Capítulo 9

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En cuanto escuche esas palabras salir de su boca, yo no me lo podía creer, ¡Qué directo!

— No quise decir eso, te entendí mal— dijo nervioso, y yo me eche a reír nunca lo había visto así— yo quería decir que conversáramos mientras tanto— dice esta vez más entendible.

— De acuerdo— le digo.

— Te parece si vamos a un parque hay uno a unas calles de aquí. —
Comenzamos a caminar, la noche estaba bastante oscura, lo digo porque no era tan tarde, que deben estar pensando oh en serio ¿Cómo no va estar oscura si es de noche? Venga que no soy tonta. Llegamos al parque y nos sentamos en uno de los bancos en los que más daba la luz del farol que había, mire a mi alrededor y había varias parejas jóvenes, quizás unos pocos años mayores, y nosotros parecíamos una parejita más de enamorados, aunque no lo seamos, había algunas parejas, que estaban en la parte más oscura del parque y que casi no se podía ver nada, no sean mal pensadas, a lo mejor se están dando cariños y no quieren público y espectadores. Pervertidas, pensando otras cosas.

— ¿Cómo estás? —Me dijo y no sabía a qué se debía la pregunta segura era que no se le ocurrió nada mejor que decir.

— Pues bien— digo.

—No me preguntas como estoy— que estupidez por dios, parecemos niños de primaria.

— Para que si ya te lo pregunte dentro del restaurante— le digo.

— No lo sé, ¿Para iniciar una conversación?

— ¿Cómo estás? —Digo al tiempo que me doy cuenta de que me mira fijo y siento mis mejillas arder y lo veo reírse.

— Bien— dice cuando se calla.

-Puedo saber ¿Qué tanto de da gracia? —le digo.

— Me da gracia ver que cada vez que digo o te hago algún comentario se te ponen las mejillas rojas, eres muy tierna y diferente a las demás chicas del instituto. —Dice al tiempo que pasa su dedo por mi nariz haciendo dar un breve saltito, no me lo esperaba, me tomo por sorpresa.

— ¿Por qué lo dices? — Le pregunto.

— No es por ser creído, pero desde que llegamos en gimnasia todas las chicas me cayeron arriba, para saber hasta de qué color era mi ropa interior. —Dice y yo sabía que era cierto.

— Hay algunas que no tienen filtro para decir nada o hacer nada más bien— digo.

— ¿Tú lo tienes? —Dice y no sé a qué se refiere.

- ¿El qué? -dice.

— Filtro, ¿Tú tienes filtro a la hora de decir las cosas?

— En algunas ocasiones— digo.

— ¿En cuáles?

— Mejor dejemos el tema, mejor platícame que te gusta hacer en tu tiempo libre, ¿Cuál es tu hobby? — Le pregunto no quiero caer con él, en el debate de que si me controlo a la  hora de hablar porque a veces lo hago cuando no conozco a la persona, pero otras veces aunque no la conozca me molesta tanto que no me callo pero desde lo que me paso, si pienso mucho lo que voy a decir y no sé por qué, una cosa no tiene nada que ver con la otra y yo me estoy mareando de tanta tontería que estoy pensando, quizás es que me callo porque no estoy segura de estar en lo correcto y hablo como loro cuando estoy completamente convencida de que se de lo que estoy hablando, hago un repaso mental de las pocas ocasiones, como por ejemplo mis padres con ellos tengo que callarse para evitar una nueva discusión, a veces es mejor no hablar, eso es lo que creo, pero eso a Marcos no se lo debo decir son cosas de mi vida privada.

Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora