Capítulo 1.

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Antonella

¿Alguna vez te has sentido tan destrozado? ¿tanto, que has querido desaparecer y alejarte de todo, de todos?
Pues eso era lo único que yo quería, desaparecer. Desde que tengo uso de conciencia he pensado que soy un estorbo, tanto para mi familia, como para mis amigos.

Mi vida cambió desde mi niñez, era pequeña cuando mis padres se separaron; aún recuerdo aquella noche en la que estaba detrás de una pared, escondida.. escuchándolos discutir. Aún lo recuerdo...

—¡No quiero saber más nada de ti! —dijo mi madre, alterada.

—Por favor dame una oportunidad, no me quiero alejar de mis hijos —dijo mi padre, suplicando.

—Eso debiste pensarlo cuando te revolcaste con aquella mujer. Ahora, vete.

¿Cómo olvidar esas palabras, esa discusión de mis padres? Mi niñez no fue nada agradable, a mi padre le valió verga habernos engañado, haber preferido a otra mujer y no seguir con esta pequeña familia.

Mi nombre es Antonella Nicole Álamo Velásquez, pero la mayoría de las personas me llaman Anto. Desde la separación de mis padres, y desde que papá se fue muy lejos de la ciudad donde vivo, me convertí en una chica fría y desconfiada, antes solía ser tierna y con algo de amor; pero mi padre se encargó de destruir eso, por lo que le hizo a mi mamá.

Curso el último año de bachiller, queriendo ya salir del colegio, realmente no aguanto más ese infernal lugar. Tengo dos mejores amigas llamadas
Gabriela y Williannys, y mi único mejor amigo es mi hermano mayor, sí, no soy hija única.. tengo un hermano dos años mayor que yo, él es Marcos, suelo tener una gran hermandad con él, le cuento absolutamente todo, a veces es mi paño de lágrimas cuando me siento mal.. simplemente es mi confidente, mi cómplice, mi hermano, querido.

Marcos, es el popular de la universidad junto con sus amigos Fernando, Abraham, Paulo y Fabián.. son unos de los más simpáticos.

Contándoles un poco más sobre mí, vivo en una quinta, una gran casa moderna de dos pisos y un jardín grande trasero. Mi madre tiene un auto y bueno, Marcos se quedó con el de mi padre. Jean, mi padre, es portugués.. y pues, así fue como surgió mi posición económica, aunque por ser así, suelo ser una persona humilde.

Y soy de buen cora... ¡basta, Antonella!

Me encontraba preparando el bolso, metiendo mis cuadernos, libros, lápices.. para la larga mañana en el colegio. El morral ya estaba listo y yo estaba allí, sentada en el borde de la cama, con la mirada fijada en un zapato... más dormida que despierta, literalmente; mis ojos se cerraban solos y con los gritos de mi hermano fue que logré espabilar.

—¡Antonella, nos vamos!

— ¡Voy! —dije en su mismo tono, cogiendo el bolso.

Bajé corriendo de la habitación, bien sabía que llegaríamos tarde por mí, siempre me tardo (cuando me conviene)
Bajé por las escaleras y vi a mi madre en la sala, su semblante era el mismo desde lo que ocurrió con mi padre.. aspecto triste. Realmente el alma se me debilita al verla así, me duele.

—Adiós mami —dije tras besar su mejilla.

—Adiós mi cielo, cuídense.

Y fue así como Marcos y yo terminamos de salir de casa de una buena vez. Montamos en el auto, pues él me llevaría al colegio antes de irse a la universidad. Mientras él se estacionaba en la entrada, pudimos notar como la mayoría de las personas que estaban ahí, no le quitaban la mirada al auto.. es algo evidente que se trata de mi hermano ¿es tan popular así? Sí.

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