21

8.2K 1.5K 169
                                    

Jungkook nunca se ha sentido tan desesperadamente solo en toda su vida, ni siquiera después de la muerte de Yoongi. Pero en este momento, después de que la puerta del baño se cierra silenciosamente detrás de Taehyung, Jungkook realmente se siente solo.

Así es como debió haberse sentido Yoongi, ¿eh? Piensa mientras mira fijamente al techo blanco. En esos últimos momentos, ¿él también lloró?

En su mente, puede ver a Yoongi como en muchas de sus pesadillas, en los restos de cual fuera el automóvil que habían robado, él no puede recordar ni el modelo ni el color que tenía, esos detalles estaban perdidos en el caos y en el dolor que vino después. Sin embargo, hay sangre, lluvia y restos, esos elementos aún son muy vivos, pero esta vez es diferente.

Este Yoongi no grita de angustia como el Yoongi de sus pesadillas, no hay súplicas ni gritos por ayuda, como suele suceder. Ninguna mano fantasmal lo alcanza pidiendo su salvación. Este Yoongi está tranquilo, sus ojos oscuros están abiertos y mirando fijamente, no a Jungkook, sino al cielo sobre él.

Se pregunta si este Yoongi, con una expresión atrapada entre la paz y la resignación, está mirando las estrellas.

De alguna manera, la imagen de su amigo en paz mientras sus ojos se cierran por última vez al sonido de la lluvia y las sirenas distantes que nunca pudo esperar que llegaran a tiempo, hace que Jungkook llore aún más fuerte.

¿Por qué te dejé? Piensa mientras solloza, ¿por qué te dejé y por qué me dejaste?

Levanta la vista hacia el techo y no sabe lo que esperaba ver, tal vez las estrellas, tal vez solo quiera ver lo que Yoongi vio en sus últimos momentos en la tierra. Pero todo lo que ve, es el techo de color blanquecino. No hay cielo, ni estrellas, y parece que se están acercando, las paredes se cierran, atrapándolo. Se enrosca en una bola, haciendo que su musculoso cuerpo sea lo más pequeño posible, pero no es suficiente, las paredes todavía se están moviendo más cerca, forzando a que todo el aire salga de sus pulmones cuando aparece la claustrofobia y el pánico.

Vuelve, su mente está acelerada frenéticamente, Yoongi, por favor, vuelve aquí, te necesito. Te necesito, no me dejes solo, por favor.

Él no quiere al Yoongi de sus pesadillas, que llora de agonía y lo mira con los ojos llenos de acusaciones, ni siquiera quiere al Yoongi pacífico, cuya cara manchada de lluvia se dirige hacia la luz de las estrellas.

Él quiere al real, al vivo, al que respira, al Yoongi de carne y sangre. Lo quiere vivo y lo quiere aquí.

Yoongi siempre había estado ahí para él, sin importar lo que Jungkook hiciera o la cantidad de problemas en los que se metía, Yoongi estaba allí para levantarlo, quitarle el polvo y tal vez romperle la nariz a alguien si era necesario. Yoongi lo había sido todo para él. Mejor amigo, confidente, inspiración. Siempre había pensado que tendrían más tiempo juntos. Él había pensado que tenían toda una vida por delante. Pero él había dejado a Yoongi solo cuando más lo necesitaba, y esa pérdida era más dolorosa que si hubiera muerto en su lugar. Ahora Taehyung, su alma gemela lo ha dejado y Jungkook supone que es exactamente lo que se merece. En cierto modo, es apropiado.

Él intercambiaría su vida en un instante para tener a Yoongi aquí ahora, parado frente a él, sonriendo, cálido y vivo. Justo así como el quitaría todas sus marcas negras de Taehyung, si pudiera.

Pero la vida no funciona así. El dolor y las cicatrices pueden desvanecerse, pero nunca desaparecen.

Algunos errores no pueden ser deshechos, y algunos pecados nunca pueden ser perdonados.

Jungkook está aprendiendo esto de la manera más difícil.

No puede culpar a Taehyung por irse, no puede odiarlo por abandonarlo en lo más profundo de su propia miseria después de todo lo que ha hecho, pero eso no significa que no duele como el infierno.

Jungkook no cree poder levantarse de nuevo. Su cuerpo se siente pesado y cada fibra de su ser, hasta el fondo, le duele terriblemente. Un adormecimiento mental, profundo hasta los huesos, que abarca todo el cansancio, se ha apoderado de él, y se ha resignado a tumbarse en el frío suelo a esperar el final. Ya ni siquiera está llorando, demasiado débil y adormecido para eso, drenado por completo de cualquier chispa de vida que había parpadeado obstinadamente dentro de él. Él solo mira fijamente la pared y las grietas, y las manchas de pintura desconchada casi, casi parecen estrellas.

Él no es digno de la salvación de Taehyung.

Él nunca lo fue y nunca lo será, y ese es el principio, la mitad y el final. Taehyung está hecho de tal bondad, que a pesar de las cicatrices que tiene, de alguna manera irradia la luz más hermosa que Jungkook jamás haya visto, y él es afortunado de haber estado en esa luz, aunque sea por un momento. Él fue egoísta cuando abandonó a Yoongi, y solo pensaba en sí mismo y en las consecuencias que enfrentaría por sus terribles acciones, por lo que es justo que ahora haga algo desinteresado y deje ir a Taehyung antes de que tenga la oportunidad de corromperlo. De ninguna manera es una penitencia, pero sí es un comienzo.

Jungkook siente que sus ojos se cierran o al menos eso cree, su mente está tan desconectada que no puede estar seguro de nada. Piensa una vez más en que Yoongi está parado frente a él, con la mano extendida para levantar a Jungkook como lo hizo muchas veces antes, pero no hay nada salvo el espacio vacío.

—Lo siento tanto —murmura, con su voz apenas audible. Deja que su cuerpo caiga hacia un lado, apático, mientras su mejilla se presiona contra las baldosas frías y duras—Lo siento tanto. No pude salvarte, t-te decepcioné y lo siento tantísimo.

Justo cuando está a punto de quedarse dormido, la puerta del baño se abre.

— ¿Jungkook? —Una voz suave llama, y algo en la mente entumecida de Jungkook se revuelve, volviendo a la vida.

Él abre un ojo, con su visión nadando y ve una figura en la puerta. Sus pensamientos son cosas confusas, sin forma y ya nada está claro.

—¿Yoongi? —Él murmura.

La palabra se desliza y él no puede encontrar la energía para siquiera sentarse. No está seguro de si habló en voz alta o si todo estaba en su mente. La figura se acerca más, pero la visión de Jungkook todavía es demasiado borrosa para distinguir su rostro. Lo siguiente que sabe es que unas manos lo están ayudando a sentarse erguido.

Su mente lentamente intenta juntar las piezas. Las manos son cálidas y firmes y le recuerdan la seguridad que solía sentir cuando estaba con Yoongi. Pero no podía ser él, incluso en sus sueños, Yoongi es frío. Se pregunta si es Namjoon. La idea de que su hermano lo viera así, un niño hecho un lío arrugado y manchado de lágrimas, lo llena con un sentimiento muy profundo de vergüenza y autodesprecio. Preferiría morir antes que ver a Namjoon delante de él ahora.

BLACK MARKS [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora