Querido amigo imaginario;
He visto como una constelación entera paseaba por las curvas de los pliegues en tus ojos causados por el enorme estallido de tu risa,
Provocando en mi una lluvia de meteoritos.
He sido testigo, del escalofrío que dejaba el simple hecho de imaginar mis dedos acariciando tus mejillas y deslizándolos despacio por tu barbilla, abriéndoles camino hasta tu cuello, con el fin de apartar mis manos de el y seguir recorriendo la travesía de tu cuerpo a besos.
Puedo afirmar que al tembleque causado por tus manos al cogerme de la cintura antes de seguirme en este baile de locos, no puedo asignarle un nombre específico.
Las caricias de las yemas de tus dedos recorriendo el estrecho de mi pecho izquierdo hasta llegar a la falda de mi cintura con compás pausado y delicado, y tu miedo a hacerme daño.
Nos miramos, y muertos de vergüenza volvimos al típico abrazo entre nuestros labios provocando cientos de chispas capaces de alumbrar una habitación a oscuras.
Nos tumbamos, esperando a que nuestras miradas no dejasen de encontrarse nunca durante el suceso tan estimulante que los dos acabábamos de cometer.
Justo ahí me enamoré.
Y fue entonces,
cuando me desabrochaste el primer botón de la camisa.0:27
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Pasadas las 00:00
PoesíaParanoias mentales a destiempo. A veces es necesario sacar algo bueno de un corazón dañado, así como escribir su historia recordándola de la forma más bonita que se merece un sentimiento. Parandose a pensar si realmente todo valió la pena, si tu pec...