BLACK MARKS [TAEKOOK]

9.

Es tranquilo detrás del cobertizo, en la parte de atrás de la escuela. Jungkook está bastante seguro de que ni siquiera el conserje volverá aquí. Es el único lugar al que puede ir, para estar realmente solo. Todos sus otros escondites, se los mostró a Taehyung. Le tiemblan las manos y le toma tres intentos para que su encendedor barato se encienda. Cuando finalmente lo logra, él sostiene la pequeña llama hasta el final de su cigarrillo. Inhala humo con avidez, dejándolo llenar sus pulmones, filtrándose en su torrente sanguíneo, contaminando todo su cuerpo. Entonces, tal vez pueda fingir que la maldad en su interior es causada por el humo y no por el hecho de que es un ser humano aún peor de lo que incluso creía posible.

Jungkook escuchó una vez, que cada cigarrillo quita siete minutos de tu vida. Un pequeño hecho destinado a asustarlo para que lo deje, pero a medida que respira más humo, realmente espera que así sea.

Fuma constantemente hasta que el cigarrillo se agota. Él deja caer la culata iluminada al suelo, la estampa bajo su talón y enciende el siguiente. Todavía le tiemblan las manos y parece que no puede obtener suficiente humo en sus pulmones.

El olor es horrible como siempre, asfixiante y embriagador a la vez. Su mente se tambalea y, a lo lejos, oye la lluvia y el sonido de neumáticos chirriando.

ㅡ¿Qué mierda está mal conmigo? ㅡMurmura. Quiere gritar, arrancarse el pelo y golpear la pared detrás de él hasta que sangren sus nudillos magullados. ¿Cómo podía ser tan estúpido? Dejó que Taehyung se volviera importante para él, lo dejó entrar en su vida y dejó que su luz tocara su oscuridad, y ahora todo se está derrumbando a su alrededor, deslizándose entre sus dedos como arena. Prometió que nadie volvería a significar tanto para él, no después de lo sucedido. Juró que nunca dejaría que una persona se acercara tanto que su pérdida podría destruirlo de nuevo. Él ya había pasado por esta mierda, eso le había arrancado de su pecho el corazón que latía, y todavía tiene pesadillas sobre esa noche. No puede salir lastimado de esa manera, apenas sobrevivió la última vez.

Sus sienes palpitan y su cráneo se siente como si estuviera siendo comprimido en un tornillo de banco, cuando las oscuras nubes de tormenta se juntan en su cabeza y traen consigo la ira del trueno y el fulminante resplandor. Le duele como el infierno pensar siquiera en las implicaciones de las palabras de su abuela y cada vez que recuerda lo que ella dijo, el pánico nauseabundo se agita en su pecho. Él no puede pensar en esto, no lo hará.

Enciende un tercer cigarrillo, parpadeando lejos la falta de definición de su visión, intentando y fallando controlar su respiración. Mientras mira al cielo, exhalando humo, piensa en los minutos de su vida quemándose en cenizas, porque era más fácil pensar en eso que pensar que podría haber jodido lo mejor que había tenido en su vida.

Taehyung llama esa noche. Jungkook observa cómo su número aparece en la pantalla, escuchando el tono de llamada hasta que se detiene, incapaz de responder. Fuma en la casa, en el sofá, algo que nunca antes había hecho. Siempre se había preocupado por el regreso de sus padres y el olor revelador a nicotina, pero esta noche casi espera que lleguen a casa y lo atrapen. Entonces tal vez realmente se enojen con él por una vez, en lugar de con el otro.