Perspectiva de Meg

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El primer día fue completamente estresante, escuchar a Gedisa que no le gustaba hacer eso sacaba verdaderamente de quicio.

En cualquier momento encontraríamos a la escoria de Daniels, yo presentía que sería así. Entre las ultimas casas y de tanto promocionar el producto principal de la empresa acertamos con él.

-Hola muy buenas tardes-Hablé en ingles, esperando a que aquél hombre me respondiera, solo escuché un "¿Qué quieren?" suficiente para darme a entender que sí hablaba ingles- ¿Sí podría darnos usted un poco de su tiempo para hablarle de un nuevo producto traído desde Reino Unido?-Hablaba como toda chica educada.

-De pende de que sea el producto.

Éste hombre parecía estar drogado hasta el culo.

-El más popular son los collares y relojes, tenemos también perfumes, de muy buena calidad, originales y son los más pedidos en todas partes, nuestro deber, como muchas otras chicas es promocionarlos en diversos países, y ganar la opinión de cada persona, ahora, si compra un producto se le dejará una planilla que al mes debe llenar y enviar a la dirección marcada, especificando que lo adquirido, es de muy buena calidad o solicitando un reembolso.

Gedisa no dejaba de verme. Estaba sorprendida.

-A ver, dejame un reloj. ¿Cuánto sería eso?

-370$-Saqué la pequeña caja con un reloj de caballero en color plomo, se veía lujoso a decir verdad.

-Ok.

Daniels tomó la caja y revisó su cartera sacando loa billetes, una vez en mis manos, le entregué todo a Gedisa intercambiando un portapapeles.

-Si no es mucha molestia que llene sus datos, y firme, es para el control de los productos vendidos, y disculpe.

El hombre sin quejarse ni nada, firmó.

-Muchas gracias señor, ahí se encuentran nuestros números telefónicos por sí hay algún problema con el producto, hasta luego y disfrute.

Gedisa y yo nos volteamos para irnos, pero su voz nos detuvo.

-¿Y cuál es tu nombre nena?

-Carol, y mi compañera se llama Miranda-Mentí con respecto a nuestros nombres.

-¿Qué les parece salir esta noche?

Reí.

-Ya es de noche señor...

-Daniels, dime así.

-Bueno Daniels, ya es de noche, ¿No cree?

-Así es, ¿Gustan salir?

Gedisa trago grueso, y me miró con gesto de que negara, pero le tuve que contradecir, no estaremos aquí un mes para marear a éste bobo, era hoy o era nunca.

-¡Por supuesto! Encantadisimas.

-Muy bien, esperen en frente, saco el vehículo y nos vamos preciosa.

Sonreí hipócritamente que al perderlo de vista hice gesto de querer vomitar a lo que Gedisa reía.

Subimos al auto de aquel hombre, podía iba más pendiente que del mismo camino.

-Bien, iremos a comer a mi restaurante favorito.

¿Cómo un mafioso de estos puede andar tan relajado por la calle cómo si nada? No comprendía, Donna por lo menos sale con mucha discreción y demasiados harapos encima.

Nos dirigimos al restaurante que Daniels había mencionado.

En una mesa esperando por nuestras órdenes, él habló.

Mirame, voy tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora