Día 18
Ayer después de ir con el veterinario y recibir esa noticia tan triste, regrese a mi departamento, tome un baño, y mientras eso hacia comenzaba a llorar, a llorar porque no sabía qué hacer, no sabía cómo darle la noticia a Eidan, así que solo decidí esperar a que las cosas se dieran, hasta que la vida me diera el momento exacto en el que le tendría que decir lo que había ocurrido y como ocurrieron las cosas, estaba triste, estaba dolida, era uno de los peores días de mi vida.
Poco después de tomarme un baño y dormir.
Desperté, ya era otro día, ya había llegado el momento de ir a aquel hospital y decirle a Eidan que Happy había fallecido, no sabía cómo hacerlo, me subí al coche y me dirigí hacia el hospital, todo el camino iba muy nerviosa pensando en la reacción que el haría al saber que era lo que había pasado con su perrita, al saber que la mitad de su corazón ya no estaba para él, ya no lo iba a despertar con un salto , ya no tendría que alimentarla, ya no tendría que sacarla a pasear, ahora tenía que despedirse de ella, tenía que enterrarla bajo tierra, tenía que decirle adiós y sobre todo tenía que aprender a estar solo.
Llegue al hospital, baje de mi coche, y cuando estaba en la puerta comencé a llorar nuevamente, comencé a sentirme muy mal, ¿Qué había pasado? Me preguntaba, ¿Qué era lo que le había pasado? Esa pregunta abundaba por mi cabeza, una y otra vez, cuando por fin pude contener valor. Entre al hospital, pregunte a la enfermera por él.
–Buenas tardes, para saber sobre el paciente Eidan Collins.
–Buen día, si el paciente está estable y recuperándose.
– ¿Podría pasar a verlo?
–Claro, habitación 307.
–Gracias
Camine por el pasillo, con la mente en otro lado, iba seria, con la cabeza hacia abajo, hasta que llegue, podía ver desde la ventana a Eidan, con la cabeza vendada, ver como la persona que ya me importaba más de lo que debería, estaba acostado en esa camilla. Me destrozaba el corazón, saber que por fuera ya estaba herido, y al darle la noticia, lo iba a herir completamente, no tuve valor para decírselo ahora, no hoy, no hare esto, no lo merece, no aún.
El doctor me había dicho que Eidan estaba recuperándose muy rápido, que la férula la traería solo unos cuantos días, solo de torció un poco la muñeca no dejo ningún hueso roto solo era cuestión de que el dolor pasara, la venda en la cabeza era porque en el momento que fue atropellado le hizo una herida en la ceja, tuvieron que coserle para evitar que sangrara más, pero fuera de eso él ya no estaba en peligro.
Me alegraba por él.
Pero.
Me ponía a pensar fuera de aquella habitación, si estaba lista para entrar, para verlo y poder contenerme aquella noticia tan triste.
¿Qué hubiera pasado si Eidan fuera el que estuviera en el lugar de Happy?
¿Por qué un perro pudo tener más valor de salvar a alguien que un hombre?
¿Por qué Happy?
Porque Happy lo amaba.
Me quedé parada con la mano en la perilla de aquella habitación en el hospital, después me senté frente a la puerta, tomando el valor para entrar, pero no podía.
Después de unas 2 horas sentada, me pare, y decidí entrar, Eidan para entonces ya había despertado.
–Hola ¿Quién eres?
–Connie, Eidan.
No era mi momento, yo no la quería escuchar –No quiero que estés aquí por favor vete. – en el fondo de mi corazón me dolía decirlo lo juro–
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La vida con otros ojos.
Teen FictionEidan Collins es un chico diferente que mira el mundo diferente, prácticamente su vida es basada en su imaginación. Reside en Guadalajara y vive con su perrita Happy. Es el tipo de chico que brinda su mundo a otras personas para poder sobrevivir, y...