CAPITULO 39

458 60 2
                                    

Una vez al lado del ascensor, Erick miró nervioso a Edward.
Desde el camino del dormitorio hacia el ascensor no le había dicho ni una sola palabra. Solo se había dedicado a empujarle por el pasillo, haciendo que caminará mas rapido.

Había algo en su rostro; un pequeño gesto que hacia cada vez que le miraba que hacía que Erick tuviera dudas de si debía ir con él o no.
Pero luego recordaba que era Edward; la misma persona que les había salvado de ser unos esclavos en Irak, el que les llevó a su cabaña del bosque sin pedirles nada a cambio, el que sacrificó a su mujer por salvar a unos cuantos chicos... Él había echo muchas cosas por ellos, no era justo que desconfiara de el.

Pulsando varias veces el botón del ascensor, Edward miró de reojo a Erick; este estaba mirándose los zapatos, con los ojos entrecerrados.
-Estas bien?
(Sorprendido, Erick levantó la mirada y la posó sobre el mayor)
Al hacerlo, pudo ver que este tenía una mano dentro del bolsillo de su pantalón y la otra tras la espalda.
-S-si. Dijó tímidamente. Estoy bien.
(Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Edward)
-Te estás preguntando que es lo que tengo tras la espalda, verdad?
-Un poco, si.

Con un lento movimiento, Edward se colocó enfrente de Erick, quedando cara a cara.
-Antes de mostrarte lo que tengo en la mano quiero contarte un pequeño secreto, si?
(Erick asintió suavemente con la cabeza)
-Bien. Dijó Edward sonriendo. Buen chico.
Un leve cosquilleo recorrió todo el cuerpo del menor. Edward estaba actuando de una forma muy extraña, no era normal en él.
-Verás Erick. Dijó Edward mordiéndose el labio inferior. Te he mentido, várias veces. Te he mentido al decirte que he venido hasta aquí para rescatarte, para llevarte a un lugar lejos, seguro de Alonso.
-No.. No entiendo. Dijó Erick comenzando a asustarse.
(Edward rodó los ojos)
-Lo que quiero decir, es que he venido solamente hasta aquí para terminar la tarea que uno de tus amigos no pudieron hacer bien en su día.
-Ta.. Tarea? Que tarea?
-Matarte.

Nada mas decir eso, Edward agarró fuertemente a Erick del cuello y le elevó unos pocos centímetros del suelo.
Con los ojos rojos llenos de ira, Edward miró a los ojos del menor, los cuales estaban comenzando a lagrimear.
-Por fin podré matar a uno de los cinco chicos... Alonso me recompensará muy bien por ello.
-Por-favor. Jadeó Erick.
(Una malvada sonrisa apareció en el rostro del mayor)
-ERICK!!!
Sorprendido, Edward dejó caer al menor al suelo y miró a la derecha, donde dos personas acababan de aparecer entre las sombras.
-SUÉLTALE! Dijó una de ellas.
(Erick reconoció la voz al instante)
-Richard?

A paso ligero, ambos corrieron hacia donde se encontraban Erick y Edward.
Este último, al ver que los dos tipos se acercaban corriendo, cogió al menor de los brazos y lo estampó contra la pared, colocándole un cuchillo en el cuello.
-Un paso mas y juro que le corto la garganta.
-Edward. Dijó Richard parándose a tan solo unos metros. Por favor, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir el resto de tu vida.
-Tu no lo entiendes! Gritó Edward. Si no mato a uno de vosotros esta noche Alonso me matará a mi!
-No. Dijó esta vez Jose Luis. Llamaremos a la policía y le contaremos todo, ellos te protegerán de Alonso.
(Edward negó con la cabeza)
-Ya es tarde.
-No! Dijó Richard dando un paso al frente. No es tarde! Aún puedes no hacerlo, quedarte con nosotros.
-No es eso... Dijó bajando la cabeza. Alonso ha ganado de todas formas.
(Richard le miró con el ceño fruncido)
-A que te refieres?
-A los demás. Alonso sabe perfectamente donde están; ha mandado a varios hombres para asesinarles.

Con el corazón a mil por hora, Richard miró aterrado a Edward.
-Eso es mentira.
-No. Dijó este negando con la cabeza. Es verdad. Alonso sabe que Christopher, Joel y Zabdiel están en un auto caminó a Madrid; es cuestión de tiempo que les encuentren. Y cuando lo hayan echo... Tus amigos estarán acabados.

☆☆☆

Un par de cachetadas hicieron que Zabdiel abriera totalmente los ojos, encontrándose con un rostro a tan solo unos centímetros de su cara.
-Pero... Que?!
Asustado, este levantó rápidamente la cabeza y se chocó fuertemente contra algo duro.
-Auch! Dijó Christopher tocándose la frente. Me as echo daño bruto!
(Zabdiel le miró sorprendido)
-Que demonios estás haciendo?
-Despertarte. Pensaba que las bofetadas en la cara lo habían dejado bastante claro.

Bufando, Zabdiel levantó la cabeza y miró a su alrededor.
-Donde estamos?
-Ni idea. Dijó Christopher encogiéndose de hombros. El auto ha comenzado a echar humo y nos hemos tenido que detener. Creo que es el motor.

Sin prestar atención a su pareja, Zabdiel se levantó del asiento y salió fuera del auto.
Al hacerlo, se encontró a Joel apoyado en el capo del coche, revisando el motor.
-Joel.
-Hu, hola! Dijó este saliendo tras el capo. Veo que Christopher a conseguido despertarte.
-Si. Dijó Zabdiel frunciendo el ceño. Que es lo que ha pasado?
(Joel se encogió de hombros)
-Se ha estropeado el motor.
-Si, eso ya lo sé. Pero que hacemos en mitad de la nada? No deberíamos estar en una carretera... Nose, mas concurrida?
-Si. Dijó Christopher saliendo del auto. Esque también se nos ha estropeado el maldito GPS. Nos ha guiado hasta aquí, el muy inútil.
-Espera. Dijó Zabdiel confundido. Me estás diciendo que primero el GPS nos ha traido hasta aquí él solito y después el auto se ha roto así como por arte de magia?
-Eem... Si. Dijó Christopher. Ocurre algo?
-No lo sé. Dijó Zabdiel mirando a la oscuridad. Esto me huele mal.

Unos ruidos extraños comenzaron a sonar por lo lejos. Por el ruido que hacian, parecía ser un motor, o mas de uno probablemente.
(Asustados, los tres chicos miraron hacía la carretera)
-Esto no me gusta. Dijó Joel mirando a sus dos amigos.

De pronto, dos grandes luces blancas aparecieron por el horizonte.
A los chicos no les dió tiempo a reaccionar cuando de pronto, otras diez pares de luces mas salieron tras la primera. Parecía ser un grupo grande de autos, ya que desde ahí se podía escuchar los motores rugiendo.

Sin pensárselo dos veces, Christopher agarró a sus dos amigos y los metió dentro del auto.
-Pero que haces? Dijó Joel sorprendido. Esas personas pueden ayudarnos a salir de aquí!
-Si, y también pueden matarnos!
(Zabdiel le miró a los ojos)
-Crees que son los hombres de Alonso?
-No lo sé. Dijó Christopher mirando por la ventanilla. Pero no me voy a quedar para averiguarlo.

Nada mas decir eso, agarró firmemente el volante y pisó con todas sus fuerzas el acelerador.
Su respuesta fueron varios quejidos por parte del auto.
-Genial. Dijó Christopher pegando un golpe al volante. Esta chatarra no va ha arrancar.
(Joel le miró asustado)
-Ahora que hacemos?
-Rezar y esperar a que pasen de largo y no nos encuentren.

☆☆☆

Un fuerte empujón por parte de Jose Luis, y Edward acabó estampado contra la pared del hospital.
-Llama a los hombres de Alonso y diles que dejen a los chicos en paz!
(Edward negó con la cabeza)
-No.
Enfadado, Jose Luis le dió un fuerte puñetazo en el estómago.
-LLÁMALOS!
-NO!

Lleno de ira, Richard apartó a Jose Luis de un empujón y se colocó enfrente de Edward, con el cuchillo en la mano.
-Llamales ahora mismo o juro que te mato.
(Una sonrisa apareció en el rostro de Edward)
-No lo harás, tu eres incapaz de matar a nadie.
Con un rápido movimiento, Richard le agarró del cuello y le estampó de nuevo contra la pared, haciendo que Edward gimiera de dolor.
-No estoy bromeando; te doy cinco segundos para que agarres tu maldito teléfono y te lo pongas en la oreja.
-No voy ha hacerlo. Dijó Edward mirándole de arriba a abajo. Tus amigos ya están muertos, y tu no puedes hacer nada al respecto.

Con los ojos llenos de odio, Richard agarró fuertemente el mango del cuchillo.
-Última oportunidad; vas a llamarles?
-No.
-Vale.
Con un rápido y elegante movimiento, Richard clavó el cuchillo en el abdomen de Edward, haciendo que este gritara de dolor y cayera de rodillas contra el suelo.
Pronto, el suelo que antes era de color blanco se volvió de un rojo oscuro.
(Erick se llevó las manos a la boca, aterrorizado)
-Richard... Lo as matado!
-Lo sé. Dijó este sin soltar el cuchillo. Se lo merecía.

Nada mas decir eso, se dió media vuelta y miró a Jose Luis, que estaba al lado del cadáver de Edward, con los ojos bien abiertos.
-Deshágase del cuerpo; nosotros tenemos que irnos.
(Este le miró sorprendido)
-Que? A... A donde os váis?
-A buscar a nuestros amigos.

Corre,escapa,huye [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora