Fénix

51 14 2
                                        

Yo llegaba con el cuerpo inundado de lágrimas cobardes que no se atrevían a salir, dando la vuelta a la esquina de las escaleras donde juntos aprendiamos lecciones, mientras tu me esperabas al final del pasillo con una sonrisa casi tan perfecta como yo aparentaba tener la armadura. Te miraba, de lejos, mientras que llegando a ti planeaba como fingir que  mi estado era más radiante que el mismo sol. Me miraste, como si pudieses leer mis pensamientos a través de mis ojos, y yo, rendida caía entre tus brazos haciéndome cenizas, confiandote lo más preciado que tenía, mi confianza. Ya no podía más, y tu me abrazaste sin dejar de mirarme, juntando tu pecho con el mío, y recitando las palabras mágicas como para intentar resucitarme dijiste "a mi siempre me vas a tener", me apretaste fuerte contra ti y yo, volviendo a abrir los ojos te besé y te di las gracias por no haberme fallado nunca, y por intentar hacerme resurgir siempre de mis cenizas.
Lástima que ya nunca vuelva a ser fénix.

03:30

Pasadas las 00:00Donde viven las historias. Descúbrelo ahora