Sorpresa

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Donna había estacionado su vehículo frente a un edificio. Todos los que iban a bordo le mirando sin entender.

Ella les miró incrédula y habló.

—A Meg debo mostrarle algo.

—¿Y no íbamos a tu casa mujer?

—Si Gedisa, aguanta. Vamos Meg, ustedes esperen aquí.

Donna y Meg entraron al edificio, tomaron el ascensor y fueron al piso subterráneo, había una gran sala y varias puertas, incluso una escalera. Meg no entendía que hacían en ese lugar tan desolado, vio que Donna abrió una puerta y entraron a una habitación. Movió una mesita de noche y había una pequeña compuerta en el piso.

—Vamos a entrar.

Con cuidado ambas bajaron por las escaleras hasta que estuvieron en un pasillo, completamente oscuro, Donna aplaudió y de a poco se fueron prendiendo las luces, empezaron a caminar.

—¿Cuánto falta?

—Deja de preguntar como niña pequeña no es tan largo el camino es como cruzar la calle y ya.

Efectivamente era así, llegaron al final del pasillo, y unas escaleras incrustadas a la pared empezaron a subir, Donna abrió la pequeña puerta con una llave y la hizo a un lado.

Estaban en un sótano, subieron las escaleras y abrieron la puerta.

—¡Es tú casa!—Exclamó Meg.

—Sí, el plan es éste —Vio el reloj de pulsera que cargaba—Faltan 15 min para que Xiaopiung llegue, ¿Sabes quién es no?

—Obvio.

—Muy bien, vas a usar un traje—Buscó en el armario del pasillo y sacó la prenda de vestir, y se la extendió, Meg la tomó rápido y le echó un vistazo—Vas a ir a la cocina, tomaras una bandeja con jugo, agua y cerveza la dejaras a un lado de la mesa principal, vas a recibir a Xiaopiung y le ofrecerás algo de tomar, lo más probables es que te diga que no, le dirás que te disculpe que buscaras a anónimo en su oficina, y rápido vienes al sótano, entras al pasadizo, sales a la habitación, colocas la mesita donde estaba, subes a la azotea y ahí te esperamos para el show.

—¿Llamarás a la policía?

—Algo mucho mejor, así que confió en ti. Te quedan 10 minutos. Me voy, suerte Meg.

—Está bien.

Donna se regresó dejando Meg sola en la gran casa, la pobre resignada se cambió, fue a la cocina, tomó una bandeja y coloco una jarra con jugo, una jarra con agua y una botella de cerveza, caminó a la entrada y colocó la bandeja a un lado esperando, viendo el reloj que estaba encima de la puerta dándole a entender que faltaban menos de 5 minutos.

*****

—Vamos, tomaremos el elevador a la azotea—Donna ya estaba con Gedisa y Mouque.

—¿No íbamos a tu casa?—Le preguntó Gedisa.

—No, veremos mi casa desde la azotea de este gran edificio.

Al llegar les ofreció una cerveza a cada uno, parecía que ya todo lo tenía planeado.

*****

El timbre sonó y Meg fue a abrir.

—Buenas noches señor, pase, adelante.

—Oh gracias.

—Tome asiento, ¿Quiere algo de tomar?—Cerró la puerta una vez que pasaron.

Mirame, voy tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora