T3. Episodio 1, parte 2

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A la mañana siguiente, Amelie despertó con un gran abrazó de su hermana. Era 23 de marzo, y hoy cumplía dieciséis. Dieciséis años luchando por no sentirse sola, por perder miedos y por, sobre todo, buscar una familia. Rosie le entregó una caja de cartón toda decorada.

- Ahí tengo algo especial. Es algo que desde hace tiempo vengo haciendo y creo que es hora de que lo sepas. Después de todo...Mejor abrilo. - La mayor abrió el paquete encontrándose con una gran pila de papeles. - Es una historia. Cuentos en realidad. Son las recopilaciones de los casos que resolvimos juntas. En especial en los que vos te destacaste. Las Historias de Amelie Holmes.

Sherlock estuvo a punto de replicar y John lo paró de un codazo. Era su momento.

- No quiero interrumpirlas- Se apresuró el doctor-, pero es mejor que nos alistemos para ir al parque. Pueden leer las historias luego. - Amelie sonrió ante la idea del maravilloso día que tenía por delante.

El siguiente parque era el mas importante: Magic Kingdom. Amelie, como ya había hecho, planeó todas las atracciones que a las que debían ir. Muchas montañas rusas estaban totalmente prohibidas, la altura era demasiada.

La sonrisa en el rostro de los cuatro no se borraba. Los pies le dolían a morir por la falta de uso. Lo que mas le atraía a los Holmes, no era la comida o las atracciones, sino la diversidad que había en un solo lugar. Asiáticos, americanos, latinoamericanos ¡De todos los países!

Entre tanto, Sherlock se ponía nervioso. No tenía nada que hacer más que observar y deducir a las personas. "Necesito un caso. O esto no va a terminar bien"

- ¡Miren allá! - Señaló Rosie- Es el castillo de la Bella y la Bestia. – Los ojos de ambas niñas se clavaron en el hermoso palacio que se erguía a lo lejos.

- No hay dinero para pagarlo, así que no se hagan ilusiones. - Contestó secamente Sherlock destruyendo los sueños de Amelie de sentirse en un cuento de hadas, aunque, estando en Disney Word, sentirse en un cuento de hadas era elemental.

-Si no puedo ser Bella quiero ser Blancanieves. ¡Vamos a Seven Dwarfs Mine Train! – Gritó Amelie dirigiéndose a la fila.

- Y yo quiero un caso, pero no es posible. - Murmuró Sherlock por lo bajo.

- ¿Qué dijiste? - Preguntó John.

- Que estoy a punto de perder la cabeza: ¡Una ciudad que no es la mía, sin casos y sin nada que estimule mi cerebro mas que intentar ubicarnos en el mapa o pensar cuánto tiempo durará cada fila!

- Larga vida a la reina del drama- Exclamó John siguiendo a las niñas antes de que su amigo pudiera responderle.

La fila para aquella montaña rusa era interminable. Fue una de las pocas filas que Sherlock dedujo mas de dos horas de espera. Como la mayoría de las atracciones mas importantes eran las que Amelie no quería ir, una tan conocida les parecía interminable en espera.

- ¿Cuánto falta? Estoy cansada de esperar. - Rezongó Rosie.

- Unos cuarenta y cinco minutos. - Respondió el detective moviendo la pierna muy nerviosa. Se levantaba la manga hasta el antebrazo y se rascaba como si necesitara algo. El doctor pudo darse cuenta de lo que quería decir Sherlock y le pegó enojado. - No lo iba a hacer.

- ¿Hablas de drogarte? - Se metió la mayor en la conversación.

- Ami, la gente puede escuchar-

- ¿Desde cuando te importa lo que la gente escuche? - Observó a su padre hito en hito. Sonrió de costado, como siempre que está orgullosa de haber resuelto algo.

