El día ha llegado. Ya el maravilloso fin de semana había terminado. Se fue demasiado rápido. Hemos llegado con Verónica en su auto. El teatro estaba a punto de empezar. Solo espero que todo salga bien. El domingo luego de la llegada de Alex, Marcos y él se metieron en la biblioteca hablar, él me pidió perdón con la mirada, yo lo entendí muy bien, necesitaba hablar de temas con su viejo amigo.
Durante aquellas dos horas sola mi cabeza no dejó de maquinar, por una fracción de segundo mi mente trajo escenas nada agradables, que espero que no se lleven a cabo, siempre me pasa lo mismo cuando estoy sola, siempre que estaba metida en líos mi mente comenzaba a tener pensamientos muy negativos, lo cual provocaba que me pusiera más nerviosa de lo que ya me encontraba. Marcos había notado mi preocupación, pero decidí no alarmarlo con ello. Suficientes cosas tenían que lidiar para añadirle una más.
—Es hora amiga —dice Verónica luego de estacionar el auto en el parking del instituto. A través de los vidrios polarizados del auto de mi amiga pude ver a Cristina y a Nicolás sonriendo. Mire a Verónica sin entender.
—Marcos ya ha iniciado su parte Isa, te toca a ti ahora —dice explicándome. Me señala al otro lado del parking y veo a Liam junto a Leo y Saúl, perfecto.
—Empecemos con esto de una buena vez —digo bajando del auto. En cuanto lo hago, todos me miran, incluso los chicos del otro lado. Camino a paso firme sin prestarle atención a nada ni a nadie.
—Veo que has cumplido con tu parte— dice Cristina con una sonrisa al momento que paso por su lado.
—Exacto. Ahora déjame malditamente en paz— Grito exasperada.
—Contrólate bonita, recuerda que aún te tengo en mis manos, que lo hayas dejado no significa que te devolveré el video. Te falta el resto —dice y en ese momento Nicolás sonríe. Quiero vomitar. Me guardo mis palabras para ambos, ya llegará mi momento
—Me diste una puta semana, no puedes pretender que todo sea de corre corre, así que espera— le hablo mordaz, me importa una mierda, sé que no debo provocarla, pero es más fuerte que yo.
—De acuerdo, lo más importante está hecho. Ahora te toca a ti —dice mirando a Nicolás. El susodicho se acerca a mí y toma mi mano, quiero apartarme, pero él no lo permite.
—No hagas un espectáculo —murmura tomando mi antebrazo de forma brusca mientras me habla al oído—, volverás a caer rendida ante mí y te olvidarás de ese imbécil— Quisiera reírme en su puta cara, eso no pasará ni en mil años.
—Lo que digas— respondo con la voz neutra, sin demostrar nada.
—Ahora vamos a entrar tomados de la mano —vuelve a susurrar—. Quiero que él nos vea y te odie cada vez más— ¡Quién diría que podría odiar a la misma persona dos veces y más intensamente que la vez anterior!
—Eres un desgraciado —le digo también en su oído, sé que todos nos están mirando, pero no puedo evitar cuando las lágrimas salen de mis ojos ante la impotencia que me domina, esto será más difícil de lo que pensé.
—Un desgraciado que una vez amaste— habla con burla.
—Has sido mi peor error —le afirmo.
—Y volveré a serlo, porque no pienso permitir que estés con nadie más que no sea conmigo— Nicolás ya me ha demostrado que esta tan mal como está Cristina, se ha obsesionado conmigo a niveles desproporcionales.
—Estás demente —le respondo.
—Ya veo que no eres la blanca palomita, la que se quedaba callada ante mis palabras— tiene toda la razón y me alegro que se haya dado cuenta. Antes era su puta sombra, me consumió, me hizo malditamente dependiente de él.
—Jamás volveré a ser esa chica que engatusaste —afirmo.
—Me gusta la nueva versión de ti, pero tú también conocerás la nueva mía— dice Nicolás y el vello de mi piel se eriza de temor.
—Nicolás, ¿qué mierda estás haciendo? — Escuchamos la voz de su mejor amigo Ricky, lo miro con odio y él se encoje de hombros.
