Capítulo 32

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Día 23

Eidan

El hecho de haber confesado toda la verdad no quiere decir que mis sentimientos también se tendrían que haber ido, los sentimientos siguen ahí, como parásitos en el cuerpo, siguen ahí porque no se van a ir, porque solamente con una pastilla de olvido, o con un momento lejos de ti se podrían ir, pero lo malo es que no me quiero ir, y tampoco quiero deshacerme de mis sentimientos.

No soy el tipo de persona que viene a uno de estos lugares, tal vez antes lo hacía, y ese antes, fue cuando termine con mi última novia, la cual sigue dejando un sentimiento escondido dentro de mí, lo malo es que ya no es lo mismo, es diferente, el único sentimiento del que hablo se llama rencor, porque estaba enojado, pero ahora, quien diría que la vida me iba a obligar a hacer lo mismo, a mentir sobre las cosas a las que le llaman del corazón.

El tipo que está al lado de mi no deja de mencionar sus problemas, esta ebrio y comienza a hablar solo, comienza a decir cosas tontas. Si, tal vez es ese tipo de persona que lo dejan botado y simplemente le hacen una mala jugada en el amor y se viene a refugiar los lugares como estos, un bar te anestesia los sentimientos, pero los problemas siguen ahí, los problemas no te los resuelve, solo te entorpeces en el alcohol, y eso lo que yo hago ahora mismo, caer una vez más en las ramas del alcohol.

– ¿Eidan?

Vaya personas como esas ni para que estar en este bar, pero recuerdo, las cosas pasan por una cosa, si, solamente son fantasías estúpidas en las que cree la gente, si yo también creí, soy un estúpido loco, enamorado que se viene a enredar en las copas y ¡Taran!, aparece la bruja malvada disfrazada de princesa a consolarme.

–Tanto tiempo, vaya desde que me viste la cara -digo sarcasticamente

– ¿El rencor sigue ahí?

–Claro que sigue ahí, no es tan fácil olvidarte de las cosas que te hacen daño por mucho tiempo.

¿Me sirve otra por favor?

– ¿Sería tonto pedirte perdón ahora?

–Da igual. – Tome de mi copa–

Quiero pensar que no es buena idea, que ella me ayude en estos momentos, es como si otra vez volviera caer en las redes de la "linda Angélica". Pero es una buena mujer.

Perdóname, por favor. –Tome su mano. –

–Y es como si otra vez volviera a sentir algo por aquella mujer que me había roto el corazón.

–Recuerdas que nos conocimos aquí.

–Sí, puedo recordar que éramos dos personas solitarias en este bar tan grande, y que simplemente el destino nos unió con un simple karaoke, al que nuestros estúpidos amigos nos obligaron a cantar. – comencé a reírme–

El tipo de alado suena aún más terrible que como comenzó, podía escuchar cuantas veces se arrepentía de lo ocurrido, no sé qué habría pasado.

– ¿Me puede dar otra por favor?

–Tanto alcohol es malo Eidan, más en tu situación.

–No me interesa– Tomo mi copa y tomo el vino de un solo trago.

Un whisky por favor.

–Uno a mí también, por favor.

– ¿Desde cuándo tomas?

–Solo en ocasiones en las que me necesito desahogar con las gotas de alcohol, solo en momentos en los que necesito liberarme de toda vergüenza y recordar que tengo una reputación que cuidar.

La vida con otros ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora