Capítulo 19

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Pero y este, ¿Ahora que quiere? Realmente ha tenido una actitud muy rara conmigo últimamente y de verdad que no lo quiero cerca mío.

Le doy un empujón para alejarlo de mí, está muy cerca.


—¿Qué es lo que quieres Nicolás? —Le pregunto.

—Solo quiero hablar contigo mi pequeña mariposa— dice y cierro los ojos mientras respiro hondo.


— ¡No vuelvas a llamarme así!, ¡Me llamo Isabella! —Le grito y no creí que tomara la actitud que tomó y menos su respuesta.


—Está bien Isabella, solo... ¿Me permites hablar contigo unos minutos? —Su actitud me sorprende mucho, demasiado diría yo.

—Di lo tengas que decir rápido, tengo prisa— es todo lo que añado.


— Por favor Isabella, yo no quería que fuera así, pero bueno— dice y no entiendo absolutamente nada—Isabella yo, yo...te...— hace una pausa— te quiero. — Abro mis ojos ante sus palabras, no puedo creérmelo, pero y esto ahora.

Entonces sin decir nada, sin dar respuesta a sus palabras, me doy la vuelta para seguir mi camino y entonces siento que me vuelve a detener y me suelto de nuevo.

— Déjame en paz, tus palabras no son más que eso, y yo respondiendo a tu mentira te diré que ya no siento nada por ti, acabo de comprobarlo, por fin me libre de tu fantasma, ya no siento nada por ti, — reitero— ya no siento esas mariposas como cuando me lo dijiste hace meses, ya no siento nada, al mirarte solo me siento decepcionada de mi misma por haber puesto mis ojos en alguien que no supo valorarme y que nunca me quiso de verdad. — Le digo.

Realmente me acabo de dar cuenta de que ya no hay nada, en otros momentos sus palabras me hubieran llenado de felicidad, pero la verdad es que no sentí nada dentro de mí, ya está, todo murió, todo se acabó y estoy feliz por ello.

Intento irme de nuevo, pero me detiene y mientras estoy forcejeando porque no quiere que me vaya siento como alguien le da un buen empujón que hace que el caiga al suelo y junto con él la otra persona. Cuando veo es mi hermano Axel se dan puñetazos por doquier y se están dando con ganas, yo comienzo a llorar desesperada porque intento meterme, pero mi hermano sin darse cuenta me dio un empujón, y entonces llegan algunos profesores al lugar y logran separarlos. En cuanto Axel se calma me ve en el suelo llorando y supo que él me había empujado y sus ojos se abrieron desorbitantemente.

— ¡No te vuelvas acercar a mi hermana malnacido, nunca más en tu jodida vida, no deberías ni respirar el mismo aire que ella por todo el daño que le hiciste! — Le dice mi hermano a Nicolás con evidente rabia en su voz.
Veo que Axel desvía su mirada y esta cae sobre Luciana, lo mira con rabia, dolor e inclusive amor y él solo le devuelve una mirada de odio que hasta a mí me amedrentaría y entonces ella se va.

Yo no puedo seguir escuchando porque, aunque ya sé que no siento nada por Nicolás no quiero recordar la vergüenza que me hizo pasar. Me fui de allí delante de la atenta mirada de todos incluida de mi hermano, no le importo que todos me vieran.

Salgo corriendo pasando por el estacionamiento y veo a Marcos con su coche estacionado, en cuanto me ve me grita, pero yo no me detengo logro llegar a mi casa y veo el auto de mis padres estacionado, pero no los veo a ellos.

Cuando me acerco veo a mi mamá en la puerta, ella se me queda viendo fijamente por algunos segundos y como si entendiera lo que está pasando y sobre todo lo que necesito, ella abre sus brazos invitándome abrazarle, por un momento me olvido de todo y voy hasta ella. La abrazo, hace tanto tiempo que necesitaba esto, como ese día en que ocurrió todo, hubiera deseado que estuviera ahí como ahora. No voy a seguir condenándolos, las cosas han cambiado, ya se acabaron las interminables discusiones y aunque quiera, no pueden odiarles, son mis padres, a quienes, apesar de todo,  amo con toda mi alma.

—Ya mi amor tranquila, verás que todo estará bien— me dice pasando su mano por mi cabello, y sus palabras logran reconfortarme más de lo que creí, yo me comencé a relajar poco a poco, mis lágrimas y sollozos cesaron casi por completo y me separo poco a poco de mi mamá me volteo y veo a Axel mirándome con culpabilidad por haberme tirado al piso, voy y lo abrazo, él me recibe susurrando una disculpa,  luego siento los brazos de mis padres que nos rodean, este es el principio de la reconstrucción de mi familia, y estoy feliz, volveremos a ser lo que éramos antes, lo sé.


Después los cuatro estamos más calmados, sobre todo Axel y yo que aún no ha dejado de pedirme disculpas, por más que vuelvo a decirle que no pasa nada.... Rompe el silencio.

—Disculpa, no debí formar ese show en tu escuela—me dice.

— No pasa nada— reitero, al final de cuentas ya pasó.

—No, claro que pasa, no pensé en que ahora la gente estará hablando de ello y tú tendrás que escucharlo y recordar todo aquello, de nuevo perdóname.

— Tranquilo, pero ¿Por qué piensas eso? —Le pregunto, porque realmente si comentarán sobre la pelea, pero de lo otro ¿Por qué?

—Cuando salí de ahí, luego de haberle dicho unas cuantas cosas a ese idiota en el estacionamiento estaba Luciana,  me dijo que no debería de haber hecho eso en la escuela que causaría comentarios y dirían que es una especie de venganza por lo que él te hizo. Me grito que era un estúpido impulsivo que solo pienso en mí, que no le interesa nada, me lo dijo todo a pesar de que le dije que no me interesaba escucharla, igual se me paro en frente y me dijo todo lo que tenía dentro, lo sé, termino llorando desconsolada, me contó de la conversación que tuvo contigo, que entre ustedes había quedado todo bien pero que yo, con mi terquedad no quise escuchar ninguna explicación, me dejo allí sin saber que hacer o decir,— suspiro— hermanita me dolió verla así, yo la quiero pero no sé qué hacer—yo lo escuchaba atenta y puedo imaginarme a Luciana toda triste, esa chica es perfecta para mi hermano.

— Axel, te diré algo y quiero que entiendas que no es que este de su parte y no te apoye pero tu manera de actuar no fue la mejor,—le digo y él asiente de acuerdo conmigo— te dejaste dominar por la rabia, la llamaste puta Axel, eso le dolió mucho más que todo lo demás que le dijiste, la humillaste hasta que no se ocurrieron más palabras con las cuales ofenderla,—él me ve asombrado—sí, lo sé todo, ella me lo contó cuando trate de decirle que viniera hablar contigo, me dijo como la trataste y yo en su lugar no querría ni verte pintado— su rostro refleja el dolor que le causan mis palabras, pero debo ser sincera con él para que sea consciente de cómo están las cosas— pero tranquilo, ahora lo que necesito saber son dos cosas y la primera me la vas a contestar si o si, ¿De acuerdo?—Termino diciendo.

—Sí, dime—me dice.

— ¿Cómo supiste lo de Luciana y todo lo demás? ¿Quieres volver con ella? —Hago mis dos preguntas.

—Por ti.— No me lo puedo creer.

Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora