¿Dónde está?

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A pesar de que han pasado unos días, a Donna aun le intrigaba quién era "M. H." su vehículo ya estaba como nuevo, y había más seguridad en el estacionamiento del sur del edificio.

El sonido de una puerta hizo que la mujer desviara sus pensamientos para levantarse e ir ella misma a ver quién era.

—Donna. Esta tarde hay una conferencia y según es muy importante que estés presente, pero ya Gedisa y yo, lo tenemos todo controlado, no necesitas porqué presentarte, nosotras lo haremos por ti, por cierto estamos mejor que nunca, mira.

Un pequeño cuadro estadístico fue lo que Donna vio y sonrió.

—Genial, sabía que ustedes podrían, ¿Dónde será la conferencia?

—En el salón de conferencia del piso 13, para unas 30 personas, hablaremos sobre los ingresos aportados por nosotros y una publicidad que es lo que terminaremos de cuadrar.

Soltó Meg de la nada, sabiendo que ella le preguntaría hasta para qué sería tal reunión.

—Está bien Meg, gracias por informarme.

La castaña salió de ahí y Donna volvió a su asiento, tomó unos papeles que tenia a un lado y empezó a leerlos.

—David... Los demás seguirán pensando que estás aquí, pero no te daré el gusto de disfrutar de nada...

Ella se giró hasta la computadora, revisó su bolso, sacó un pequeño pendrive el cual conectó al CPU, éste lo leyó de inmediato y se abrió una pestaña exigiendo un código en la pantalla, Donna tecleó los dígitos requeridos y cargo la información necesario, saboteó la computadora principal cosa que el primer día no hizo, entró a las cuentas bancarias de la empresa y cambió los datos por los de ella, todo dinero que llegue a la empresa será de ella.

El pito del teléfono era tan fastidioso que Donna se resignó a contestar de mala gana.

—¿Qué quieren?

—Ve, solo traelo y veré.

Y colgó.

No pasaron más de 2 minutos cuando Meg entró por la puerta.

—Donna, esta es una replica triple A de un collar de diamantes modelo Christie.

Meg dejó la cajita sobre el escritorio, Donna lo abrió y lo sacó tomándolo entre sus manos, le miró levantando una ceja.

—Diamantes brutos y de sangre...

—Perfecto. Llevalo a la principal y dáselo a Cillap, dile que lo subaste y que no baje de 9 millones de Dólares.

—Entendidi Donna.

Meg recogió la caja junto al collar y salió de la oficina.

*****

A la hora del almuerzo Donna degustaba de un plato de pasta, el olor y el sabor le hacia recordar cuando su abuela le preparaba tal exquisitez, pensó en cuando se retiró y que su madre o tía no quisieron tomar el puesto como líder por miedo, Donna tuvo que dejar los estudios para no decepcionar a su abuela, hoy en día es un gran orgullo en su familia, siempre ha sido sigilosa para éste tipo de cosas, es una mujer de sangre fría.

—Donna, la necesitan en base.

La mujer no terminó con su platillo ya que tuvo que ir hasta la base, estar a cargo de la mayor camorra implica no comer bien, y Donna estaba acostumbrada a eso.

*****

—¡Quitate!

Empujo al encargado del quirófano.

Mirame, voy tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora