Capítulo 22.

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Cerré la puerta de un portazo y seguidamente me lancé a la cama, hundiendo mi cara en la almohada. En un par de segundos, el llanto comenzó a hacer de las suyas.. no podía evitarlo y mucho menos controlarlo. Estaba abstraída en los sollozos a causa de lo que mi madre me comentó.

Por un momento olvidé en lo absoluto que debo ir al colegio.. pero, ¿saben? No pienso ir. Realmente no tengo el ánimo adecuado ni las ganas para ir a clases. Prefiero quedarme acostada todo el día o simplemente dormir.

Al poco Marcos entró a mi cuarto seguido de haber tocado la puerta, ya estaba vestido para irse. Se acercó hasta sentarse cerca de mí.

—¿No piensas ir al colegio?

Negué con mi cara, sin mirarlo.

—¿Por qué, Antonella?

Al parecer no está enterado de nada.

—Papá ha hablado con mamá —dije mientras me sentaba lentamente.

—¿Qué dices? —frunció el ceño.

—Desperté antes de la hora que suelo hacerlo, porque mi mamá estaba hablando muy fuerte y cuando decidí buscarla, estaba hablando por el teléfono, con él —hice una pausa —Él no se quiero seguir haciendo cargo de nosotros dos —hablé entrecortada.

Marcos sólo quedó observándome, era notorio que no lo podía asimilar.

—No se puede hacer nada, hermana —ladeó su labio inferior —Nosotros tres hemos salido adelante sin él, y lo seguiremos haciendo.

—No asistiré a clases —susurro.

—Anto.

—No lo haré... —bajé mi mirada.

—Cuídate —besó mi frente —Iré a ver a mamá —dijo mientras se levantaba.

Él salió y nuevamente me enrollé con las sabanas y almohadas.

Nelson

Le he estado escribiendo, incluso llamando a Antonella por el celular y no respondía. Necesito decirle unas cosas y cuando es necesario, no aparece. Estoy desde la mañana mandándole mensajes y nada, se supone que debe de estar en el colegio, puede responder.

"¿Qué estará haciendo?" Pensé.

Camino de un lado a otro, parezco un trompo dando vueltas sin parar.. sólo por el hecho de estar esperando que Antonella responda mis mensajes. Duré toda la mañana escuchando música en la computadora, haciendo el lapso de tiempo menos corto. Aproximadamente al mediodía, recibí un mensaje, de ella... y enseguida dimos inicio a nuestro chat.

—Hola Nel. Disculpa por no haberte respondido antes, no me he sentido bien.. ni siquiera asistí al colegio.

—Hola Anto. Tranquila, está bien. Pero, ¿qué ocurre?

—Me siento mal.. eso es todo.

—Pero ¿por qué?

—Descuida, no es de importancia.

Tengo un presentimiento de que, algo le pasa. Pero no quiero presionarla, debe de tener una razón por la cual no me cuente.

—Oye, quiero decirte que iremos a Mérida en una semana.

—¡Que bien! Nos veremos de nuevo.

—Así es...

La conversación era normal, sin embargo, notaba algo distinto en su manera de escribir, pero ¿qué más da? No puedo hacer absolutamente nada, no por ahora.

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