Capítulo 3

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En cuanto llego a casa, esta me recibe con el mismo panorama de siempre, mis padres con su discusión de cada día por cualquier idiotez o quizás una nueva esta vez, ¡Estoy harta joder!

Mi hermano ni por enterado, está en el sofá, viendo la tele como si no estuviera pasando nada, ojalá y pudiera hacer lo que él. No puedo estar rodeada de personas que lo único que hacen es gritar. Esta situación me sobrepasa.

Subo a mi cuarto sin molestarme ni en saludar, me doy un baño y me pongo hacer las tareas, cuando estoy por empezar la última, el grito de mi madre me hace brincar y de paso quitarme la concentración de lo que estaba haciendo.

Bajo al comedor, y me siento a la mesa al mismo tiempo que lo hace mi hermano frente a mí. Fijo la vista en mi plato y comienzo a comer en silencio ¡Qué bien! ¡Que calma hay! Nada de gritos, estoy sorprendida.  Después de cenar y recoger la mesa subo a mi cuarto para terminar lo que estaba haciendo y luego voy a dormir a la cama.

La mañana siguiente, me despierto temprano, un día nuevo comenzará, y la rutina no cambia en lo absoluto. Llego al instituto y ya Verónica está allí con una extraña sonrisa que no tengo ni idea de a qué se debe.

— Hola Vero, —le digo, pero ella parece estar en otro mundo, ¿Para dónde está mirando? —Verónica te estoy hablando podrías prestarme atención un segundo. —En ese momento ella sale de su ¿Trance? Y voltea a verme.

— Nena, lo siento, es que ayer como no me esperaste no pude contarte nada.

— ¿De qué estás hablando? — A ver ahora que me perdí, es el segundo día.

— Recuerdas que ayer entro un chico nuevo a tu clase de Literatura, el que por cierto no me contaste a la hora del almuerzo— maldita sea y ahí va a empezar con el interrogatorio.

— Se me olvido decírtelo Verónica, además no es nada del otro mundo— digo ¿Qué tiene de relevante que entre un chico nuevo a la escuela?

— Pero está buenísimo— yo me sonrojo ante su comentario, estoy de acuerdo con ella, aunque no lo admita en voz alta. — Pues déjame decirte que no llego solo, al parecer este otro chico es como que su mejor amigo, y ese me encanta así que te lo aviso es mío— yo abro mi boca en forma de O sin podérmelo creer ¿Pero está loca? Ni han cruzado una palabra o al menos eso creo yo.

— Verónica, pero, ¿Te estas oyendo? No lo conoces, ni siquiera sabes el nombre aún, bájale la velocidad a tu carro un poquito querida, que vas muy rápido, no quiero que te lleves una decepción— digo pensando en mi propia experiencia, si alguien la lastima se las verá conmigo, no es que sea un superhéroe ni nada, pero con Verónica no ok.

— Isa eso me vale gorro, el chico me llamo la atención nada más de verlo ayer. Sé que pensaras que es uno de mis tantos ligues, pero esta vez no. Quiero conocerlo y espero que tú me ayudes.

— ¿Qué? ¿Yo? ¿Estás loca? —le pregunto sin poder creerme lo que está diciendo.

— Que nada, tú sí, y no, no estoy loca, para responder tus preguntas, y es obvio que me ayudarás, Marcos está en tu clase, y lo primero es que le preguntes como se llama su amigo, es todo.

— ¡Es todo! ¿Te parece poco? No pienso hacer tal cosa, sabes como soy con los chicos y te quiero mucho, pero esta vez no puedo ayudarte.

— Por favor, por favor, te lo pido— dice poniéndome esa cara de ángel para convencerme.

— No te prometo nada, ya veré de qué manera te consigo información— digo sin remedio, la pregunta es ahora ¿Cómo diablos consigo algo si no quiero hablar con el nuevo? Esto va a ser más difícil de lo que imagine.

Tocan el timbre llamando muestra atención, vamos a clase, todo va bien, hoy no he tenido clase con ese chico, pero mañana de Verónica no me libro.

