Capítulo 55.

530 40 4
                                    

Empecé a desayunar con Anto y su madre, solamente. Marcos salió quien sabe a donde y digamos que, no estoy del todo cómodo porque no tengo compañía masculina.

Aunque, Antonella me ha brindado confianza más de lo normal cuando estamos frente a su mamá, pero es inevitable no sertirme nervioso.

Es obvio que al principio nos da muchos nervios hablar con la madre de nuestra novia/o, y quien no se sienta así, díganme, porque los nervios SÍ permanecen al principio.

—¿Y cuándo regresan a La Guaira? —me preguntó su madre, dejando su vaso en la mesa.

—Aún no lo sabemos, la verdad nuestro objetivo era asistir al cumpleaños de su hija y, pasar unos días más —respondí nervioso, y pude notar como Anto me miraba de perfil.

—Nelson, no quiero que te sientas incómodo y mucho menos intimidado —habló dulcemente— sé que fui muy ruda, pero cambié y quiero llevármela muy bien contigo —continuó hablando sin dejar de mirarme.

—No puedo negar que sí me siento nervioso hablando con usted, pero sé que poco a poco me sentiré confiado —hablé mientras asentía.

—Y lo lograrás —comentó Anto, colocando su mano sobre la mía.

Su madre formuló una amable sonrisa para luego, terminar de comer.

—Hija, comprendo que tengas  novio pero... abandonaste a Toby —expresó una leve risa.

—¡Mamáa! —alargó mientras reía— tienes razón. De hecho, Nel me va a acompañar ahorita a sacarlo a pasear ¿verdad? —me codeó levemente.

—¿Ah? —giré la cabeza a verla—
sí, si.

—Bien... —dijo mi suegra.

Ja, qué bien suena ¿no?

No es necesario estar casado con ella para considerar a su madre así.

Al finalizar el desayuno, ayudé a Antonella a lavar los platos en la cocina para después, buscar a Toby.

Nos dirigimos al patio ya que es el lugar donde siempre suele estar, y lo encontramos tratando de sacar una pequeña pelota de la piscina.

—¡Toby! —dicho esto, ella se fue acercando a él— jamás la vas a sacar de ahí, tonto —dijo mientras lo hacía por él.

—Tonto, ¿le dices así a todo el mundo? —me crucé de brazos en cuanto me colocaba frente a ella.

—No, tonto —río sarcástica levantándose y colocando las manos en sus caderas.

—Te amo...

Mis manos sostuvieron su rostro con delicadeza para atraerlo al mío, poco a poco la distancia se fue acabando hasta juntar nuestros labios, ella los roza con los míos provocándome más de lo normal. Sus manos viajaron a mi nuca y subir lentamente a mi cabello.

En un abrir y cerrar de ojos, nuestros labios ya se encontraban saboreando sin cesar.

Pero, el encanto acabó a causa de los ladridos de Toby.

—¡Ella es mía! —alargué mirándolo mientras apapachaba a Anto.

—Eso es mentira mi bebé —habló ella con voz atiplada, es decir voz de niña.

Amor y Desconfianza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora