BLACK MARKS [TAEKOOK]

40.

Jungkook se estremece de dolor cuando se pone de pie. Él se tambalea y casi se cae, pero logra mantenerse erguido. El lugar en sus costillas donde la marca se había quemado en su carne, ahora punza como una herida fresca. Él acuna su costado mientras sale corriendo por la puerta tan rápido como lo permiten sus pies, dejando a los hombres gimiendo en el suelo. Sin duda, Jin se haría cargo de ellos más tarde. Pero a Jungkook no le importa eso ahora.

El ruido y el vago olor de la zona principal lo golpea cuando regresa a ella, con la fuerza de una ola de marea, que envía sus sentidos abarrotados en sobrecarga. La música suena lo suficientemente fuerte como para partir su dolorido cráneo, y alrededor de él, la gente se mueve y grita por encima del ruido, sin darse cuenta de él o de su maltrecha apariencia. Él queda momentáneamente desorientado y ya nada a su alrededor luce familiar. Pero la imagen de la retirada de Taehyung mientras huía de él, y la mirada de pánico incrédulo en su rostro, son suficientes para estimularlo hacia la multitud pulsante. El fuerte hedor del sudor, almizcle y algo más dulce, abruma sus sentidos y en todas partes a donde mira, es saludado por extraños, un mar de rostros desconocidos que lo rodean mientras él busca desesperadamente al único que le importa.

Su corazón lleno de pánico late casi fuera de su pecho y todo su cuerpo duele por los golpes que recibió. La punzante agonía de la nueva marca no está ayudando. Cada paso que da, causa más dolor y una oscuridad infringe constantemente el borde de su visión, pero Jungkook no se va a detener hasta que encuentre a Taehyung o se desmaye, lo que ocurra primero.

—¡Tae! —Intenta gritar por encima de la música, pero su voz es absorbida rápidamente por el ambiente ensordecedor del club. Apenas puede oírse pensar. Está empezando a sentirse mareado y la habitación oscura se siente como si estuviera girando alrededor de él. Por un segundo, cree que va a vomitar y luego irse a la mierda al desmayarse. Él se estremece ante la idea de cuánto lastimaría sus costillas magulladas el vomitar. Pero no vomita ni se desmaya, y las náuseas pasan dejándolo temblando y mareado, pero lo suficientemente lúcido como para continuar explorando a la multitud en busca de cualquier signo de Taehyung.

Jungkook aplasta el creciente pánico, recordándose a sí mismo que debe mantener la calma. Taehyung no puede haber ido muy lejos, él puede estar molesto, pero solo hay unos cuantos lugares a los que iría. Él no conoce esta zona de la ciudad, así que es probable, que con suerte todavía esté en el club. ¿Tal vez está tratando de encontrar a Jin y Jimin? Jungkook espera sinceramente que así sea.

Un destello de cabello rubio bajo luces brillantes llama su atención.

—¡Tae! —Él llama, tambaleándose tras la figura en retirada —¡Taehyung, espera!

Él casi se tropieza con sus propios pies, torpe en su prisa por alcanzar al otro chico antes de que desaparezca otra vez, pero cuando pone una mano en el hombro de la figura, el hombre se da vuelta y se da cuenta con una sacudida que no es Taehyung.

—¿Cuál es tu problema, hombre? —El chico rubio pregunta, mientras Jungkook retrocede.

—Mierda —sisea, maldiciéndose. Acababa de perder tiempo precioso persiguiendo a la persona equivocada.

Él se aleja del no-Taehyung sin responder, y se sumerge de nuevo en la multitud. La habitación gira más rápido y parece que él ya no puede juntar suficiente aire en sus pulmones para llamar el nombre de Taehyung. Él se está ahogando en gente, en ruido, en desesperación. Se pregunta si tal vez debería buscar a Jin para que lo ayude a localizar a Taehyung, pero justo cuando está a punto de dirigirse a la zona VIP, lo ve.

Definitivamente es Taehyung esta vez. Él no puede confundirlo o a su expresión de horror. Se ve tan perdido, atrapado en un mar de extraños, cegado por demasiadas luces parpadeantes. Él necesita alcanzarlo, decirle que todo irá bien. Sostenerlo hasta que el miedo en sus ojos se desvanezca. Pero tan pronto como dice su nombre, Taehyung se sobresalta y se funde con la multitud como un conejo asustado que se esconde de un perro que ladra.