—Hermana, no sé.
—No le tengas desconfianza —saqué mi labio inferior, escondiendo el superior mientras me cruzaba de brazos.
Él se lo pensó por unos segundos mirándome muy pensativo.
—De aquí a la fundación, de la fundación para acá —dicho esto sacó la llave del auto, y yo la cogí.
—¡Gracias! —lo abracé como niño con juguete nuevo, literalmente casi dejándolo sin aire.
—A-Antonella... —habló con voz ahogada.
Y sin evitar reírme, lo solté.
Hoy no tengo labores por hacer, pues simplemente quiero ir para llevarle un poco de torta a Cristina y Anyimar, desde que inicié en eso me han tratado con mucho cariño y eso, lo valoro demasiado.
Probablemente nos encontremos con algunas fans de ellos en el camino, tal vez.. ya me estoy acostumbrando.
—Tengo que tener muchísimo cuidado con esta cosa —comentó Nelson en cuanto terminaba de colocarse el cinturón.
—Lo dijiste tú, no yo —reí mientras negaba.
—Manejando el carro del cuñado, vale —dijo Víctor riéndose, a lo que Gabo hizo lo mismo.
—Shhh, shh —dijo él, al encenderlo.
Casualmente Williannys me llamó diciendo que estaba con el resto de las chicas en su casa. La llamada estaba en altavoz y las voces de los muchachos empezaron a invadir mis oídos...
—Nelson, te ordeno a que me lleves —dijo Víctor con voz gruesa.
—A mi también —dijo Gabo— tengo que ver a mi chica —habló pícaro, y vi por el retrovisor como se acomodaba la camisa.
—Vale, vale —reí— les vamos a cumplir sus deseos ¿no es así? —desvié la mirada a Nel.
—Claro, princesa —me guiñó el ojo colocando su mano libre en mi pierna.
Le fui indicando el camino hasta desviarse para tomar rumbo a casa de Willi.
Antes de que se bajaran del auto, les anuncié que vendríamos por ellos cuando regresáramos de la fundación, y sin más, él aceleró nuevamente.
—¿Por qué no te bajas? —pregunté cuando llegamos.
—Es que quiero... —se acercó a mí— besarte —me sonrió.
Él siguió acercándose a mí hasta acabar con la poca distancia entre nosotros, juntando nuestros labios.
No tardamos en el beso puesto que me separé, porque sentía una mirada pesada en él y yo; di un vistazo a los alrededores del auto pero, no había nadie.
Aún así, le deposité un corto y suave beso en la comisura de sus labios para luego, abrir la puerta.
—Andando —dije abriendo la puerta con la torta en la mano que quedaba libre.
Y finalmente, nos encontrábamos adentrando a las instalaciones.
—¡Anto, hola! —exclamó Cristina con alegría en cuanto caminaba hacia nosotros.
—Hola, Cristina —sonreí.
—¿Cómo te va? ¿Cómo pasaste tu cumpleaños? —me preguntó en media de un abrazo.
—Excelente —sonreí satisfecha.
Segundos después, apareció Anyimar a su lado.
—Les presento a mi novio, Nelson —formulé una sonrisa en mis labios mirándolo de perfil.

ESTÁS LEYENDO
Amor y Desconfianza
Novela Juvenil¿Alguna vez te has sentido destrozado? ¿te has sentido tan mal, sintiendo como si el mundo se te viene abajo? ¿has tenido un mal pasado, y no quererlo recordar? Pues Nelson y Antonella sí. Haberse conocido fue lo mejor que les ha pasado, sus vidas...