Entro a clase de Física, esta es una de las que me cuesta un poco, pero prefiero mil veces una clase de Física que, de Matemáticas, ese si son un puñetero dolor de cabeza, que no me deja dormir cuando tengo examen, por las largas horas que debo pasarme estudiando.

A la hora del almuerzo Verónica como era de esperar me acribilla a preguntas para saber si he hablado con Marcos, y le hago saber que aún no me ha tocado clase con él, o bueno alguna en la que coincida con él, esa es la última del día de hoy.

— Verónica, no he coincidido con él en clase aún, por dios, estate quieta, que él no se va a ir— digo para ver si me deja en paz, la quiero con mi vida, pero con estos temas hay veces que quisiera que cerrara el pico, eso no me hace mala amiga.

— Si no me ayudas, no te voy hablar más— me dice poniendo esa carita de niña cuando queremos algo.

— Te voy ayudar, so tonta, claro que sí, sólo dame un tiempo, aún no he cruzado casi palabra con él— realmente no recuerdo si hable o no con él, uff ¡Que memoria la mía!

Cuando me he dado cuenta ya estoy de camino a mi clase de literatura en la que veré a Marco y tengo que decir que este chico nada más de verlo me pone nerviosa, ni siquiera con Nicolás era así.

Llego al salón y me siento en el mismo lugar mientras más lejos del resto mejor, así evito que me molesten. Veo a Nicolás entrar, junto a algunos amigos Ricky o Ricardo y Ernesto. En cuanto me ve, se me acerca.

— Hola mi pequeña mariposa— me dice, pero a este ¿Qué le pasa? ¿Que no puede dejarme en paz o qué? Es que quiere seguir fastidiándome la existencia, no me había dicho que se había aburrido, bueno entonces ¿Qué diablos hace hablándome ahora?

— ¿Qué diablos quieres ahora Nicolás? — Le pregunto, más directa no puedo ser.

— Saber cómo estas— me dice de lo más relajado como si fuéramos amigos de toda la vida, al parecer este chico tiene la memoria peor que mi abuela, ya se lo olvido por todo lo que me hizo pasar el curso anterior, bien por él, porque yo lo recuerdo cada maldito día que pasa.

— A ti te importa muy poco como estoy, te agradecería que me dejarás en paz, ¿Que te interesa a ti como yo estoy? Nada, no te interesa para nada, así que déjame en paz y deja de molestarme— le dijo elevando el tono más de lo normal y entonces escucho las risas de sus amigos, y sus comentarios burlándose de él.

— A mí no me hablas así pequeña mariposa— y ahí vuelve con ese maldito apodo, en su momento me encantaba, pero ahora no lo soporto, me recuerda cosas que no quiero recordar— y tienes razón no me interesa nada de ti, sólo estoy aburrido. —Cierro mis ojos con fuerza, ya que la rabia se está adueñando de mi me dan ganas de soltarle un tortazo ahí mismo, y entonces escucho una voz.

— Si estas aburrido puedes irte con tus amigos porque aquí no hay entretenimiento para ti, Isabella no tiene por qué soportar que la molestes solo por el hecho de que estés aburrido, déjala en paz— en ese instante levanto la vista y veo a Marcos parado frente a Nicolás, ¡Me está defendiendo! Esto de veras está pasando, Marcos se ha metido en la conversación a defenderme, cosa que nadie más en el salón hizo, y ahora que lo pienso, ¿Cómo diablos sabe mi nombre? Si no he cruzado una palabra con él.

— Pero mira lo que tenemos aquí, el nuevo es amigo de mi pequeña mariposa— dice Nicolás en tono de burla y antes de que responda, Marcos lo hace por mí.

— Ya te dijo que no la llames más así, ¿Tienes problemas auditivos? — Le pregunta Marco y yo me río.

— Al parecer si— digo yo— no vuelvas a dirigirme la palabra,¿Me has escuchado?

En ese momento entra la profesora de literatura y nos manda a sentar en nuestros asientos y Marcos por ende se sienta a mi lado.

COMO ADORO A MARCOS QUE DEFIENDE A ISABELLA.

BESITOS KYA❤😘

Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora