Capítulo 2.

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—Tenía días sin verte —comentó tras separar sus labios de los míos.

—Pues sí, ya sabes...

Hablamos mientras conducía...

—¿Qué harás en la noche?

—Bueno...

—Ya sé, ensayar, escribir... —me interrumpió.

—No, fíjate que no —reí —Estaré libre.

—Bueno, hay una fiesta en el edificio de mi amiga Valentina, si quieres ve.

—Ok hermosa —sonreí pícaro.

Sin más, se bajó y yo arranqué rumbo a mi casa.

Cuando llegué, mi mamá estaba terminando de limpiar mi cuarto, dejé las cosas en la nevera y me senté en el sofá a revisar las redes sociales.

—¿Por qué tardaste? —pregunta saliendo del cuarto.

—Había gente —mentí.

Hubo silencio a partir de mi respuesta pero decidí preguntarle si podía ir a la fiesta.

—Ma, ¿en la noche puedo ir a una fiesta?

—¿En dónde? —me miró.

—Aquí mismo.

—Nelson ¿y tú no tienes que ensayar mañana? —frunció el ceño.

—Si mamá, pero eso es en la tarde.

—Nelson te conozco y vas a llegar en la madrugada.

—Anda vale, necesito ver a una amiga —dije evitando sonrojarme.

—¿Una amiga? —me miró poco convencida.

Me levanté y comencé a abrazarla mientras le pedía que me dejara, y entonces lo logré.

Accedí a la habitación y les escribí a Víctor y Gabo para que también fueran, Danielys no me dirá nada, lo sé.

Al llegar la noche, me coloqué un pantalón jeans y una camisa de rayas, con zapatos adidas. Antes de salir del departamento, me eché perfume y le deposité un beso en la mejilla a mi mamá.

Bajé en el auto. De casualidad me encontré con los muchachos en la entrada y justamente Danielys estaba saliendo a abrirles.

—Hola —me besó.

Noté como los muchachos nos miraron boquiabiertos y a la vez, con picardía, como que "mmmju"

Tras reír, adentramos hasta llegar al salón de fiesta y cabe destacar que había aproximadamente unas 20 personas.

—Nelson, te presento a mi amiga. Valentina, Nelson. Nelson, Valentina.

—Mucho gusto —sonreí amable.

—Igualmente —me devolvió la sonrisa.

Inesperadamente, Víctor me cogió del brazo y me haló, alejándome de las chicas.

—¿Qué pasa? —pregunté mirando su agarre.

—¿Ustedes no se habían dejado de hablar?

—¿Quién?

—Danielys y tú —respondió Gabo.

—¿Quién? —fingí no haber escuchado.

—Danielys y...

—¿Te preguntó? —interrumpí.

—Estúpido.

—Nelson, ¿volvieron a lo mismo? —pregunta Víctor.

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