Capítulo 38

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El resto de la semana pasa sin preocupaciones. Marcos y yo estamos bien, al parecer nadie se dio cuenta de nuestro desliz en las gradas aquel día. Estábamos irradiando felicidad. La arpía de Cristina había intentado acercarse a Marcos más de una vez cosa que no consiguió a pesar de sus intentos. Lo único que me molestaba era el mal humor de Marcos después de aquellos enfrentamientos, él la odiaba a niveles extraordinarios.

Estábamos en la cafetería de la escuela en el horario del almuerzo. Marcos estaba viendo lo de un trabajo de ciencias con unos compañeros y los chicos andaban no sé en donde, así que solo estábamos nosotras.

—Beth—le hablo llamando su atención

— Dime Bella—dice con voz neutral, entonces miro a Sofía y con la mirada me dice que ahora es mejor ni hablar.

—Sabes que cuando quieras hablar aquí estoy ¿cierto? —Le ratifico, aunque ella lo sabe bien.

— ¿De verdad Bella? ¿Realmente puedo contar contigo?

—Claro que si Beth, eres una de mis mejores amigas, —digo tomando su mano, pero ella la aparta, acción de su parte que me deja tiesa en mi lugar.

— No te creo, estas tan encerrada en tu pequeña burbuja de amor que no miras a tu alrededor, llevo una semana como alma en pena y hasta ahora es que tú te dignas a preguntarme como estoy. Definitivamente si eso hace una mejor amiga es mejor estar sola. —Dice levantándose de la mesa dejándonos a las chicas y a mí en shock.

— Chicas, yo-—digo, pero mi voz se pierde, ¿Habrá dicho la verdad? ¿Por estar tan metida en lo mío con Marcos no me doy cuenta de lo que sucede con mis amigas? —¿Es verdad eso que dijo Beth? ¿No les estoy prestando atención a ustedes?

— Solo un poco Isa, —alega Sofía- Beth volvió a clases mal. Y ha pasado una semana y tú no te has dado cuenta de que hubo dos ocasiones donde no se sentó en la mesa con nosotras. Estamos felices de que todo con Marcos este bien, pero no debes de dejarnos de lado a nosotras, somos tus amigas.

Me cubro la cara con mis manos sin poder creer lo que escucho, ¿Qué clase de amiga soy? Una pésima al parecer.

—Chicas perdónenme, tienen toda la razón, estoy tan metida en mi relación con Marcos que apenas me doy cuenta lo que pasa a mi alrededor, ¿Me perdonan?

—Claro que si —dice Verónica.

— ¿Y tú Sofí? —Reitero.

— Claro tontita, no te preocupes. — Me brinda una cálida sonrisa.

— Ahora debo ir hablar con Beth. —Les digo mientras me levanto de la mesa.

— No creo que sea un buen momento.

—Haré el intento.

Salgo rumbo al patio a ver si la encuentro, pero fallo en mi búsqueda por completo. Sigo recorriendo la escuela hasta que llego a un conjunto de árboles, unos pegados a los otros que quien se esconda aquí no será encontrado fácilmente al no ser que camine bien adentro como yo, y justo cuando me doy por vencida de encontrarla escucho un sollozo que proviene de la parte más alejada de donde me encuentro.

—Beth—digo al verla. Ella levanta su mirada llorosa y me mira.

— Vete, déjame sola, ahora no me apetece hablar con nadie.

— Perdóname Beth, jamás quise lastimarte, tienes toda la razón en lo que dices, me olvidé por completo de ustedes. No volverá a suceder.

— Discúlpame tú a mí, yo dije eso en un pequeño arranque de ira. La verdad que no me ha ido nada bien en las últimas semanas y me he sentido realmente sola.

Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora