Capítulo 43.

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—¡EPA! —grité tocando sus caderas, haciendo que le diera cosquillas.

—¡Bro! —dijo tras separarse rápidamente de ella— Coño vale, madura Nelsito.

—Sólo quería hacerte una broma —dije sin parar de reír.

—Broma te voy a hacer yo, quédate quieto que yo te agarro en la bajadita —dijo presionando sus dedos en mi cuello, riendo.

—Ya pues, ya —calmé la risa.

—A ti como que te gusta jugar, pero no aguantas juego —comentó Williannys con tono burlón.

—Realidad —dijo Gabo.

—Sigan en lo suyo....

Me di la media vuelta y me retiré para regresar nuevamente con Antonella.

Mientras camino a la pista puedo observarla con claridad, las ganas de bailar no se le acaban.. ella se suelta en verdad, no le importa que la miren.

No dejo de mirarla, sin disimular. Su cara sonriente, su cabello moviéndose de un lado a otro, joder... me tiene mal.

Justo al estar parado frente a ella, me quedé observándola atentamente. Y ella simplemente no deja de moverse, disfrutando de la fiesta.

Mis manos no se resistieron y viajaron hasta su cintura para así pegarla con un poco de brusquedad a mi cuerpo.

Pude respirar un poco de alcohol a través de su aliento pero, sin embargo, está sobria, al igual que yo.

—Ya vuelvo ¿si? No te me escapes —entrecerró sus ojos, reflejando una sonrisa. Yo sonreí y me quedé con los demás.
Pero algo me decía que debía ir detrás de ella, incluso sin saber a donde iba. Entonces tomé la decisión de perseguirla.

Ella entró al baño, y esperé a un lado.

A los dos minutos, salió.

Se acercó a mí, mirándome confusa. Yo trataba de darle un significado con mi mirada y expresiones en la cara, pero francamente no entendía nada.

Es que me da como timidez hablarle claro, lo que quiero. Porque pienso que ella no tiene la misma mentalidad que yo, eso creo.

Pero ella se me adelantó, entrelazó su mano con la mía para luego caminar hacia quien sabe donde.

El camino tornó oscuro, con poca iluminación y alejado del ambiente donde están las demás personas. Por mi mente viajaron algunas cosas al fijarme en una puerta; prácticamente ella me estuvo guiando el camino mientras estábamos agarrados de manos.

Abrió la puerta y pasé seguido de ella. Prendió las luces y pude darme cuenta de que estamos en un pequeño cuarto de cocina, supongo que para los que cocinan aquí en club. Pero sólo está eso y un mesón.

—Estoy muerta —expresó queja— He bailado mucho.

—No has dejado de hacerlo.

—Bien, ¿por qué me esperabas fuera del baño?

—¿Y tú porqué me trajiste hasta aquí? ¿Qué vamos a hacer? ¿Cocinar? —reí.

Se cruzó de brazos, con una mirada desafiante.

—Es sólo que...

Estar solos, es eso.

Me acerqué a ella y coloqué una de mis manos en su mejilla, moviendo mi pulgar ligeramente sobre su piel. Sonreí como un bobo enamorado sin dejar de observar sus labios.

Creo que me volví adicto a ellos.

O a ella.

Humedecí mis labios con la lengua acercándome lentamente a ella.

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