Presa

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Abriste la boca y me absorbiste,
como buen agujero negro que eras.
Recitaste dos palabras tan falsas y frías como tú mirada en una sola pregunta: "¿Me perdonas?" y de nuevo casi sin evitarlo volví a estar del otro lado, dentro de ti, en aquella jaula que construiste de cristal, donde cada grieta que tocaba era otra cicatriz nueva en mi piel.

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Pasadas las 00:00Donde viven las historias. Descúbrelo ahora