BLACK MARKS [TAEKOOK]

42.

La salpicadura debajo, sacude a Jungkook de su entumecido estupor, y las tuercas comienzan a rechinar en su conmocionada mente, recordando en una ola de alivio tan intensa que casi solloza, que Jin, con toda su extravagante y lujosa sabiduría, pensó que sería una espléndida idea instalar una piscina en el techo de su club. Jungkook nunca ha estado más de acuerdo con algo en su vida, y se hace una nota mental de nunca más decir alguna otra cosa mala sobre el gusto de Jin mientras viva. Él deja escapar un sonido desesperado, atrapado en algún lugar entre un sollozo y una risa, mientras se saca la camisa sobre la cabeza, lanza su teléfono encima, y patea sus zapatos hacia un lado.

—Idiota, —murmura, con lágrimas de alivio formándose en sus ojos—Estúpido, idiota.

Él da un paso hasta el borde del precipicio, y se zambulle de cabeza en el extremo profundo de la piscina donde cayó Taehyung. El agua helada lo abraza y en la tenue borrosidad, busca a Taehyung. Debajo de él, pateando y agitándose contra las aguas profundas y oscuras, lo divisa y su corazón salta incluso cuando Taehyung se hunde más lejos de su alcance, a pesar de sus mejores esfuerzos por impulsarse hacia arriba.

Jungkook siempre ha sido un gran nadador gracias a su naturaleza competitiva, aunque nunca le interesó mucho. Y ciertamente nunca nadó tan duro como nada ahora, sumergiéndose más y más profundo para alcanzar a Taehyung, quien parece estar hundiéndose más rápido por segundo, fuera de su alcance.

Él se aferra al brazo de Taehyung, sosteniéndole tan firmemente como puede. Sus pulmones comienzan a arder por falta de oxígeno, y sus costillas lesionadas están enviando picadas de dolor a través de su pecho. Él no es lo suficientemente fuerte como para arrastrarlos a ambos hacia arriba desde aquí, por lo que los deja hundirse juntos, con los brazos alrededor de Taehyung cuyos ojos se ensanchan, hasta que sus pies tocan el suelo y se impulsa hacia la luz, dejando atrás el fondo de la piscina.

Su cabeza irrumpe en la superficie del agua y él jadea ante el frío, arrastrando a bocanadas el aire a sus pulmones, antes de utilizar toda su fuerza para empujar a Taehyung hacia un lado y fuera del agua. Él se hunde de nuevo por un segundo aliviado, y observa el cielo distorsionado de la noche, ondulándose sobre él. Piensa en lo mucho más bonito que se ve todo, cuan claro y asombroso, cuando vuelve a resurgir.

Taehyung tose y chisporrotea al lado de la piscina, mientras Jungkook se arrastra fuera del agua.

—Te lo pido por Dios, por favor, no vuelvas a asustarme así jamás, —jadea Jungkook, sin aliento por el esfuerzo y temblando, a punto de estallar en lágrimas de nuevo—Pensé que te perdí, maldición, y yo-...

Cualquier otra cosa que haya estado a punto de decir, se pierde cuando Taehyung lo rodea con sus brazos y lo empuja en un fuerte abrazo. Jungkook no duda en abrazarlo de vuelta tan fuerte como puede, y él sabe que nunca más quiere dejarlo ir.

Taehyung se está congelando en sus brazos y huele fuertemente a cloro, pero eso no impide que Jungkook entierre su rostro en el hueco del cuello mojado de Taehyung, con gotas de agua corriendo por su piel. Ellos se abrazan, meciéndose lentamente mientras sus respiraciones se equilibran.

De mala gana, Jungkook se aleja para mirar a Taehyung. Le cubre la cara con las manos, y su pulgar roza la cabeza del dragón en su mandíbula. La rabia dentro de Jungkook que lo causó, es un recuerdo lejano ahora.

Antes de que pueda pensar demasiado, Jungkook presiona un beso en la marca.

—No eres feo, Taehyung —murmura Jungkook, mientras presiona más besos ligeros a lo largo de la mandíbula de Taehyung, trazando la marca del dragón—Ni por dentro ni por fuera. Tienes uno de los corazones más amables y nada más debería importar. Lo he dicho antes, pero lo diré todos los días durante el resto de mi vida; eres hermoso y cualquiera que mire tus marcas y piense que te conocen, está equivocado, sobre todo, y la única fealdad es la suya, no la tuya.