—Amigo, serás el primero en saber que mi pequeña mariposa y yo estamos juntos de nuevo —dice él con una sonrisa. Su amigo lo mira como si estuviera desquiciado, sí que lo está, a ver si se da cuenta. Después me mira a mí, mi rostro no muestra nada, estoy imparcial ante el hecho.
—¿Te has vuelto loco Nicolás? —Refuta—Esta chica no quiere saber de ti después de lo que le hiciste —hace una pausa—, hicimos más bien— es entonces cuando abro mis ojos, pero no sé de qué me sorprendo, son mejores amigos, están cortados por la misma tijera.
—Yo no la estoy obligando, ella misma vino a mí —dice y su amigo abre los ojos. Por lo que creo pasan horas solo son unos minutos donde él me observa fijamente, ¿qué mierda busca?
—¿Qué hiciste esta vez Nicolás?— pregunta dirigiéndose a él. Yo trato de mantener la calma ante lo que ha dicho, está empezando a sospechar algo.
—No he hecho nada Ricky— responde molesto. El nombrado suspira pesadamente y me mira, para luego ver en dirección de donde están mis amigos con Marcos, vuelve a dirigir su vista hacia Nicolás, niega y se va.
—No pienso formar parte de esta locura—asegura y se va.
—No te necesito — Le grita, pero él no detiene su camino.
A la hora del almuerzo decido no ir a la cafetería, prefiero no presenciar lo que ocurrirá. Decido perderme a través de la vegetación que rodea el instituto. Me dirijo a la parte más intrincada de las gradas, para que nadie me vea.
—¿Has venido a recordar tu último momento furtivo con tu ex? —habla Cristina a mi espalda.
—¿Qué mierda quieres? —Cuestiono. ¿A qué vino? Le gusta estarme martirizando.
—Te perdiste el espectáculo, pero los demás si vas a presenciarlos, quiero verte retorcerte de dolor. Marcos esta devastado, pero ya vino a mí, ese dicho de un clavo saca otro calvo es completamente cierto, así será, haré que te olvide y vuelva a sentir lo que sentía por mí.
—Márchate —le digo después que cierra la boca. Ella sonríe victoriosa y se va.
Cuando suena el timbre me levanto de ese lugar y voy a la siguiente clase. Gracias a dios me toca con Sofía, lejos de Nicolás. Cuando llego me mira con tristeza.
—¿Cómo estás? —pregunta en cuanto tomo asiento a su lado.
—He estado mejor —le digo sonriendo con tristeza.
—Isabella— alguien me llama a mi espalda. Sofía y yo giramos al mismo tiempo para encontrarnos con Ricky. Nos miramos y sé que está pensando lo mismo que yo.
—¿Qué quieres? —inquiero.
—Perdóname, nunca te lo dije, he hecho muchas cosas de las que no estoy orgulloso, pero darle la idea a Nicolás de hacer lo que te hizo ha sido la única de la cual me arrepiento —dice y luce apenado.
—Es muy tarde para eso Ricky, pero no te preocupes, lo que me hicieron ya está superado —Hablo con orgullo.
—Me alegra, de verdad no sé qué está ocurriendo con Nicolás, pero ha cambiado mucho desde que te grito todo aquello, un cambio malo fue lo que tuvo, por eso no me creo una palabra de lo que me dijo en el estacionamiento.
—Pues créelo, hemos vuelto.
—Eso me ha quedado claro, lo que no sé es porqué —dice, algo sospecha—. Dime qué sucede, te ayudaré, es mi amigo, pero no estoy de acuerdo en que quiera seguir haciéndote la vida imposible.
—No sucede nada—digo.
—Isabella —susurra tratando de que hable.
—Ya déjala en paz, no hay nada más que lo que vez —chilla Sofía molesta.
—De acuerdo —dice derrotado y es entonces cuando el profesor hace su aparición en el salón.
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Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)
Teen FictionIsabella es una chica de 17 años que esta apunto de terminar el instituto y tras haber sufrido su primera decepción amorosa pensó que nunca lo olvidaría, pero siempre esta ese alguien que nos hace ver lo equivocados que estábamos. Esta no es la típ...