Pasadas las 00:00

Déjame

Ven. Siéntate aquí. Déjate reposar al lado de esta armadura por dentro vacía aunque a simple vista simule tener más vida que nadie. Ven. Déjate ser a mi lado. Déjate brotar entre tanta mugre y escombros. Date la oportunidad de ser jardín entre tanta mala hierba. Mírate en mí. Intenta verte en el reflejo que dejo que veas. Analízate. Descubre cuáles son tus puntos débiles y haz de ellos tu punto más fuerte. Descúbrete. Indaga en mis ojos y mírate dentro. Averigua que tan fuerte eres dejando primero que brote toda la sangre de las heridas que la vida te hizo. Ven. Te presto trozos de mi piel por si en algún momento no tienes con qué cubrir tus furacos. Por si en algún momento no tienes donde esconderte cuando el miedo a lo desconocido invada tu cuerpo. Ven. Te dejo un cachito de vida para que poses tus penas. Te dejo convertir la jaula que habitas en el mejor palacio que ningún rey haya pisado jamás. Y si quieres, te brindo los sueños con que poder forjar las paredes de tu templo. Ven. Déjame acariciarte los miedos. Déjame que bese uno a uno todos tus "ya no puedo más". Siéntate conmigo y miremos el paisaje que nos dibuja la ilusión. Siente la calma que te ofrece el oleaje. Llénate de la paz que te brinda el saberte capitán de tu vida. Y si me dejas, acompañarte en cada ruta que quieras dibujar surcando cielos. Ven. Respira hondo. Cierra los ojos e imagínate por un momento que mis manos aprietan con fuerza tu espalda dejando a mis brazos rodear tu cuerpo. Ven. Déjame susurrarte al oído que no hace falta moverse de mí para encontrarse a uno mismo. Ven. Piérdete un ratito aquí dentro. Deslízate por mis pecas y forma con ellas alguna galaxia en la que perdernos después. Recorramos estrellas creando con ellas alguna de esas constelaciones que al pasar los años la gente al mirarlas sigue sabiéndose su nombre. Ven. Siéntate aquí. Háblame de ti. Cuéntame de donde vienen tantas heridas. Ábrete conmigo. Déjame ayudarte.

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