¡Oh! Joder faltaba una semana para volver a clases, que tristeza que me da porque a pesar de haber pasado un verano de mierda las dos últimas semanas sin contar esta q es la última, que está empezando, pues si me la he pasado bastante bien, aunque a veces...Hay cosas que nunca volverán a ser igual del todo.
Hoy es viernes, y en mi lenguaje eso se traduce a fiesta, diversión, porque eso sí, que me haya vuelto muy introvertida con los chicos no cambio para nada el hecho de que me encanta ir de fiesta y bailar hasta reventarme los pies, eso sigue intacto.
Estoy en casa de Verónica porque en mi casa, imposible, ya había elegido ponerme un vestido negro con encaje, nada extravagante, pero mi querida amiga llevaba más de una hora intentado elegir que ponerse, así hace siempre, para terminar por ponerse el primer vestido que se probó.
— Verónica, diablos acaba de ponerte un maldito vestido, estoy harta de verte correr de un lado para el otro, me vas a terminar mareando. — Le digo ya bastante cabreada.
— No empieces Isabella estos vestidos están terribles y hoy quiero ligar, — dice como si lo hiciera una vez al año cuando lo hace cada vez que salimos.
— Nena cada vez que vamos a cualquier lado intentas ligar, solo que nunca te sale. — Digo riendo por lo bajo porque se molesta, Vero no es esta chica que se tira a muchos chicos, nada de eso, pero tiene esa infantil idea de que va a encontrar al amor de su vida en una fiesta cuando choque accidentalmente con ella. Sus ilusiones se han quebrado poco a poco debido a las constantes decepciones que se ha llevado con los chicos, por el simple hecho, de que se ha dado cuenta, que lo único que buscan es sexo y Vero no es ese tipo de chica. Ella nunca se ha enamorado y no sabe lo que es sufrir, no como yo qué, aunque tuve una sola experiencia, y no fue gran cosa, yo pensaba que estaba locamente enamorada, hoy me acuerdo de eso y yo me río de mi misma por lo estúpida que fui.
— Vero, vamos nena ponte ese vestido rojo que te queda hermoso y te resalta todas esas curvas que Dios te dio — le digo para que deje de moverse de un lado para el otro.
— ¿Segura que me queda bien? —Dice aún indecisa.
— ¡Sí! Si estoy segura te ves muy bien vamos a pasar ahora al maquillaje, que aquí, eres la experta— le digo porque sí que estoy frita en el tema, en cambio Verónica es una auténtica experta y siempre te deja hermosa.
Llegamos a un bar que se llamaba "Desire", oh si deseo de disfrutar era lo que yo tenía, y así iba a ser. Entramos al bar y este ya está lleno de gente y con la música a tope, enseguida nos dirigimos a la barra a por bebidas para comenzar a calentar motores. Después de dos o tres, ni idea de cuantos fueron, empuje a Verónica a la pista ya que comenzó a sonar una canción que me encanta. Comenzamos a movernos al ritmo de la música.
Luego de no sé cuánto tiempo ya Verónica se consiguió su ansiado ligue dejándome a mi abandonada.
Me fui a la barra y allí mientras veía a todos bailar, me bebía otro trago, y tras un recorrido por todo el lugar, mi vista se detiene en un chico que sin dudarlo es de mi edad bastante guapo pero lo extraño es que a diferencia del resto de su grupo es el único que no está tomando, en ese momento se da cuenta de que lo estoy mirando muy fijamente y me sonríe, y adivinen que yo hago, lo de siempre desvío la vista y me concentro en mi bebida. Luego de bailar otro rato sola, debo decir Verónica brilla por su ausencia espero que no esté cometiendo ninguna estupidez, y de repente algo o más bien alguien me saca de mis pensamientos, es un chico, este se sitúa tras de mí y posa sus manos en mi cintura y yo me dejo hacer, no sé si es por culpa de la cantidad de alcohol que he ingerido o porque estoy toda tonta ¡Uff! Estoy como una cabra, no tengo ni idea de qué diablos estoy haciendo.
Me dejo llevar por la música mi compañero se mueve a mi compás y debo añadir que se mueve muy pero que muy bien y tras ¿Una? ¿Dos? Ni idea de cuantas canciones hemos bailado juntos habla.
— Hola, nena ¿Cómo te llamas? — Dice con un tono de voz súper sexy.
— No tengo porque decírtelo— digo como que medio mareada.
— Vamos no seas así, dime — vuelve a decir.
— No, — respondo tajante — mi nombre no te interesa.
— ¿No quieres saber el mío? —Dijo acercándose a mi cuello.
— Como a ti no te interesa el mío a mí no me interesa el tuyo.
— Bueno de cualquier forma te digo me llamo...— En ese momento me agarran fuertemente del brazo y no puedo ver quién diablos es. Intento zafarme, pero es imposible, y después de salir de la multitud se detiene, me doy cuenta que es Verónica y suelto todo el aire que tenía contenido.
— Por poco y me matas de un susto, ¿Por qué me has agarrado así? Y ¿Por qué te has puesto a correr como alma que lleva el diablo? — Le pregunto aún agitado y gritando para que pueda escucharme.
—Isa disculpa que te haya interrumpido, de veras, pero se va a formar una grande ahora mismo y quería asegurarme de que estas bien— me dice, pero sigo perdida.
—A ver, pero y eso que tiene que ver conmigo— le pregunto.
— No tiene nada que ver contigo so tonta, el problema es que si se forma bronca y esto se pone calentito tu yo y todos los presentes terminaremos en un lugar no muy agradable, — la miro esperando que continúe— La comisaría— Joder me ha dejado pasmada.— Bueno, si en serio es tan grave vámonos de una buena vez antes de que empiece el espectáculo— le digo lo más relajada que puedo, pero la verdad estoy que me cago de miedo.
Salimos del bar pasando por encima de todo el mundo, empujando y toda la cosa y ya cuando estábamos en la puerta se escuchó el primer grito y le dio un empujón a Verónica y salimos corriendo.
Luego de tomar un taxi llegamos a casa de Verónica porque ni loca me iba para mi casa, pero bueno es que siempre lo hacemos así cuando salimos hasta muy tarde.
En cuanto mi cabeza toca la almohada ya estoy rendida pero mi queridísima amiga a la que adoro con toda mi alma a veces me hace odiarle y justo hoy es uno de esos días.
— No, no, espérate ahí— dice señalándome con el dedo, en forma de advertencia— tú no duermes hasta que me digas quien es ese con el que estabas bailando muy abrazadita.
— Nadie, no era nadie, ya déjame dormir que estoy muerta— digo molesta, odio que no me dejen dormir cuando lo necesito.
— Está bien, te voy a dejar dormir pero que conste que te lo estoy advirtiendo desde ya mañana no te salvas de darme detalles.
— Sí, sí, si lo que tú digas— le digo con tal de que me deje en paz, aunque la verdad mañana de seguro insiste y tampoco le diré nada porque no hay nada que contar no sé quién es ese chico y lo más probable es que no lo vuelva a ver, con ese pensamiento me quedo rendida.
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Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)
Teen FictionIsabella es una chica de 17 años que esta apunto de terminar el instituto y tras haber sufrido su primera decepción amorosa pensó que nunca lo olvidaría, pero siempre esta ese alguien que nos hace ver lo equivocados que estábamos. Esta no es la típ...