Siempre

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Se sentaba en su cama con la mirada fija en la puerta, se pegaba en la pared y recogía sus rodillas contra su pecho mientas apoyaba la cabeza en ellas. Lloraba, lloraba mares, pero ¡shht! Se tapaba la boca cuando subía la marea, no vaya a ser que alguien la escuche. No vaya a ser que se le escape un grito de dolor al mirarse la herida abierta. Y así, todas las noches porque durante el día, durante el día tocaba parecer la de siempre, solo que ahora con unos cuantos arañazos más que disimular. Pero no pasaba nada, ya estaba acostumbrada.

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Pasadas las 00:00Donde viven las historias. Descúbrelo ahora