poker, a pesar de fingir amistad con Terry, le detestaba por el simple hecho de haber matado a la socia de su abuela.

Mirame, voy tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora