Capítulo 31

150 19 4
                                    

Estaba sentada sobre mi cama, viendo aquella tarjeta una y otra vez, nunca me habían escrito algo así, pero lo más raro es, ¿Cómo sabe la persona que lo envía que yo pienso que es una broma? No tengo idea.

En ese instante suena mi móvil, sacándome de mis pensamientos, es un mensaje en WhatsApp, cuando lo abro, no reconozco el número, eso es raro, no hay nadie que tenga mi número, que yo no tenga el de esa persona, a lo mejor está equivocado, pero igual leo en mensaje.

Para Isabella:

Hola preciosa, espero que hayas recibido la rosa y la nota de hoy y por supuesto que no la hayas tirado a la basura.

Vaya, este si no me la esperaba, ahora sí que estoy intrigada por saber quién será "mi chico misterioso", lo más lindo, ¿Cómo consiguió mi número de teléfono?,¿Será de la escuela? Lo más probable sea que sí, pero ¿Quién? No sé si hago bien, pero le respondo.

Para el chico misterioso:

Hola, ¿Quién eres? ¿Y cómo conseguiste mi número?

Le escribo sin saber que más decir, su respuesta no se hace esperar porque esta llega enseguida.

Para Isabella:

Soy tu chico misterioso, por el momento, pronto sabrás quién soy, sobre tu número, tengo mis métodos y cuando estoy interesado en algo, voy a por ello y tú, mi preciosa princesa, me interesas y mucho.

¡¡¡Oh My God!!!esto tiene que ser una broma, Dios ¿Por qué me haces esto?, y yo ahora ¿Qué hago?, ¡No quiero nada de esto!, ¡No lo deseo!  —Mentirosa, grita mi subconsciente, todas queremos un chico misterioso en nuestras vidas, un amor que nos conquiste con poemas de amor.

— ¡Yo no! —Grito como si estuviera hablando con alguien, el que me oiga dice que estoy para ir directo al psiquiatra—estoy cansada de llevarme decepciones, ya eso se acabó-sigo hablando yo sola, tomo mi celular.

Para el chico misterioso:

Mira, no sé quién eres, ni tampoco me interesa saberlo, no quiero que me vuelvas a enviar ni rosas, ni tarjetas con poemas, ni mensajes a mi número, no estoy para juegos, ni para ser el juguete de nadie, vale. No me molestes más.

Ya, se lo puse, todo listo, me levanto para ir a mi armario a ver que me pongo para la fiesta y entonces mi teléfono suena. Es él de nuevo.

Para Isabella:

Primero, te seguiré enviando las rosas con las notas, segundo, no estoy jugando, ni eres mi juguete y tercero, mi intención no es molestarte, todo lo contrario, lo que quiero es gustarte, aún sin conocerme.

Lo dejo ahí, no pienso seguirle respondiendo, estoy harta y vuelvo a lo que estaba haciendo, cuando a los 10 minutos vuelve a sonar.

Para Isabella:

No piensas responderme, bien, eso no es problema, a partir de ahora tu celular se encenderá cada 15 minutos, y él mensaje será mío, pronto desearás que cada mensaje que recibas cuando tu móvil suene sea mío.

Este chico es un insolente de primera, ¿Qué deseare recibir sus mensajes? Es una imbécil categoría uno, la verdad, no tengo ganas de lidiar con ello.

A las 9:30pm estoy saliendo de la ducha, ni esta logró relajarme como siempre, joder que está cumpliendo lo dicho, me ha mandado seis mensajes, desde las 8pm está en eso, puf, ¿No se aburre de ser ignorado? Parece que no, pero no pienso responderle.

A las 10:30 escucho el sonido del auto que viene a recogernos a mi hermano a mí, cuando bajo, Verónica sale del auto y me mira fijamente.

—Hola Vero, necesito que pasemos por Luciana y que a la vuelta la llevemos a su casa, espero no sea problema para Liam. — Le digo cuando nos saludamos.

Isabella (COMPLETA. EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora