He visto sonrisas que ocultaban más que cualquier disfraz o máscara. He visto armaduras hechas trizas de tantas caídas, golpes, decepciones, mentiras y puñaladas que tuvieron que aguantar y sentir dentro hasta necesitar filtrar entre los furacos de su piel todas las tristezas que escondían. He visto muchos cuerpos desangrándose pidiendo a gritos un poco de caricias en el alma y calma en el corazón. He estado en los dos bandos de la batalla a muerte con las cargas que iba brindándome la vida. Me he encontrado muchas veces en la arena de un coliseo con las rodillas llenas de tierra, arrodillada y luchando por levantarme una vez más. Otras muchas estaba en la grada aplaudiendo y animando a otro ser cercano que se encontraba en la misma situación de desolación. Fueron tantos golpes que se me durmió el alma y dejaron de dolerme los cuchillazos de la vida. Empecé a observar el mundo hasta que me topé contigo y entendí el verdadero significado del universo. Vi muchas almas frías y cuerpos inertes y cuando me hablaste de tus cargas la otra noche, entendí que no volvería a subirme a aquella grada nunca más, que bajaría a luchar a tu lado y aguantarían lo que hiciese falta estas dos rodillas que una vez curaste. Imaginé tus ojos tristes, tu voz cortada y tu corazón latiendo a mil por hora, imaginé lo que te estaba costando hablarme de las culpas que llevabas a cuestas. Imaginé lo que te dolía recordar las duras palabras que aquel monstruo metió en tu cabeza haciéndote creer que eran verdad. Imaginé lo que desgarraba tu pecho recitar todas esas batallas y no pude evitar sentirme realmente especial por estar escuchando todo cuanto tenías dentro. Que vi muchos fantasmas jugando a ser personas y fingiendo sonreír a cada momento hasta llegar a una esquina y llorar todas las penas que lo ahogaban y cuando te vi a ti quise abrazarte tan fuerte como nunca nadie lo había hecho antes. Quizás sea muy duro el fantasma de la culpa, que llega, invade tu cabeza y alborota tus recuerdos sacando a relucir todos los defectos y descuidos que una vez tuviste. Quizás sea la peor de las cargas, porque llega cuando ya no hay vuelta atrás, se planta cuando ya no puedes hacer nada y disfraza todo a su gusto con tal de hacerte sentir inseguro, con tal de apagar cualquier luz que puedas estar creando. Debo decir que no hay mejor opción que cambiar la perspectiva, subirse a la torre más alta y mirar con ojos de niño el paisaje, querer lanzarse y volar. Quizás eso es lo que debamos hacer, dejar de castigarnos y exigirnos, pensar en lo orgullosos que estarían de nosotros aquellos que se fueron, dejar de creer en las flechas que lanzaron disfrazadas de palabras aquellas personas que solo querían herirnos, pues no hay más que veneno en la punta de estas que alimentan nuestra culpa. Quizás no sirva de mucho, pero he visto a muchas personas perderse en sí mismas, envolverse en el dolor y guardarse en la estantería de la pena, sin moverse, ahí, cogiendo polvo hasta que un día alguien las encuentra y cuando intenta soplar el polvo de encima se da cuenta de que es imposible, pues lo tiene en cada poro ya. He visto mucha oscuridad en los ojos de las personas... No quiero que a ti te pase igual, no quiero que te atormente nada más. Quizás no sirva de mucho, pero yo estoy realmente orgullosa de ver lo increíble que eres, como hijo, amigo, novio y persona y estoy convencida de que ella pensaría al verte lo mismo que pienso yo y no le cabría en el pecho el orgullo que sentiría al ver en lo que te has convertido.00:25
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Pasadas las 00:00
PuisiParanoias mentales a destiempo. A veces es necesario sacar algo bueno de un corazón dañado, así como escribir su historia recordándola de la forma más bonita que se merece un sentimiento. Parandose a pensar si realmente todo valió la pena, si tu pec...