Los 25 minutos después transcurrieron lentamente. Por suerte estaban a la sombra y el día no estaba muy caluroso. Varias veces Sherlock hizo movimientos extraños para intentar contener sus ganas de irse y dejar todo. "Pierdo horas de trabajo así"

Faltaba solo una tanta de personas y ellos serían los próximos. Subirían, se divertirían y luego saldrían a comer algo en un restaurante cercano. Cuanto más se acercaban, más ansiosos se ponían.

- ¡Familia Holmes-Watson! - Se escuchó por los costados de las filas en un asentó americano. - ¡Busco a la familia Holmes-Watson! - John levantó la mano.

Era un hombre de seguridad, bastante joven y bajo, acompañado por otros dos mas serios y altos. No hacía falta ser un genio para deducir que algo andaba mal.

- ¿Sherlock Holmes, John Watson, Rosamund Watson y Amelie Holmes? ¿Ustedes son la familia de detectives?

- Si, somos nosotros- Tomó el control John. - ¿Qué sucede?

- Requerimos sus servicios como investigadores. Es un asunto urgente.

- ¡SI! ¡Al fin! Ya no lo soportaba. Lo siento, Ami, pero yo voy a resolver un caso. Se ve interesante. Por la urgencia en sus rostros debe ser algo importante y muy entretenido.

- Por favor...- Continuó el hombre- Acompáñenos a nuestras oficinas.

- Ah, no. – Dijo Amelie mientras tomaba a su padre de la manga para que no se escapase. - Esperé dos horas de fila para nada. Voy a subir a este juego. Estoy bastante segura de saber qué es lo que les preocupa, y creo que cinco minutos de un juego no le harán daño a nadie. - Los ojos de la adolescente hervían de la ira.

Los guardias – Y Sherlock- aceptaron su petición de mala gana. Los americanos los dejaron pasar como personas con pase VIP y pudieron subir al juego mucho mas rápido. "Ojalá lo hubieran dicho antes" Pensó Rosie mientras bajaba la barra del carrito.

Cuando terminó el juego, los guardias los acompañaron a una sala, alejada del parque, en un carrito de golf. La gente que los veía pasar se quedaba observando al ver al famoso Sherlock Holmes ,  de reputación mundial.

Arribaron un par de minutos después. La oficina estaba en un caos. Personas corrían de aquí para allá preocupados por la situación. Un militar se les acerco con aires de superioridad.

- Les agradezco por su colaboración. – Comenzó mientras les estrechaba las manos a los detectives- Soy el Mayor Arthur James. Supongo que ya saben por qué están aquí.

- Amenaza de bomba. - Amelie sentía que todo el mundo quedó en silencio al oírla a ella. ¿Es que nadie había oído a una niña decir "Amenaza de bomba"?

- Ataque terrorista, en términos mas adecuados- Siguió Sherlock robándose el protagonismo y presumiendo. - Nos pidió ayuda a nosotros por dos opciones: Uno, la amenaza decía específicamente nadie de la Policía ni las Fuerzas Armadas. O dos, pide de manera explicita que nosotros lo resolvamos. – Si cuando Amelie habló algunos guardaron silencio, con Sherlock quedaron atónitos.

- Bueno, hemos comprobado la leyenda. Señor Holmes, la amenaza que recibimos fue de las mas extrañas que esta compañía pudo haber presenciado. - Le pidió a un programador que ponga un video en la pantalla gigante y este lo hizo.

- Oigan bien lo que les voy a decir. Esta es una amenaza. Una amenaza de bomba. Si no cumplen con lo que pedimos, haremos volar en pedazos a su querido parque. Lo que nosotros queremos es a la familia más famosa del mundo: Sherlock Holmes, John Watson y las dos niñitas. Tienen hasta las cuatro de la tarde del 23 de este mismo mes para llevarlos a la Mansión Embrujada. Ahórrense el estar buscándonos. Nos infiltramos muy bien. - Se cortó la transmisión. Rosie suspiró y dijo:

- No quiero volver a tratar con secuestradores nunca más.

Sherlock 2 : Las Historias De Amelie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora