Capítulo 21

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Día 14

Son alrededor de las 8:30 de la mañana de un viernes, estaba entre dormida tratando de despertar, el día de ayer fue muy extraño, tuve un pequeño interrogatorio al que no pude responder nada. Estaba medio despierta tomé un café, un pan y mi laptop. La abrí, entre a Facebook para conversar con mi familia, amigos, etc. Hace ya mucho tiempo que no me conecto, tal vez sea porque ya no le tomo tanta importancia a estas cosas; era un momento tan tranquilo hasta que apareció un mensaje.

León Collins: Hola bebé ¿Cómo amaneciste? Es un milagro tenerte conectada.

Connie Balvanera: Hola cariño, muy bien, y ¿a ti?

León Collins: Perfecto bebé adivina que, llamo la organizadora de bodas, me dijo que no has contestado ninguna llamada de ella, te ha mandado millones de mensajes y tu ni tus luces, ¿Qué es lo que te pasa? Al principio estabas feliz por nuestra boda, bebé ¿ya no estás segura?

Connie Balvanera: No es eso cariño, lo que pasa es que he andado muy ocupada con lo del vestido, invitados, y esas cosas, no te preocupes por mi corazón la boda ya está en puerta y nada ni nadie nos impedirá realizar ese sueño.

León Collins: Bueno corazón, como no le respondías yo tuve que hacerlo y me dijo que ya tiene todo listo, solo es cuestión de que vayamos juntos a la degustación, ya casi es el día de la boda, así que llegaría el Domingo.

Connie Balvanera: Me agrada saberlo cariño así estaremos juntos en todo lo que resta de aquí al día de la boda, solo espero que esta vez no te tengas que ir por negocios y me dejes plantada como lo has hecho otras veces.

León Collins: Nada de eso, he dejado en claro que es el día de mi boda, y que tengo que estar contigo hasta ese día tan maravilloso, espero ya con ansias el domingo y poder besarte, te extraño como no te imaginas corazón.

Connie Balvanera: Yo lo espero más León.

León Collins: Te amo.

Connie Balvanera: y yo a ti.

Y yo a él.......

Mi boda es en 16 días, 16 días que estaré disfrutando a lado de Eidan, mi felicidad.

Tomé un baño, me puse algo cómodo, y me dirigí hacia la casa de Eidan. Me dirigí a él con el único motivo de decirle que me tiene intrigada, no he podido responderle esa pregunta de ayer, no le he dado una respuesta, y no espero darle una equivocada, espero que él me ayude a encontrar la respuesta adecuada para poder decirle ¿Por qué me caso con León?

Tome mi bolsa y unas fotos.

Subí a mi coche y conducía a casa de Eidan. Al llegar toque varias veces su puerta y nadie me abría, tome la perilla y abrí. La puerta no tenía seguro, así que entré, recorrí toda la casa, sin encontrar ningún rastro de él, después un tiempo miré una escalera, una escalera que se dirigía hacia la azotea. Subí, y ahí estaba el, sentado, contemplando el día, aunque él no pudiera ver, yo sabía que lo estaba contemplando, porque, aunque no te tenga ese sentido del cuerpo, el sentido de ver sé que imagina, cuando llegue allí arriba trate de no hacer ningún ruido, pero eso no se logró soy tan torpe que me caí, él no se movió ni nada, solo dijo.

– ¿Qué miras?

–Una palma y arboles -respondí después de levantarme del suelo

– ¡NO! ¿Qué miras?

–Lo que te he dicho. – insisto tercamente–

–Ven, acércate.

Caminé, me senté junto a él y me volvió a decir.

– ¿Qué miras?

–Nada interesante. – Comento–

–No estoy de acuerdo.

– ¿Y tú qué vas a saber?

– ¿Recuerdas mi Don?

– ¿Cuál Don?

–Imaginar. – en tono yo–

– ¿Qué miras Eidan?

–Una hermosa vista, un día con un hermoso sol, porque sé que hay sol. Puedo sentir como me quema, un viento que te acaricia el rostro, y puedes escuchar ese sonido que hacen los arboles cuando el viento les pega, ese sonido relajante, yo miro un atardecer precioso. Ahora dime ¿Qué miras?

–Un hermoso atardecer.

– ¿No tienes algo más que decir?

–No

– ¿Por qué te casas Connie? -digo sin pensarlo dos veces

–Es que ya no puedo con esa pregunta estúpida Eidan, deja de interrogarme, sabes que me confundes cuando me haces esa pregunta, deja de meterte en mi vida, yo lo amo, y por eso me caso. Si supiera tenerte una respuesta sensata te la diría, traje unas fotos con la esperanza de darte una respuesta, pero veo que no podre ni siquiera darte una sola.

Tire las fotos desde la azotea dejando que se las llevara el viento.

– ¿Te sientes mejor?

–No, bueno, en realidad no sé lo que siento. –Me cruzo de brazos –

–Yo sí. – Levanto su mirada–

– ¿Qué es?

–Alivio, porque sé que esas fotos que has aventado son fotos tuyas y de tu prometido.

–Y ¿Cómo lo sabes? – Sorprendido–

–Porque he escuchado el sonido del viento llevándoselas, y porque si fueran importantes para ti no las habrías aventado, solo las hubieras guardado y te hubieras marchado.

–A veces eres tan arrogante. – Protesto mientras me imagina como una pequeña niña berrinchuda–

–No es ser arrogante, es ser intuitivo.

–Si no me calleras tan bien...

–No digas nada... Vamos solo relájate.

Ese día no existió nada, ni más preguntas, ni nada solo un hermoso atardecer, solo eso; un atardecer que si lo mirabas más a fondo podrías imaginar 1 millón de cosas, muchas cosas que te vendrían bien, yo por el momento estaba sentada al lado del hombre más noble del mundo, no cambiaría por nada del mundo ese momento, ¿Qué es lo que miro? Lo que veo es una segunda oportunidad que me brinda la vida, hoy puedo disfrutar de este atardecer con la persona más importante hasta el momento. Relajarme sin pensar en otra persona solo soy yo, solo soy yo.

E: ¿Qué es lo que miro yo?

Yo no veo nada, solo imagino, pero sabes que es lo que imagino, lo que imagino es solo un día más, solo un día más con una persona que no conocía realmente lo que es esto, lo que es un día normal, un día relajante, con un viento agradable, y una hermosa sensación de tranquilidad, de paz en uno mismo, solo es otro día más, solo es eso.

–Digo mientras todo ese paraíso se dirige a la mente de Connie–

Imaginar no te cuesta nada, pero recuerda que solo es otro día más, solo es otro día

La vida con otros ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora