Capítulo 23

18 5 0
                                    

León Collins

No le dije nada a Connie sobre mi llegada, parece que el clima se apiado de mí y me dejo llegar a tiempo sano y salvo de esta lluvia tan terrible, cualquier persona que salga a la calle debería de estar detenida por tanta locura y estupidez junta, ¿Qué persona con un poquito de sentido común saldría hoy con esta lluvia? Bueno le quise dar una sorpresa a Connie yendo hacia su departamento para que me pueda recibir tal y como me lo merezco; ya quiero imaginar la cara de emoción que estará poniendo al pensar que llegare mañana. Ya estaba en el departamento de Connie frente a su puerta con mis maletas y mi presencia, toque la puerta, no abrían así que supuse que ella estaría en el baño o algo por el estilo, volví a tocar varias veces, y nadie abría, así que volví a pensar, en este momento a esta hora tal vez ya estaría en la cama, así que recordé que Connie siempre me daba una segunda llave de sus propiedades, efectivamente tenía una llave de este departamento, la busque dentro de mis maletas, hasta que la encontré. Tome la llave y abrí la puerta, lenta y silenciosamente entré al departamento dejando mis cosas en la sala; recorrí toda la casa, y ella no estaba aquí, aquí no estaba Connie, después me puse de curioso y mire que había dos ramos de flores. Yo no recuerdo haberle mandado un segundo ramo, además ese ramo era más pequeño no tendría el descaro de darle tanta miseria a mi prometida, observé que en el ramo de rosas había una dedicatoria. Tomé el sobre y lo abrí, pude darme cuenta de que ella ya tenía a otro hombre en su vida, no lo podía creer al principio, me comencé a sentir mal, estaba tan enojado que comencé a golpear y aventar las cosas, me sentía furioso por lo que había visto. ¿Ella engañándome? merecía saber una explicación, una que de verdad sea real, porque para estos casos las explicaciones ya son una farsa. Llamé a Connie; su celular estaba apagado, en ese momento pensaba lo peor de ella, lo peor, Connie Balvanera engañándome a mí, a mí, León Collins, el famoso empresario. Esto no se lo iba a permitir. Me tranquilice, un poco después mire que había una puerta abierta, al parecer Connie olvido cerrarla, al entrar ahí, mire en un maniquí el vestido de boda, todo lo que había pasado se me olvido en ese instante, me sentía avergonzado por dudar de ella, pero de verdad yo necesitare esa explicación, esas notas no son buenas viniendo de un amigo, mire detalladamente el vestido de novia, era un vestido largo y hermoso, estaba seguro de que ella me amaba, ella se va a casar conmigo como dé lugar, a mí nadie me va a dejar plantado, León Collins jamás pasara esa vergüenza, así que cualquier personita que le haya mandado ese ramo tan horroroso no se merece ni la amistad de mi futura esposa, ni mis respetos, espere a Connie, y ella no llegaba, sé que ella tendrá una explicación sé que la tendrá.

***

–Eidan, te agradezco tanto que me hayas recibido aquí, lamentablemente tendré que regresar a mi casa.

–Pero Connie la lluvia se escucha muy fuerte ¿Estás segura de querer irte?

–Si, al parecer, León regresa mañana no sé en realidad a qué hora, pero regresa mañana.

– ¿Y cómo te sientes con eso?

– ¿Cómo?

– ¿Te alegra?

–La verdad no sé, en realidad León nunca ha tenido ni la más mínima atención conmigo, el piensa que con sus regalos arregla todo, o tal vez piensa que con ellos es como si yo me conformara, pero no es así Eidan, que yo sepa una relación siempre tiene que ser unida, la pareja debe ser amada una a la otra no estar separados, incluso a tan pocos días de su boda, ni siquiera hemos tenido nada que ver.

– iAy Connie! – Dijo Eidan con un gran suspiro.

Así es mi vida Eidan, siempre será así –Claro que contar como es mi vida y mi relación, la puedes comparar fácilmente con una bola de pelos en la garganta de un gato o una bolsa de basura en la cocina, es eso mientras yo me toco la cabeza por sentirme apenada de todo lo que opino de mi vida.

–No Connie así no es la vida, si ese señor te quisiera de verdad estaría día, tarde y noche junto a ti, o al menos eso haría yo, estar cada minuto contigo, no me perdería ni el más mínimo segundo con tal de estar a tu lado, así soy yo, soy una persona que te lo dice por experiencia propia, en el corazón no se manda Connie, a veces se equivoca mucho, porque cuando crees que tienes la persona adecuada el destino llega y te trae a la verdadera, el destino hace muchos milagros, sabes que las casualidades no existen así son las cosas, las tomas o las dejas –Es como platicar con el pequeño duende acerca de cómo tiene que ver a los niños a los que les tiene que fabricar regalos, es como imaginar que el pequeño duende se rinde porque no puede fabricar ni siquiera un oso de peluche, así es la vida, difícil, pero con buenas alternativas.

–Me encantaría pensar como tú, pero en realidad, yo no sé qué estoy haciendo, mi vida está hecha tanto un caos, que ya no puedo, ya no puedo Eidan, unos días sueño con mi Boda mientras que otros días me estoy lamentando, hoy se cumplen 15 días, 15 días, la mitad Eidan.

– ¿La mitad de que realmente?

–La mitad de los días que me quedan estando a tu lado, la mitad de mi felicidad, yo en realidad no estoy tan entusiasmada, no realmente, como te dije mi vida es un caos, y a veces tomo el cuchillo comienzo a llorar, pero siempre recuerdo algo.

– ¿Qué cosa? –exclamo–

–Que estas para mí, que siempre estarás para mí.

Tome de las manos a Connie, los truenos y la lluvia hacían de este día aún más melancólico, la senté frente a la ventana, para que ella observara la lluvia, después paro de llover y le dije –No siempre Connie, no siempre. Yo soy como la lluvia no me refiero a lo triste y eso, me refiero a la forma en que la lluvia está con nosotros, a veces esta y luego se va, tarda unos cuantos meses en regresar, pero hace lo mismo, así soy yo Connie.

–Pero aún no te has ido, y no quiero que te vayas, te necesito junto a mí.

–Y aún no me iré, la lluvia sigue en ti, hasta que esta no pare no me iré, siempre estaré junto a ti.

– ¿Lo prometes?

Con el dedo meñique hasta con los ojos cerrados en cierto modo –Mientras la lluvia siga Connie.

La lluvia comenzó de nuevo, sin darnos cuenta nos quedamos dormidos juntos, juntos en un pequeño sofá que daba la vista hacia la ventana. Me levante, tome una cobija y la trate de tapar, para no equivocarme la tape con cuidado, sin tapar su rostro, su rostro, lo volví a tocar después de ponerle la cobija, la comencé a acariciar, le di un beso en la frente, mientras que ella dormía, yo me imaginaba un mundo a su lado, le susurre al oído.

–Mientras la lluvia siga Connie, yo siempre estaré a tu lado, siempre.

Sin darme cuenta tenía a la mujer de mis locuras en mi casa, hoy tenía la presencia de una mujer, de una mujer dulce y comprensiva, pero que se esconde bajo la tristeza y el caos.

***

León Collins

Ya eran las 2:00 am, la lluvia seguía y ella no regresaba. La lluvia era horrible y mientras yo estaba sentado frente a la ventana observando el triste clima que había, pero sin darme cuenta, también estaba mirando mi triste presencia, mi triste soledad, una soledad de la cual nadie me ha sacado, Connie es mi felicidad, y ella no estaba ahí, ella no había llegado. Connie nunca llegara, nunca, mientras observaba mi reflejo me daba cuenta de lo egocéntrico que he sido, de lo que trato de ocultar y ahí estaba yo, el hombre más "feliz" del mundo porque está a 15 días de casarse con una mujer increíble o está a 15 días de perderla, ahí estaba yo, un hombre triste con desconfianza en sí mismo y absolutamente solo, solo como todas las noches.

La vida con otros ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora