Capítulo 25

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Ya todo está volviendo a la normalidad, después de esa charla con Sofía las cosas están mejor, pero no del todo, aún queda camino por recorrer.

Ha pasado una semana, hoy deberíamos entregar el trabajo de literatura que teníamos que hacer juntos Marcos y yo, Dios que ironía, él que había dicho mentiras a la profesora de que quería conquistarme y ahora somos novios, nada más de pensarlo, me parto de risa.

Cuando nos toca a nosotros estoy un poco nerviosa, pero al final lo logro sacando un 10 y eso me alegra, bueno a quien no, y mi novio por su lado también sacó un 10, mi chico es inteligente.

Veo como la profesora le guiña el ojo a Marcos, y solo yo me di cuenta a parte de estos, ya que toda la clase está en sus trabajos. Nicolás me ha estado mirando desde hace un buen rato todos aquí saben que estamos juntos, no lo hemos ocultado, no hay necesidad de ello, y sobre todo no quería hacerlo.


Luego Marcos me explica que la profesora le dijo unas felicitaciones, pero no solo por el buen trabajo de clase sino porque yo soy una buena chica, y que le gustaba nuestra pareja, vaya las noticias vuelan como los pajaritos.

Cuando suena el timbre somos los últimos en salir y cuando llego a mi casillero que está muy cerca del de Marcos, justo cuando él se va a ir, Nicolás se para frente a mí.

— ¿Podemos hablar? —Me dice.

—Tu y yo no tenemos nada de qué hablar— le digo, ¿Cuándo carajo va a entender que no lo quiero cerca?

—Por favor—pide, yo ruedo los ojos y asiento con la cabeza a modo de respuesta y añade—a solas—mirando a Marcos, este no se mueve y yo no se lo permito, sino que sostengo su mano más fuerte para que no se mueva.

—Se queda, es mi novio y lo que quieras decirme puedes decírnoslo a los dos, sino quieres, ándate que nadie te lo impide—lo veo soltar un suspiro y finalmente habla.

— ¿Qué haces con este? —Me dice y lo miro sorprendida, no, pero de veras que se ha vuelto loco este chico, ¿Le falta un tornillo o qué? En eso siento la mano de Marcos apretarme un poco, y sé que está llegando a su límite y yo también.

— Escúchame bien lo que te voy a decir, por será la última vez que lo haga, este como le llamas-digo señalando a Marcos—es mi novio, es mucho mejor que tú, lo quiero a él, por ti no siento nada, métetelo en la cabeza de una puta vez, ya todo murió, lo de "nosotros que fue mentira, ya es historia, está en el pasado y ahí se va a quedar, ¿Ok?

—Serás mía Isabella, solo mía— dice al tiempo que camina alejándose de nosotros.


El resto del día ocurre sin inconvenientes, esta vez en la mesa están Sofí y Beth, con quién no he podido hablar aún es con Saúl y está a dos mesas de nosotros con Leo, también se nos ha unido Luciana, ayer la vi sola en el jardín y la invité a sentarse con nosotros, ella aceptó con mucho gusto.

Al parecer, la dejo bien mal lo de mi hermano, que esa, es otra historia que aún no he resuelto, pero pronto lo haré.

Hoy en la tarde íbamos a estudiar a casa de Marcos porque se acercaban los exámenes, estaban a la vuelta de la esquina, y le hable de mis problemas con las materias de números y la bola de fórmulas de física y química, Dios las odio, pero da la casualidad de que esas son sus favoritas, aunque creo que es bueno en todas, es todo un cerebrito, Jaja.

Cuando bajamos de su auto, todo está en silencio, pero a medida que vamos avanzando se empiezan a escuchar gritos, Marcos me hace una seña para que no haga ruido y guarde silencio, él aún no sabía a qué se deben esas discusiones entre sus padres, ya que desde aquella vez que él los escuchó, no los había vuelto a oír peleados, entramos a la sala y lo que alcanzamos a escuchar, dejo a Marcos completamente de piedra y a mi detrás de él, la frase se repetía una y otra vez

Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora