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La vertiginosa sensación de libertad lo envuelve como una ola, estimulado por el sonido de la risa chillona de los niños y el calor del sol en su rostro. Un entusiasmado, Jungkook, de cinco años, deja escapar una carcajada mientras corre sin rumbo por el espacio verde junto al patio de recreo, tan rápido como lo llevan sus piernitas. Le encanta correr, sentir la brisa del verano en su cabello, ver el mundo borroso a su alrededor. Todo eso solo hace que quiera correr más y más rápido. Los otros niños estaban ocupados jugando en el patio de recreo, pero Jungkook es mucho más feliz en el exterior, saludando a la gente de su alrededor haciendo picnic y volando cometas en el parque.

Él deja escapar otro grito de alegría mientras corre hacia un gran roble. Sin embargo, no está prestando suficiente atención y su pequeño pie se atrapa en el borde del camino de asfalto que corta a través de la hierba, y eso lo hace caer al duro suelo. Atontado momentáneamente por la caída, le toma un segundo darse cuenta de lo que acaba de suceder y cómo terminó en el piso. Se sienta y se mira la rodilla. Hoy llevaba pantalones cortos y su rodilla ahora está raspada, con un delgado rastro de sangre que corre por su pierna. Al ver la leve lesión, deja escapar un gemido, más asustado por la sangre que por cualquier dolor real. Llora en voz alta esperando que su madre lo ayude a levantarse.

ㅡAquí chico, levántate, estás bien.

La voz no es la de su madre, ni la de su abuela, sino la voz profunda de un hombre. Abre los ojos, parpadeando ante el borrón de sus lágrimas. Él ve una mano extendida hacia él, ofreciéndose a ayudarlo a levantarse.

En lugar de tomar la mano, él solo puede mirar fijamente, tan fascinado por las marcas negras que corren a lo largo del brazo, que se olvida de llorar y de su rodilla pelada. Las marcas giran y se enredan en complejos nudos que van desde la muñeca del hombre hasta su codo interno. Jungkook nunca ha visto un tatuaje tan grande como este y él quiere tocarlo.

ㅡAl menos dejaste de llorar, ㅡmurmura la voz, no de forma desagradableㅡAhora vamos, ¿por qué no te paras?

Jungkook asiente apresuradamente y toma la mano, permitiendo que el hombre fácilmente lo ayude a levantarse, mientras él mantiene sus ojos fijos en la marca. Él sabe que es de mala educación mirar, su madre se lo ha dicho muchas veces, pero está tan fascinado por la nueva extrañeza de los tatuajes del hombre, y no puede apartar la vista.

ㅡAhí lo tienes, ㅡdice el hombre una vez que Jungkook está de pie otra vezㅡTodo mejor ahora. Ten más cuidado la próxima vez y mira a dónde vas, ¿está bien, chico?

Jungkook asiente de nuevo, apartando los ojos del brazo del hombre para mirarlo a la cara. Es alto y tiene una sonrisa amable, y se ve más joven que el padre de Jungkook.

ㅡ¡Jungkook! ㅡAhora oye la voz de su madre, sonando a través del espacio verdeㅡAhí estás, ¿cuántas veces te he dicho que no te vayas así?

Ella se detiene al lado de Jungkook, agarrando su pequeña mano entre las suyas.

ㅡAhora mira lo que has hecho, ㅡella se inquieta mirando su rodilla raspadaㅡHas ensuciado con manchas de hierba tus nuevos pantalones cortos, debes ser más cuidadoso.

Jungkook siente ganas de llorar otra vez, su labio inferior se tambalea ante el tono áspero de su madre.

ㅡOye, ¿cómo son los niños? ㅡEl extraño se ríe de buena gana, y Jungkook está contento de que alguien, y nada más que otro adulto, lo esté defendiendo.

Su madre mira al extraño por primera vez, y su aguda mirada se mueve inmediatamente hacia su brazo.

ㅡSí, ㅡdice secamente, y luego se dirige a JungkookㅡVamos, vamos, tu abuela nos está esperando.

BLACK MARKS [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora